esencia del hombre contemp<strong>la</strong>do como verdad máxima, pero Dios,o lo que es lo mismo <strong>la</strong> religión, es tan diferente como es diferente<strong>la</strong> manera en que el hombre, concibe su propia vida,considerándo<strong>la</strong> esencia suprema. Por eso, esa determinidad enque el hombre concibe a Dios, le es <strong>la</strong> verdad y por lo mismo <strong>la</strong>existencia suprema o más bien <strong>la</strong> existencia misma; pues sólo <strong>la</strong>existencia suprema le es <strong>la</strong> existencia propiamente dicha quemerece este nombre. Por eso Dios es un ser existente y real por <strong>la</strong>misma razón por <strong>la</strong> cual es este ser determinado; pues <strong>la</strong> cualidado determinidad de Dios no es otra cosa que <strong>la</strong> cualidad esencial delhombre mismo; pero so<strong>la</strong>mente el hombre determinado es lo quees; él tiene su existencia y su realidad efectiva en su determinidad.Al griego no se le pueden quitar sus cualidades griegas sin quitarlesu existencia. Por cierto, para una religión determinada, <strong>la</strong> certezade <strong>la</strong> existencia de Dios es por lo tanto inmediata; pues así comoes tan necesario, tan incondicional como que el griego sea griego,tan necesario era que sus dioses fuesen seres griegos y tannecesariamente eran seres realmente existentes. La religión esidéntica con <strong>la</strong> intuición de <strong>la</strong> esencia del mundo y del hombre queéste se forja a raíz de su esencia.Pero el hombre no está por encima de su intuición esencial,sino que el<strong>la</strong> está por encima de él, el<strong>la</strong> lo anima, lo determina, lodomina. La necesidad de una prueba, de una medición de <strong>la</strong>esencia o cualidad con <strong>la</strong> existencia, <strong>la</strong> posibilidad de una duda, noexiste por lo tanto. Sólo lo que separo de mi esencia es algodudable. ¿Cómo podría, por lo tanto, dudar de Dios, que es mipropia esencia? Dudar de mi Dios significa dudar de mí mismo.Sólo cuando se piensa que Dios sea algo abstracto, que suspredicados sean el producto de una abstracción filosófica, <strong>la</strong>destrucción, o sea <strong>la</strong> separación entre el sujeto y el predicado,entre <strong>la</strong> existencia y <strong>la</strong> esencia se origina <strong>la</strong> apariencia de que <strong>la</strong>existencia o el sujeto sea algo diferente del predicado, algoinmediato, algo de que no se puede dudar, en oposición alpredicado del cual se puede dudar. Pero sólo es una apariencia.Un Dios que tiene predicados abstractos, tiene también unaexistencia abstracta. La existencia y el ser son tan diferentes comoes distinta <strong>la</strong> cualidad.La identidad del sujeto y el predicado se ve más c<strong>la</strong>ra aún porel proceso de evolución de <strong>la</strong> religión, que es idéntico con elproceso de evolución de <strong>la</strong> cultura humana. Mientras que alhombre se le atribuya el predicado de un hombre simplemente12natural, también su Dios es simplemente un Dios natural. Donde elhombre se encierra en casas, encierra también a su Dios entemplos. El templo es sólo una representación del valor que elhombre da a edificios hermosos. Los templos en honor de <strong>la</strong>religión, son en verdad templos en honor a <strong>la</strong> arquitectura. Con <strong>la</strong>elevación del hombre del estado de brutalidad y salvajismo a <strong>la</strong>cultura, con <strong>la</strong> distinción entre lo que es decoro para el hombre y loque no lo es, se forma al mismo tiempo <strong>la</strong> diferencia entre lo que esdecoroso para Dios y. lo que no lo es. Dios es el concepto de <strong>la</strong>majestad más alta, el sentimiento religioso, el sentimiento mássublime de <strong>la</strong> decencia. Los artistas más divinos y más ilustradosde Grecia realizaban en <strong>la</strong>s estatuas de los dioses los conceptosde <strong>la</strong> dignidad, de <strong>la</strong> magnanimidad, de <strong>la</strong> tranquilidad noperturbada y de <strong>la</strong> serenidad. Pero ¿por qué razón estaspropiedades les eran atributos y predicados de Dios? ¿Por quéellos les parecían dioses para ellos mismos? ¿Y por qué razónexcluían todos los efectos bajos y repugnantes? ¿por qué sehabían dado cuenta de que eran algo indecoroso, indigno,inhumano, y en consecuencia algo no divino? Los dioses deHornero comían y bebían: quiere decir, comer y beber es un p<strong>la</strong>cerdivino. La fuerza corporal es otra propiedad de los dioses deHomero: Zeus es el dios más fuerte. ¿Por qué? Porque <strong>la</strong> fuerzacorporal ya de por sí se consideraba como algo magnífico, algodivino. La virtud del guerrero era para los antiguos germanos <strong>la</strong>virtud suprema; por eso también su dios supremo era el dios de <strong>la</strong>guerra: Odin; <strong>la</strong> guerra, "<strong>la</strong> ley de <strong>la</strong>s leyes o sea <strong>la</strong> ley másantigua". La primera esencia verdadera y divina no es <strong>la</strong> propiedadde una deidad, sino <strong>la</strong> divinidad o <strong>la</strong> deidad de <strong>la</strong> propiedad. Por lotanto, lo que para <strong>la</strong> teología y <strong>la</strong> filosofía era hasta ahora Dios, elser absoluto, el ser esencial, esto no es Dios; pero aquello quepara el<strong>la</strong>s no era Dios, justamente aquello es Dios, es decir <strong>la</strong>propiedad, <strong>la</strong> cualidad, <strong>la</strong> determinidad, <strong>la</strong> realidad efectiva engeneral. Un verdadero ateísta, o sea un ateísta en el sentidoordinario, es por lo tanto so<strong>la</strong>mente aquel para el cual lospredicados de <strong>la</strong> esencia divina, como por ejemplo el amor, <strong>la</strong>sabiduría y <strong>la</strong> justicia, son una nada; pero no aquel para quienso<strong>la</strong>mente el sujeto de estos predicados sea una nada y enninguna forma <strong>la</strong> negación del sujeto significa necesariamentetambién <strong>la</strong> negación de los predicados en sí. Los predicados tienenun significado propio y autónomo; ellos imponen al hombre sureconocimiento por medio de su contenido; ellos demuestran serverdaderos inmediatamente por sí mismos: ellos se confirman, seatestiguan a sí mismos, por eso <strong>la</strong> bondad, <strong>la</strong> justicia y <strong>la</strong> sabiduría,
no son quimeras, porque <strong>la</strong> existencia de Dios sea una quimera; nison verdades, porque dicha existencia sea una verdad. El conceptode Dios depende del concepto de <strong>la</strong> justicia, de <strong>la</strong> bondad, de <strong>la</strong>sabiduría: un Dios que no es bondadoso, ni justiciero, ni sabio noes Dios, pero no viceversa. Una cualidad no es divina porque Dios<strong>la</strong> piense, sino que si Dios <strong>la</strong> tiene, ya es de por sí divina, porqueDios, sin el<strong>la</strong>, sería un ser deficiente.La justicia, <strong>la</strong> sabiduría, y en general cualquier determinaciónque constituye <strong>la</strong> divinidad de Dios, es determinada y conocida porsí misma; pero Dios lo es por <strong>la</strong> determinación, o sea <strong>la</strong> cualidad;sólo en el caso de que yo considere que Dios y <strong>la</strong> justicia son unamisma cosa, que Dios sea <strong>la</strong> realidad inmediata de <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong>justicia o de cualquier otra cualidad, determino yo a Dios por símismo. Pero si Dios como sujeto es lo determinado mientras que <strong>la</strong>cualidad y el predicado son lo determinante, el rango del primerser, el rango de <strong>la</strong> divinidad, pertenece, en realidad, no al sujetosino al predicado.Sólo cuando varias propiedades, y esto contradictorias entresí, son reunidas para formar un ser, y cuando este ser se concibecomo un ser personal, de modo que <strong>la</strong> personalidad esespecialmente recalcada, recién entonces olvidase el origen de <strong>la</strong>religión, y se olvida que lo que en <strong>la</strong> representación de <strong>la</strong> reflexiónes un predicado separable o diferente del sujeto, en principio era elsujeto verdadero. De este modo, los romanos y los griegosdivinizaban <strong>la</strong>s cosas accidentales como si fueran sustancias yvirtudes, estados de ánimo y afectos como seres independientes.El hombre, especialmente cuando es religioso, es en sí <strong>la</strong> medidade todas <strong>la</strong>s cosas y de todo lo que es real efectiva. Todo cuantohace impresión sobre el hombre, y todo lo que produce un efectoespecial sobre su ánimo -aunque tan sólo sea un ruido o un sonidoextraño e inexplicable- lo independiza él como si fuera un serespecial y hasta divino. La religión comprende todos los objetos delmundo; todo lo que existe era objeto de <strong>la</strong> veneración religiosa: en<strong>la</strong> esencia y <strong>la</strong> conciencia de <strong>la</strong> religión no hay otra cosa sino loque en general se encuentra en <strong>la</strong> esencia y <strong>la</strong> conciencia quetiene el hombre de sí mismo y del mundo. La religión no tieneningún contenido propio especial. Hasta los efectos del miedo y delterror tienen en Roma sus templos. También los cristianosconvirtieron los fenómenos del sentimiento en seres, sussensaciones en cualidades de <strong>la</strong>s cosas, los efectos que losdominaban en poderes que según ellos regían el mundo, en una13pa<strong>la</strong>bra ellos transformaban <strong>la</strong>s cualidades de su propio ser, ya seaconocidas, ya sea desconocidas, en seres independientes. Eldiablo, los duendes, <strong>la</strong>s brujas, los espectros y los ángeles eranverdades sagradas mientras el sentimiento religioso no fueraquebrado, dominando a <strong>la</strong> humanidad en forma absoluta.Para quitarse de <strong>la</strong> mente <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> identidad de lospredicados divinos y humanos y con el<strong>la</strong> <strong>la</strong> identidad del ser divinoy humano, uno se imagina que Dios, en su calidad de un serinfinito, tenga una infinita cantidad de diferentes predicados de loscuales aquí sólo conoceremos algunos los análogos o semejantes,mientras que los demás, según los cuales DIOS también es un sercompletamente diferente del ser humano o ser análogo al hombre,lo conoceremos recién en el futuro, es decir, en el más allá. Perouna cantidad infinita de predicados, que realmente son diferentes,tan diferentes que no se puede conocer inmediatamente el uno conser dado el otro, sólo se realiza y es posible en una cantidad infinitade seres o de individuos diferentes. Así es también el ser humano,una riqueza infinita de diferentes predicados, pero precisamentepor eso una riqueza infinita de diferentes individuos. Cada hombrenuevo es, por decir así, un nuevo predicado, un nuevo talento de <strong>la</strong>humanidad. Cuantos hombres existan, tantas fuerzas, tantascualidades tendrá <strong>la</strong> humanidad. La misma fuerza que hay entodos, existe por cierto en cada uno, pero en forma tandeterminada y tan característica, que aparece como una fuerzapropia y nueva. El secreto de <strong>la</strong> infinita cantidad dedeterminaciones divinas, no es, por lo tanto, otra cosa que elsecreto del ser humano en su calidad de un ser infinitamentevariado, infinitamente determinado y por eso mismo sensible. Sóloen <strong>la</strong> sensibilidad, sólo en espacio y tiempo tiene lugar un serinfinito, realmente infinito y lleno de determinaciones. Donde haypredicados verdaderamente diferentes hay tiempos diferentes. Estehombre es un excelente músico, un insigne escritor, un destacadomédico: pero no puede hacer música, escribir y curar al mismotiempo. Ni <strong>la</strong> dialéctica de Hegel, o sea el tiempo, como medio dereunir antítesis y oposiciones en un mismo ser. Pero ligado alconcepto de Dios, diferente y separado de <strong>la</strong> esencia del hombre,es <strong>la</strong> infinita variedad de diferentes predicados, por ser unarepresentación sin realidad -una pura fantasía- <strong>la</strong> representaciónde <strong>la</strong> sensibilidad: pero sin <strong>la</strong>s condiciones esenciales, sin <strong>la</strong>verdad de <strong>la</strong> sensibilidad, una representación que está encontradicción directa con el Ser Divino por ser ésta una esenciaespiritual, abstracta y única; pues los predicados de Dios son
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