sólo vive para sus sentimientos, allí <strong>la</strong> fantasía es una actividadinmediata e involutiva.La explicación del mi<strong>la</strong>gro como producto del sentimiento yde <strong>la</strong> fantasía, se considera hoy día como superficial. Pero hay queimaginarse aquellos tiempos en que se creía en mi<strong>la</strong>gros actualesy presentes, cuando <strong>la</strong> verdad y <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong>s cosas fuera denosotros todavía no era un artículo sagrado de fe, cuando loshombres vivían tan separados de un concepto general deluniverso, que día por día esperaban el fin del mundo, cuando sólovivían con <strong>la</strong> visión embriagadora de un cielo, viviendo luego en <strong>la</strong>imaginación -pues sea el cielo como fuese para ellos, por lo menosexistía, mientras que estaban en <strong>la</strong> tierra sólo en <strong>la</strong> facultadimaginativa-, cuando esa imaginación no era imaginación, sino <strong>la</strong>verdad, y hasta <strong>la</strong> verdad eterna y exclusiva y que era noso<strong>la</strong>mente un mero medio de conso<strong>la</strong>ción, sino también principiomoral práctico que determinaba <strong>la</strong>s acciones, y al cual los hombresgustosamente sacrificaban <strong>la</strong> vida real, el mundo real con todo suesplendor y gloria. Hay que compenetrarse de esto, y entonces,uno sería muy superficial si dec<strong>la</strong>rara <strong>la</strong> explicación psicológica delmi<strong>la</strong>gro como superficial. No es ninguna objeción válida alegar queesos mi<strong>la</strong>gros se hayan realizado a <strong>la</strong> vista de asambleas enteras:ni uno de los participantes era consciente de sí mismo, todosestaban embriagados de imaginaciones y sensaciones excesivas ysobrenaturales; todos estaban animados por <strong>la</strong> misma fe, por <strong>la</strong>misma esperanza y <strong>la</strong> misma fantasía. ¿Y quién desconoce queexisten también sueños colectivos de <strong>la</strong> misma índole, y visionescolectivas iguales, especialmente en individuos sentimentales,limitados en sí mismos y a sí mismos y que están estrechamentevincu<strong>la</strong>dos entre ellos? Pero, sea como fuese; si <strong>la</strong> explicación delmi<strong>la</strong>gro por medio del sentimiento y de <strong>la</strong> fantasía es superficial, <strong>la</strong>culpa no <strong>la</strong> tiene el que los explica así, sino el mismo objeto: elmi<strong>la</strong>gro; pues el mi<strong>la</strong>gro, visto a <strong>la</strong> luz, no expresa otra cosa sino <strong>la</strong>fuerza mágica de <strong>la</strong> fantasía, que colma, sin contradicción, todoslos deseos del corazón.CAPÍTULO XVEl misterio de <strong>la</strong> resurrección y del nacimiento sobrenatural<strong>LA</strong> CUALIDAD DE <strong>LA</strong> VIDA AFECTIVA no so<strong>la</strong>mente rigepara los mi<strong>la</strong>gros prácticos, donde salta de por sí a <strong>la</strong> vista, porque60se refieren directamente al bienestar y al deseo del individuohumano, sino que vale también para los mi<strong>la</strong>gros teóricos odogmáticos propiamente dichos. Así, ante el mi<strong>la</strong>gro de <strong>la</strong>resurrección y del nacimiento sobrenatural.El hombre, por lo menos en estado de bienestar, tiene eldeseo de no morir. Este deseo es en un principio idéntico con eldeseo de <strong>la</strong> conservación. Todo lo que vive quiere conservarse,quiere vivir y no morir. Este deseo negativo se transforma, enreflexiones posteriores y en el sentimiento, debido al impulso de <strong>la</strong>vida, especialmente de <strong>la</strong> vida social y política, en el deseopositivo, en el deseo hacia una vida, una vida mejor después de <strong>la</strong>muerte. Pero, unido con este deseo, va también el anhelo hacia <strong>la</strong>certeza de esta esperanza. La inteligencia no puede cumplir estaesperanza. Por eso se ha dicho: Todas <strong>la</strong>s pruebas en favor de <strong>la</strong>inmortalidad son insuficientes y hasta se ha dicho que <strong>la</strong>inteligencia por sí so<strong>la</strong> no as puede conocer y mucho menostodavía demostrar. Y con razón: <strong>la</strong> Inteligencia sólo da pruebasabstractas y generales; no puede dar <strong>la</strong> certeza de mi inmortalidadpersonal, de <strong>la</strong> certeza que es precisamente <strong>la</strong> que se pide. Peor,para tener semejante certeza, se precisa una garantía inmediata ysensitiva, una prueba efectiva. Pero esta sólo puede darse por elhecho de que un muerto, de cuya muerte hemos estadoconvencidos, resurge de <strong>la</strong> tumba, y además debe ser un muertoque no es indiferente para noSotros, sino que sirva de materia paralos demás: de manera que su resurrección sea también el modeloy <strong>la</strong> garantía de <strong>la</strong> resurrección de los demás. Por eso, <strong>la</strong>resurrección de Jesucristo, es el deseo satisfecho del hombrehacia una certeza inmediata de su inmortalidad personal despuésde <strong>la</strong> muerte, <strong>la</strong> inmortalidad personal como un hecho sensible y nodudoso.La cuestión de <strong>la</strong> inmortalidad era para los filósofos paganosuna cuestión en que el interés de <strong>la</strong> personalidad sólo era unasunto secundario. Tratábase aquí principalmente sólo de <strong>la</strong>naturaleza del alma, del espíritu, de <strong>la</strong> vida misma. En <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong>inmortalidad de <strong>la</strong> vida no se hal<strong>la</strong>ba de ninguna manera <strong>la</strong> idea ymenos todavía <strong>la</strong> certeza de <strong>la</strong> inmortalidad personal. Por eso losantiguos se expresan sobre este asunto en forma tanindeterminada, contradictoria y dudosa. En cambio los cristianos,animados de <strong>la</strong> certeza absoluta, de que sus deseos personales ysentimentales serían cumplidos, es decir, animados de <strong>la</strong> certezade <strong>la</strong> esencia divina de sus sentimientos de su verdad y santidad,
convirtieron en un hecho inmediato lo que para los antiguos teníaso<strong>la</strong>mente el significado de un problema teórico; y hastaconvirtieron esta cuestión teórica, de por sí libre, en una cosaobligatoria para <strong>la</strong> conciencia, cuya negación <strong>la</strong> considerabanidéntica al crimen de lesa majestad que es para ellos el ateísmo.Quien niega <strong>la</strong> resurrección niega a Cristo; pero quien niega aCristo niega a Dios. De esta manera el cristianismo" espiritual"convertía una cuestión espiritual en una cosa sin espíritu. Para loscristianos, <strong>la</strong> inmortalidad de <strong>la</strong> razón y del espíritu era demasiado"abstracta" y "negativa"; a ellos sólo les interesaba <strong>la</strong> inmortalidadpersonal y afectiva; pero <strong>la</strong> garantía de esto sólo se encuentra en<strong>la</strong> resurrección carnal. La resurrección carnal es el triunfo supremodel cristianismo sobre <strong>la</strong> objetividad y espiritualidad sublime pero,por cierto, abstracta de los antiguos. Por eso también <strong>la</strong>resurrección no fue comprendida por los paganos.Pero así como <strong>la</strong> resurrección es el fin de <strong>la</strong> historia sagrada -pero una historia que no tiene el significado de una historia sino de<strong>la</strong> verdad misma-, es un deseo cumplido, así lo es también elprincipio de ésta, el nacimiento sobrenatural, aunque el<strong>la</strong> no serefiera a un interés directamente personal, sino más bien a unsentimiento subjetivo y bastante extraño.Cuanto más se aleja el hombre de <strong>la</strong> naturaleza, cuanto más<strong>la</strong> subjetiviza, cuanto más sobrenatural o contranatural se hace sumodo de pensar, tanto más miedo tiene de <strong>la</strong> naturaleza, o por lomenos de <strong>la</strong> causa y de los procesos naturales, que desagradan asu fantasía, que lo afectan como cosas repugnantes. El hombrelibre y objetivo encuentra también cosas repugnantes en <strong>la</strong>naturaleza; pero <strong>la</strong>s concibe como una consecuencia natural einevitable, y vence a ese respecto sus sentimientos comosentimientos puramente subjetivos y no verdaderos. El hombresubjetivo, en cambio, que vive únicamente en sus sentimientos yen <strong>la</strong> fantasía, se opone a esas cosas con una repugnancia muypronunciada. Tiene el ojo de aquel infeliz, que también en <strong>la</strong> flormás hermosa sólo se fijaba en los pequeños "bichos negros" quehabía allí, y amargaba, por esta percepción, el deleite que causa e<strong>la</strong>specto de una flor. El hombre subjetivo hace de sus sentimientosel criterio de lo que debe ser. Lo que a él no le gusta, lo que ofendesus sentimientos sobre o contranaturales, no debe existir, y aunqueaquello que le p<strong>la</strong>ce a él, no puede existir sin aquello que ledisgusta, el hombre subjetivo no pregunta por <strong>la</strong>s leyes aburridasde <strong>la</strong> lógica y <strong>la</strong> física; sino por su fantasía arbitraria, él rechaza lo61que le disgusta y retiene lo que le p<strong>la</strong>ce. Así, por ejemplo, le gusta<strong>la</strong> Virgen pura e inmacu<strong>la</strong>da; y también le gusta <strong>la</strong> Madre, pero sólole gusta <strong>la</strong> madre que se ha hecho madre de manera sobrenatural,que ya tiene el niño en sus brazos.De por sí <strong>la</strong> virginidad es en <strong>la</strong> esencia íntima de su espíritu yde su fe, el concepto más alto de moralidad, el exponente desentimientos y representaciones sobrenaturales, el sentimiento dehonor y de pudor personificado frente a <strong>la</strong> naturaleza común. Peroal mismo tiempo, suscita en su alma también el sentimiento naturaly comparativo del amor materno.¿Ahora qué hay que hacer en su angustia, en esta luchaentre el sentimiento natural y el sentimiento sobrenatural ocontranatural? Semejante hombre debe unir ambas cosas,comprender <strong>la</strong> una o <strong>la</strong> otra. ¡Qué cantidad de estadossentimentales beatos y suprasensibles se encuentran en estaunión!Aquí tenemos <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve para resolver <strong>la</strong> contradicción que seencuentra en el catolicismo, que afirma que tanto el matrimoniocomo el celibato, son santos. La contradicción dogmática de <strong>la</strong>madre virgen o de <strong>la</strong> virgen madre, se ha realizado aquí como unacontradicción práctica. Pero, sin embargo, esta unión mi<strong>la</strong>grosaque por cierto contradice a <strong>la</strong> naturaleza y a <strong>la</strong> razón y en cambioagrada en forma inseparable al sentimiento y a <strong>la</strong> fantasía; estaunión de <strong>la</strong> virginidad y maternidad no es ningún producto delcatolicismo; se encuentra ya en el papel dudoso que juega elmatrimonio en <strong>la</strong> Biblia, especialmente en <strong>la</strong> doctrina de San Pablo.La doctrina de <strong>la</strong> concepción y del nacimiento sobrenatural deCristo, es una doctrina esencial del cristianismo y una doctrina queexpresa su esencia íntima y dogmática, que descansa en el mismofundamento, como todos los demás mi<strong>la</strong>gros y artículos de fe. Asícomo los cristianos se escandalizaban por el hecho de morir, cosaque el filósofo e investigador, como en general el hombre libre deperjuicios, considera un desen<strong>la</strong>ce natural, y así como loscristianos, además, se escandalizaban por los límites de <strong>la</strong>naturaleza, que para el sentimiento significan barreras, mientrasque <strong>la</strong> inteligencia los considera leyes racionales; y finalmente, asícomo los cristianos trataban en consecuencia de suprimir esasrestricciones por <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> acción mi<strong>la</strong>grosa, así tienen queoponerse también el acto de <strong>la</strong> reproducción, por cuya razóntrataban de suprimido mediante el poder mi<strong>la</strong>groso. Y del mismo
- Page 1 and 2:
LA ESENCIA DEL CRISTIANISMOLudwig F
- Page 3 and 4:
Pero aunque la "infinita libertad y
- Page 5 and 6:
pero objetivada, por lo menos en cu
- Page 7 and 8:
afirmas la infinitud de la facultad
- Page 9 and 10: como si el hombre religioso se dier
- Page 11 and 12: preguntar si Dios en sí está dota
- Page 13 and 14: no son quimeras, porque la existenc
- Page 15 and 16: y tanto más es rebajado lo humano
- Page 17 and 18: propia actividad. Pero precisamente
- Page 19: que, en verdad, es infinita y divin
- Page 22 and 23: distinguir la esencia y la existenc
- Page 24 and 25: moral, no de la naturaleza, sino ex
- Page 26 and 27: El dogma nos da dos objetos: Dios y
- Page 28 and 29: enefactor invisible; verle cara a c
- Page 30 and 31: servicio divino es el Dios verdader
- Page 32 and 33: La religión, por lo menos la crist
- Page 34 and 35: a las determinaciones genéricas y
- Page 36 and 37: Dios, el ser personificación de la
- Page 38 and 39: CAPÍTULO IXEl misterio del princip
- Page 40 and 41: y cuando la diferencia no es nada e
- Page 42 and 43: propio, la inteligencia." "Sin esta
- Page 44 and 45: ateas". Le encanta el brillo de las
- Page 46 and 47: cuando está consigo y con su ser.
- Page 48 and 49: hombre irreligioso, porque sólo cr
- Page 50 and 51: en general están fuera de mi repre
- Page 52 and 53: hubieron visto a Dios, comieron y b
- Page 54 and 55: destructor; en una palabra, Jehová
- Page 56 and 57: que perturban, es reconcentración
- Page 58 and 59: y las cumple; y la fe se refiere a
- Page 62 and 63: modo que la resurrección, benefici
- Page 64 and 65: te da la vida eterna, y no te cuest
- Page 66 and 67: y del Hijo. Ya la manera como el Es
- Page 68 and 69: como contenido de todas las perfecc
- Page 70 and 71: astaría para lograr el fin de la e
- Page 72 and 73: Pero se objeta que el cristianismo
- Page 74 and 75: sólo como un ser parcial, que nece
- Page 76 and 77: vida mejor, Dios no es ni justo ni
- Page 78 and 79: vida celestial. La otra vida no es
- Page 80 and 81: vida de alegría, así como aquí c
- Page 82 and 83: omitir estas cosas sin mutilar forz
- Page 84 and 85: La creación, en el sentido del mec
- Page 86 and 87: La contradicción en la existencia
- Page 88 and 89: la existencia de Dios pasa por enci
- Page 90 and 91: objeto: Dios, el otro ser. El hombr
- Page 92 and 93: palabra determinada. Otra palabra,
- Page 94 and 95: original, porque ellos mismos queda
- Page 96 and 97: participa directamente mi propio se
- Page 98 and 99: descansa en el parentesco natural:
- Page 100 and 101: por lo tanto, se simboliza también
- Page 102 and 103: Luego, las tres personas son solame
- Page 104 and 105: La religión separa la esencia del
- Page 106 and 107: significa: el pan es sólo según e
- Page 108 and 109: especialmente de su causa una cuest
- Page 110 and 111:
solamente a la moral, no a la dogm
- Page 112 and 113:
católicos hoy todavía para demost
- Page 114 and 115:
Pero al mismo tiempo, mientras yo h
- Page 116 and 117:
eligión- o como hacia una persona,
- Page 118 and 119:
vale ella por sí misma como un pod