12.07.2015 Views

LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pero se objeta que el cristianismo sólo ha querido unalibertad espiritual. Así es; pero ¿qué es una libertad que notrascienda al hecho; que no tiene ninguna manifestación sensible?¿O crees tú, acaso, que sólo depende de ti, de tu voluntad, de tuánimo, el hecho de estar libre de algo? En tal caso, te equivocasmucho y jamás habrás vivido un acto de verdadera liberación.Mientras que te encuentres en un estado, en una profesión, en unare<strong>la</strong>ción, estarás determinado por estos factores, quieras o noquieras. Tu voluntad, tu ánimo, sólo te libran de los límitesconscientes, pero no de los escondidos, inconscientes, ni de <strong>la</strong>simpresiones que residen <strong>la</strong> naturaleza de <strong>la</strong>s cosas. Por eso nosdesasosegamos, nuestro corazón se siente oprimido, mientras queno nos separamos sensiblemente de lo que nos hemos libradoíntimamente. Un hombre que realmente ha perdido el interésespiritual en los tesoros terrenales, los echará pronto por <strong>la</strong>ventana para descargar su corazón de ellos enteramente. Lo queya no abrazo con el ánimo, es para mí un peso, si todavía lo tengo;pues lo tengo en contradicción con mi ánimo. Luego, hay quedeshacerse de ello. Lo que el alma ha despedido, no deberetenerlo tampoco con <strong>la</strong> mano. Sólo el ánimo es el punto degravedad de lo que tengo; sólo el ánimo santifica <strong>la</strong> posesión.Quien ha de tener una mujer de tal modo como si no <strong>la</strong> tuviera,haría mejor si no tomara ninguna mujer. Tener como si uno notuviera, significa tener sin el ánimo de tener, significa, en verdad,no tener. Y quien dice, por tanto, que uno debe tener una cosacomo si no <strong>la</strong> tuviera, sólo expresa de una manera vaga: que nohay que tener<strong>la</strong> de ninguna manera. Lo que despido de mi corazón,ya no es mío, es libre. San Antonio decidió renunciar al mundocuando oyó <strong>la</strong> sentencia: "Si quieres ser perfecto ve, vende todo loque tienes para darlo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo;luego ven y sígueme". San Antonio dio <strong>la</strong> interpretación única yverdadera a esta sentencia. Pues fue, vendió todas sus riquezas y<strong>la</strong>s dio a los pobres. Sólo así conservó su libertad espiritual conrespecto a los tesoros de este mundo.Semejante libertad, semejante verdad, contradice por ciertoal cristianismo de hoy, que sostiene que el Señor sólo ha querido <strong>la</strong>libertad espiritual, es decir, una libertad que no exige ninguna c<strong>la</strong>sede sacrificios, ninguna energía, que es, por consiguiente, unalibertad ilusoria, una libertad de engaño de sí mismo, una libertadde los bienes terrenales que consiste en <strong>la</strong> posesión y el usufructode estos bienes. Por eso dijo tanto el Señor: "Mi yugo es suave y72dulce". ¡Cuán bárbaro, cuán insensato sería el cristianismo siexigiera del hombre el sacrificio de los tesoros de este mundo!Pues en tal caso el cristianismo no sería apto para este mundo.Pero esto no debe admitirse. El cristianismo es sumamentepráctico y prudente; abandona <strong>la</strong> libertad de los tesoros y de losp<strong>la</strong>ceres de este mundo a <strong>la</strong> muerte natural; <strong>la</strong> abnegación de losmonjes es un suicidio anticristiano; pero <strong>la</strong> espontaneidad permiteejercer <strong>la</strong> actividad de adquisición y usufructo de los tesorosterrestres. Los cristianos verdaderos no dudan de <strong>la</strong> verdad de unavida celestial. Muy al contrario, en ello coinciden todavía con losmonjes antiguos; esperan esa vida celestial pacientemente,sumisos a <strong>la</strong> voluntad de Dios, vale decir, a <strong>la</strong> voluntad de suegoísmo, del goce cómodo de los p<strong>la</strong>ceres de este mundo. Yo, encambio, desprecio y detesto este cristianismo moderno, donde <strong>la</strong>novia de Cristo rinde tributo hasta a <strong>la</strong> poligamia, por lo menos a <strong>la</strong>poligamia sucesiva, que sin embargo no se distingueesencialmente, a los ojos del verdadero cristiano, de una poligamiaverdadera; mientras que por otro <strong>la</strong>do, con una hipocresía sin igual,jura <strong>la</strong> verdad sagrada, eterna, incontestable y obligatoria de <strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra divina; y así retorna, con pudor sagrado, hacia <strong>la</strong> verdaddesconocida de <strong>la</strong> celda casta del convento, donde el almadesposada con el cielo todavía no cortejaba un cuerpo ajeno yterrenal. La vida sobrenatural es esencialmente, también, una vidade celibato. El celibato -no como ley- constituye, por lo tanto, unfactor esencial de <strong>la</strong> doctrina del cristianismo. Esto ya estáexpresado suficientemente por el origen sobrenatural del Salvador.En esta creencia, los cristianos santificaban <strong>la</strong> virginidadinmacu<strong>la</strong>da como un principio salvador, como el principio del nuevomundo cristiano. Que nadie cite aquí <strong>la</strong>s frases de <strong>la</strong> Biblia, comoser: "multiplicaos"; o: "lo que Dios ha unido, el hombre no losepare", para sancionar Con estas frases el matrimonio. La primeracita se refiere, como ya observaban Tertuliano y Jerónimo, sólo a <strong>la</strong>tierra despob<strong>la</strong>da de hombres y todavía no llenada por éstos, esdecir, al comienzo, pero no al fin del mundo que había venido con<strong>la</strong> aparición directa de Dios sobre <strong>la</strong> tierra. Asimismo, <strong>la</strong> siguientecita sólo se refiere al matrimonio como un instituto del AntiguoTestamento. Los judíos preguntaron a Cristo si era justo que unhombre se separase de su mujer; y <strong>la</strong> contestación arriba citadaera <strong>la</strong> solución más conveniente para esta pregunta. Una vez quese ha concertado un matrimonio, éste debe ser sagrado. Ya <strong>la</strong>mirada hacia otra mujer es un adulterio. El matrimonio, de por sí,ya es una indulgencia con respecto a <strong>la</strong> debilidad, o más bien con

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!