pa<strong>la</strong>bra determinada. Otra pa<strong>la</strong>bra, otra letra: otro sentido. Porsuerte, semejante fe es credulidad; pero esta credulidad esso<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> fe verdadera, no modificada, que no se avergüenzade su consecuencia. Si Dios cuenta los cabellos en <strong>la</strong> cabeza delhombre, si ningún gorrión cae del techo sin su voluntad ¿cómopodría permitir que su pa<strong>la</strong>bra, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de <strong>la</strong> cual depende toda<strong>la</strong> dicha del hombre, esté al arbitrio y a <strong>la</strong> incomprensión de loscopistas? ¿Por qué no podría él más bien dictar sus pensamientos,para preservados de cualquier deformación? Pero "si el hombrefuese sólo un órgano del Espíritu Santo, entonces hasta seanu<strong>la</strong>ría <strong>la</strong> libertad humana". ¡Qué objeción miserable! ¿Acaso vale<strong>la</strong> libertad humana más que <strong>la</strong> verdad divina? ¿O consiste <strong>la</strong>libertad humana sólo en <strong>la</strong> deformación de <strong>la</strong> verdad divina?Pero como con <strong>la</strong> fe en una reve<strong>la</strong>ción determinada ehistórica, en calidad de verdad absoluta, se une <strong>la</strong> credulidad, asíse une con el<strong>la</strong> también necesariamente el sofisma. La Bibliacontradice a <strong>la</strong> moral, contradice a <strong>la</strong> razón, y se contradice a símisma innumerables veces; pero el<strong>la</strong> es <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de Dios, <strong>la</strong>eterna verdad, y "a <strong>la</strong> verdad no se puede ni se debe contradecir".Entonces, ¿cómo sale el que cree en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de estacontradicción entre <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción como de una verdaddivina y armoniosa y <strong>la</strong> supuesta reve<strong>la</strong>ción verdadera? Sóloengañándose a sí mismo, empleando <strong>la</strong>s razones más fútiles y lossofismas peores y carente s de verdad. La sofística cristiana es unproducto de <strong>la</strong> fe cristiana, especialmente de <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> Biblia comofuente de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción divina.La verdad, <strong>la</strong> verdad absoluta, está dada objetivamente en <strong>la</strong>Biblia y subjetivamente en <strong>la</strong> fe; porque sólo puede confirmar enforma sumisa lo que dice Dios mismo aceptando todo sincontradicción alguna. Para <strong>la</strong> inteligencia, para <strong>la</strong> razón, sólo quedaaquí una tarea formal y subordinada; pues tiene un punto de vistaequivocado que contradice a su propia esencia. La inteligencia porsí misma debe ser aquí indiferente contra <strong>la</strong> verdad, indiferentecontra <strong>la</strong> diferencia entre lo que es verdad y lo que es falso; notiene ningún criterio en sí misma; sólo lo que está en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ciónes verdad, aunque contradiga directamente a <strong>la</strong> inteligencia; allíestá abandonada a <strong>la</strong> casualidad del empirismo peor: todo lo queencuentra en <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción divina, lo debe creer y lo debe defendermi inteligencia si es necesario; <strong>la</strong> inteligencia es el Canis Domini, elperro del Señor; el<strong>la</strong> debe aceptado todo indistintamente -distinguirsería dudar, sería un crimen- y lo debe aceptar como verdad;92luego, no le queda otra cosa sino el pensar indiferentemente, esdecir, sin desear <strong>la</strong> verdad, pensar en sofismas y con intrigas,pensar haciendo distinciones infundadas, pensar aceptandopretextos y recurrir a toda c<strong>la</strong>se de ardides. Pero cuanto más elhombre se aleja de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción, cuanto más <strong>la</strong> inteligenciamadura hacia <strong>la</strong> independencia, tanto más se ve <strong>la</strong> contradicciónentre <strong>la</strong> inteligencia y <strong>la</strong> fe reve<strong>la</strong>da. El creyente sólo puedeentonces afirmar el sentido y <strong>la</strong> divinidad de <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción sabiendoque está en contradicción consigo mismo, con <strong>la</strong> verdad y con <strong>la</strong>inteligencia, empleando <strong>la</strong> más impertinente arbitrariedad y falta deverdad, cometiendo así el verdadero pecado contra el EspírituSanto.CAPÍTULO XXIIILa contradicción en <strong>la</strong> esencia de Dios en generalEL PRINCIPIO SUPREMO, el punto central de <strong>la</strong> sofísticacristiana, es el concepto de Dios. Dios es el ser humano y, sinembargo, debe ser otro, un ser sobrehumano. Dios es el sergeneral puro, es <strong>la</strong> idea absoluta del ser, y sin embargo, debe serun ser personal e individual; o con otras pa<strong>la</strong>bras: Dios es persona,y sin embargo debe ser Dios un ser general, es decir, un serimpersonal. Dios existe; su existencia está segura, más segura que<strong>la</strong> nuestra; él tiene una existencia separada de nosotros y de <strong>la</strong>scosas, una existencia individual; y sin embargo esta existenciadebe ser pensada como una existencia espiritual, es decir, nocomo una existencia que puede percibirse o como ser especial. Enel "debe ser" se niega siempre lo que se afirma en el "es". Elconcepto fundamental es una contradicción que sólo está cubiertapor sofismas. Un Dios que no se preocupa de nosotros, noescucha nuestras plegarias, no nos ve, no nos ama, no es Dios;luego, lo humanitario se convierte en un predicado esencial deDios; pero al mismo tiempo se dice: un Dios que no existe en símismo, fuera del hombre, por encima del hombre, como un serdistinto, es un fantoche; luego, se convierte <strong>la</strong> no-humanidad y lootro que <strong>la</strong> humanidad en un predicado esencial de <strong>la</strong> divinidad. UnDios que no es como nosotros, que no tiene conciencia, niinteligencia, que no tiene una inteligencia personal y unaconciencia personal, como, por ejemplo, <strong>la</strong> sustancia de Spinoza,no es Dios. La unidad esencial con nosotros es <strong>la</strong> condiciónprincipal de <strong>la</strong> divinidad; el concepto de <strong>la</strong> divinidad se hace
depender del concepto de <strong>la</strong> personalidad, de <strong>la</strong> conciencia de algoque es lo más alto que pueda pensarse. Pero un Dios así, se dice,que no es esencialmente distinto de nosotros, no es ningún Dios.El carácter de <strong>la</strong> religión es <strong>la</strong> concepción inmediata,arbitraria, inconsciente del ser humano como de otro ser. Pero deeste ser, considerado como un ser objetivo, se hace un objeto de <strong>la</strong>reflexión, de <strong>la</strong> teología, convirtiéndose así en una fuenteinagotable de mentiras y engaños, contradicciones y sofismas.Un ardid especialmente característico y una ventaja de <strong>la</strong>sofística cristiana, es <strong>la</strong> aseveración de que <strong>la</strong> esencia divina esinescrutable e inconcebible. Pero el secreto de esta aseveraciónconsiste en que una propiedad conocida se convierte en unadesconocida; una cualidad natural, en una sobrenatural, es decirno natural, lográndose de este modo <strong>la</strong> apariencia y <strong>la</strong> ilusión deque el ser divino es otro que el ser humano y que por eso mismoes inconcebible. En el sentido original de <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong>inconcebibilidad sólo tiene el significado de una expresión afectiva.Así nosotros también en el afecto exc<strong>la</strong>mamos, al ver una apariciónsorprendente: es increíble, esto pasa con todos nuestrosconceptos, aunque más tarde, cuando hemos reflexionado,encontramos al objeto de nuestra veneración absolutamenteconcebible. La incomprensibilidad religiosa no es el punto muerto,que pone <strong>la</strong> reflexión cada vez que le falta <strong>la</strong> inteligencia, sino unaexc<strong>la</strong>mación patética de <strong>la</strong> impresión que hace <strong>la</strong> fantasía sobre e<strong>la</strong>lma. La fantasía es el órgano y <strong>la</strong> esencia originales de <strong>la</strong> religión.En el sentido original de <strong>la</strong> religión hay, entre Dios y el hombre, porun <strong>la</strong>do, sólo una diferencia de existencia, en cuanto Dios seenfrenta al hombre como un ser independiente; por otro <strong>la</strong>do sólohay una diferencia cuantitativa, es decir, una diferencia según <strong>la</strong>fantasía, porque <strong>la</strong> diferencia de <strong>la</strong> fantasía es so<strong>la</strong>mentecuantitativa. La infinitud de Dios en <strong>la</strong> religión es cuantitativa; Dioses y tiene todo lo que el hombre es y tiene; pero lo tiene en unamedida infinitamente aumentada. La esencia de Dios es <strong>la</strong> esenciaobjetivada de <strong>la</strong> fantasía. Dios es un ser sensible, pero separadode los límites de <strong>la</strong> sensibilidad: el ser sensible ilimitado. Pero,¿qué es <strong>la</strong> fantasía? Es <strong>la</strong> sensibilidad ilimitada. Dios es <strong>la</strong>existencia eterna, es decir, <strong>la</strong> existencia en todos los tiempos; Dioses <strong>la</strong> existencia omnipresente, es decir, <strong>la</strong> existencia en todos loslugares; Dios es el ser omnisapiente o sea el ser para el cual todas<strong>la</strong>s cosas, todo lo que es sensible sin diferencia alguna, sinlimitación de tiempo y de lugar, es un objeto.93La eternidad y <strong>la</strong> omnipresencia son propiedades sensibles:porque en el<strong>la</strong>s no se niega <strong>la</strong> existencia del tiempo y del espacio,sólo se limita <strong>la</strong> limitación exclusiva a un tiempo determinado y a unlugar determinado. Del mismo modo, <strong>la</strong> omnisciencia es unapropiedad sensible, es un saber sensible. La religión no tieneinconveniente en atribuir a Dios hasta los sentidos nobles; Dios vey oye todo. Pero <strong>la</strong> omnisciencia divina es un saber sensible delcual se ha quitado <strong>la</strong> propiedad, o sea el carácter determinante yesencial del saber efectivamente sensible. Mis sentidos mepresentan los objetos sensibles sólo al <strong>la</strong>do del otro o después delotro; pero Dios presenta todo lo que es sensible al mismo tiempo,todo lo que está en el espacio sin espacio, todo lo que es temporalsin tiempo, todo lo que es sensible de manera no sensible. En otraspa<strong>la</strong>bras: yo amplío mi horizonte sensible mediante <strong>la</strong> fantasía; yome represento, en una imaginación confusa de <strong>la</strong> totalidad,cualquier objeto, hasta los que por su lugar están ausentes, yatribuyo esta representación afectiva y benéfica, que me eleva porencima del punto de vista sensiblemente limitado, a una esenciadivina. Yo siento como una barrera que cierra mi saber, que estáligado so<strong>la</strong>mente a un punto de vista local y a una experienciasensible; lo que yo siento como una barrera, lo suprimo en <strong>la</strong>fantasía, que facilita a mis sentidos libre acción. Esta negaciónrealizada por <strong>la</strong> fantasía, es <strong>la</strong> posición de <strong>la</strong> omnisciencia como unpoder y una esencia divina. Pero, sin embargo, existe entre <strong>la</strong>omnisciencia y mi ciencia sólo una diferencia cuantitativa; <strong>la</strong>cualidad del saber es <strong>la</strong> misma. Además yo no podría, en efecto,atribuir <strong>la</strong> omnisciencia a un objeto, a un ser que existe fuera de mí,si el<strong>la</strong> fuese esencialmente distinta de mi saber, si el<strong>la</strong> no fuese unmodo de pensar que yo mismo tengo, si no existiese en mi poderimaginativo. Lo sensible es, del mismo modo, objeto y contenido de<strong>la</strong> conciencia divina como de mi saber. La fantasía suprime sólo ellímite de <strong>la</strong> cantidad, nade <strong>la</strong> cualidad. Nuestro saber es limitado,es decir, sólo sabemos algunas cosas, muy pocas, no todas.El efecto benéfico de <strong>la</strong> religión descansa en esta ampliaciónde <strong>la</strong> conciencia sensible. En <strong>la</strong> religión, el hombre está al airelibre; en <strong>la</strong> conciencia sensible se encuentra en su moradaestrecha y limitada. La religión se refiere esencial y originariamente-y sólo en su origen puede ser algo santo, verdadero, puro, ybueno- exclusivamente a <strong>la</strong> conciencia no ilustrada simplementesensible; el<strong>la</strong> es <strong>la</strong> supresión de los límites sensibles. Hombres ypueblos limitados y encerrados conservan <strong>la</strong> religión en su sentido
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