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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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no son quimeras, porque <strong>la</strong> existencia de Dios sea una quimera; nison verdades, porque dicha existencia sea una verdad. El conceptode Dios depende del concepto de <strong>la</strong> justicia, de <strong>la</strong> bondad, de <strong>la</strong>sabiduría: un Dios que no es bondadoso, ni justiciero, ni sabio noes Dios, pero no viceversa. Una cualidad no es divina porque Dios<strong>la</strong> piense, sino que si Dios <strong>la</strong> tiene, ya es de por sí divina, porqueDios, sin el<strong>la</strong>, sería un ser deficiente.La justicia, <strong>la</strong> sabiduría, y en general cualquier determinaciónque constituye <strong>la</strong> divinidad de Dios, es determinada y conocida porsí misma; pero Dios lo es por <strong>la</strong> determinación, o sea <strong>la</strong> cualidad;sólo en el caso de que yo considere que Dios y <strong>la</strong> justicia son unamisma cosa, que Dios sea <strong>la</strong> realidad inmediata de <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong>justicia o de cualquier otra cualidad, determino yo a Dios por símismo. Pero si Dios como sujeto es lo determinado mientras que <strong>la</strong>cualidad y el predicado son lo determinante, el rango del primerser, el rango de <strong>la</strong> divinidad, pertenece, en realidad, no al sujetosino al predicado.Sólo cuando varias propiedades, y esto contradictorias entresí, son reunidas para formar un ser, y cuando este ser se concibecomo un ser personal, de modo que <strong>la</strong> personalidad esespecialmente recalcada, recién entonces olvidase el origen de <strong>la</strong>religión, y se olvida que lo que en <strong>la</strong> representación de <strong>la</strong> reflexiónes un predicado separable o diferente del sujeto, en principio era elsujeto verdadero. De este modo, los romanos y los griegosdivinizaban <strong>la</strong>s cosas accidentales como si fueran sustancias yvirtudes, estados de ánimo y afectos como seres independientes.El hombre, especialmente cuando es religioso, es en sí <strong>la</strong> medidade todas <strong>la</strong>s cosas y de todo lo que es real efectiva. Todo cuantohace impresión sobre el hombre, y todo lo que produce un efectoespecial sobre su ánimo -aunque tan sólo sea un ruido o un sonidoextraño e inexplicable- lo independiza él como si fuera un serespecial y hasta divino. La religión comprende todos los objetos delmundo; todo lo que existe era objeto de <strong>la</strong> veneración religiosa: en<strong>la</strong> esencia y <strong>la</strong> conciencia de <strong>la</strong> religión no hay otra cosa sino loque en general se encuentra en <strong>la</strong> esencia y <strong>la</strong> conciencia quetiene el hombre de sí mismo y del mundo. La religión no tieneningún contenido propio especial. Hasta los efectos del miedo y delterror tienen en Roma sus templos. También los cristianosconvirtieron los fenómenos del sentimiento en seres, sussensaciones en cualidades de <strong>la</strong>s cosas, los efectos que losdominaban en poderes que según ellos regían el mundo, en una13pa<strong>la</strong>bra ellos transformaban <strong>la</strong>s cualidades de su propio ser, ya seaconocidas, ya sea desconocidas, en seres independientes. Eldiablo, los duendes, <strong>la</strong>s brujas, los espectros y los ángeles eranverdades sagradas mientras el sentimiento religioso no fueraquebrado, dominando a <strong>la</strong> humanidad en forma absoluta.Para quitarse de <strong>la</strong> mente <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> identidad de lospredicados divinos y humanos y con el<strong>la</strong> <strong>la</strong> identidad del ser divinoy humano, uno se imagina que Dios, en su calidad de un serinfinito, tenga una infinita cantidad de diferentes predicados de loscuales aquí sólo conoceremos algunos los análogos o semejantes,mientras que los demás, según los cuales DIOS también es un sercompletamente diferente del ser humano o ser análogo al hombre,lo conoceremos recién en el futuro, es decir, en el más allá. Perouna cantidad infinita de predicados, que realmente son diferentes,tan diferentes que no se puede conocer inmediatamente el uno conser dado el otro, sólo se realiza y es posible en una cantidad infinitade seres o de individuos diferentes. Así es también el ser humano,una riqueza infinita de diferentes predicados, pero precisamentepor eso una riqueza infinita de diferentes individuos. Cada hombrenuevo es, por decir así, un nuevo predicado, un nuevo talento de <strong>la</strong>humanidad. Cuantos hombres existan, tantas fuerzas, tantascualidades tendrá <strong>la</strong> humanidad. La misma fuerza que hay entodos, existe por cierto en cada uno, pero en forma tandeterminada y tan característica, que aparece como una fuerzapropia y nueva. El secreto de <strong>la</strong> infinita cantidad dedeterminaciones divinas, no es, por lo tanto, otra cosa que elsecreto del ser humano en su calidad de un ser infinitamentevariado, infinitamente determinado y por eso mismo sensible. Sóloen <strong>la</strong> sensibilidad, sólo en espacio y tiempo tiene lugar un serinfinito, realmente infinito y lleno de determinaciones. Donde haypredicados verdaderamente diferentes hay tiempos diferentes. Estehombre es un excelente músico, un insigne escritor, un destacadomédico: pero no puede hacer música, escribir y curar al mismotiempo. Ni <strong>la</strong> dialéctica de Hegel, o sea el tiempo, como medio dereunir antítesis y oposiciones en un mismo ser. Pero ligado alconcepto de Dios, diferente y separado de <strong>la</strong> esencia del hombre,es <strong>la</strong> infinita variedad de diferentes predicados, por ser unarepresentación sin realidad -una pura fantasía- <strong>la</strong> representaciónde <strong>la</strong> sensibilidad: pero sin <strong>la</strong>s condiciones esenciales, sin <strong>la</strong>verdad de <strong>la</strong> sensibilidad, una representación que está encontradicción directa con el Ser Divino por ser ésta una esenciaespiritual, abstracta y única; pues los predicados de Dios son

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