católicos hoy todavía para demostrar que <strong>la</strong> intolerancia de <strong>la</strong>Iglesia para con los herejes es apostólica. "Si alguien no ama aNuestro Señor Jesucristo, sea anatema". (1. Cor. 16, 22). "Quiencree en el Hijo, tiene <strong>la</strong> vida eterna. Quien no cree en el Hijo, noverá <strong>la</strong> vida eterna, sino que <strong>la</strong> ira de Dios caerá sobre él" (Juan 3,36). "Y quien escandaliza a uno de los pequeñuelos que creen enmí, sería mejor para él que le fuera colgada una piedra mo<strong>la</strong>r en sucuello y que fuera tirado al mar" (Marcos, 9,42; Mateo 18,6). "Quiencree y se hace bautizar, se salvará; pero quien no cree serácondenado" (Marcos, 16, 16). La diferencia entre <strong>la</strong> fe tal como seexpresa, ya en <strong>la</strong> Biblia, y <strong>la</strong> fe como se presenta en tiemposposteriores, es sólo equivalente a <strong>la</strong> diferencia entre <strong>la</strong> semil<strong>la</strong> y <strong>la</strong>p<strong>la</strong>nta. En <strong>la</strong> semil<strong>la</strong> no se ve tan c<strong>la</strong>ramente todo lo que en <strong>la</strong>p<strong>la</strong>nta madura salta a <strong>la</strong> vista; y sin embargo <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta ya seencuentra en el germen o en <strong>la</strong> semil<strong>la</strong>. Pero lo que salta a <strong>la</strong> vista,esto, naturalmente, los sofistas no quieren reconocerlo; sólo seaferran a <strong>la</strong> diferencia entre <strong>la</strong> existencia desarrol<strong>la</strong>da y nodesarrol<strong>la</strong>da; <strong>la</strong> unidad entre ambas no <strong>la</strong> reconocen.La fe pasa a ser necesariamente odio, y el odio se convierteen persecución, donde <strong>la</strong> influencia de <strong>la</strong> fe no encuentraresistencia y no fracasa frente a un poder ajeno a <strong>la</strong> fe, como ser alpoder del amor, de <strong>la</strong> humanidad, de <strong>la</strong> justicia. La fe se elevanecesariamente por encima de <strong>la</strong>s leyes morales naturales. Ladoctrina de <strong>la</strong> fe es <strong>la</strong> doctrina de los deberes para con Dios, eldeber supremo es <strong>la</strong> fe. Cuanto más alto esté Dios por encima delhombre, tanto más altos están también los deberes para con Dioscomo para con el hombre. Y necesariamente los deberes para conDios, entran en colisión con los deberes humanos. Dios noso<strong>la</strong>mente es creído y representado como el ser común, el padrede los hombres, el amor -semejante fe es <strong>la</strong> fe del amor-; tambiénes representado como un ser personal, como ser en sí. Por eso,como Dios en calidad de un ser en sí se separa de <strong>la</strong> esencia delhombre, así se separan también los deberes para con Dios de losdeberes para con los hombres, separándose en los sentimientosen igual forma <strong>la</strong> fe de <strong>la</strong> moral y del amor. Que nadie diga que <strong>la</strong>fe en Dios sea <strong>la</strong> fe en el amor, en el bien, y que, por lo tanto, <strong>la</strong> fesea una expresión de sentimientos buenos. En el concepto de <strong>la</strong>personalidad desaparecen <strong>la</strong>s determinaciones morales; seconvierten en cosa secundaria, en meros accidentes. La cosaprincipal es el sujeto, el yo divino. El amor a Dios mismo en cuantoes amor hacia un ser personal, no es moral, sino amor personal.Innumerables canciones piadosas sólo están llenas del amor hacia112el Señor; pero en este amor no se ve ni una chispa de unsentimiento o idea moral elevada.La fe es para sí misma lo más sublime, porque su objeto esuna personalidad divina. Por eso hace depender <strong>la</strong> eterna felicidadde sí misma, no del cumplimiento de deberes generales humanos.Pero lo que tiene por consecuencia <strong>la</strong> eterna felicidad, esto seconvierte, en el sentido del hombre, necesariamente en <strong>la</strong> cosaprincipal. Por eso, así como intrínsecamente <strong>la</strong> moral estásubordinada a <strong>la</strong> fe, así puede y debe allí subordinarse y hastasacrificarse a esta fe exteriormente y prácticamente. Es necesarioque haya acciones en que <strong>la</strong> fe se presente diferente y hasta enforma contradictoria con respecto a <strong>la</strong> moral, acciones quemoralmente son ma<strong>la</strong>s, pero según <strong>la</strong> fe loables, porque sólotienen por fin el interés verdadero de <strong>la</strong> fe. Toda <strong>la</strong> salvación estáen <strong>la</strong> fe; por eso todo depende de <strong>la</strong> salvación por <strong>la</strong> fe. Si <strong>la</strong> feestá en peligro, está en peligro también <strong>la</strong> eterna felicidad y elhonor de Dios. Por eso <strong>la</strong> fe tiene una posición privilegiada cuandotiene como fin el fomento de sí misma; porque es el<strong>la</strong>, en el sentidoriguroso de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, el único bien para el hombre, así como Diosmismo es el único ser bueno; por eso el primero y más altomandamiento es <strong>la</strong> fe.Precisamente porque no hay ninguna re<strong>la</strong>ción natural eintrínseca entre <strong>la</strong> fe y los sentimientos morales (más bien <strong>la</strong>esencia de <strong>la</strong> fe requiere que el<strong>la</strong> sea indiferente para con losdeberes morales, que sacrifica el amor hacia los hombres al honorde Dios, precisamente por eso se exige que <strong>la</strong> fe tenga porconsecuencia buenas obras y que se manifieste por <strong>la</strong>s obras de<strong>la</strong>mor. La fe indiferente hacia el amor, o sea <strong>la</strong> fe sin amorcontradice a <strong>la</strong> razón, al sentimiento de <strong>la</strong> justicia en el hombre, alsentimiento moral, al cual el amor se impone directamente comouna ley y como una verdad. Por eso <strong>la</strong> fe se limita de por sí, y encontradicción con su esencia, a <strong>la</strong> moral: una fe que no semanifieste por el amor, no es una fe verdadera. Pero esta limitaciónno proviene de <strong>la</strong> misma fe. Es el poder del amor, independiente de<strong>la</strong> fe, el que les imponen estas leyes; porque <strong>la</strong> cualidad moral seconvierte en un signo de <strong>la</strong> autenticidad de <strong>la</strong> fe verdadera. Laverdad de <strong>la</strong> fe se hace depender de <strong>la</strong> verdad moral, una re<strong>la</strong>ciónque en el fondo contradice a <strong>la</strong> fe.En efecto, <strong>la</strong> fe hace dichoso al hombre; pero es ciertotambién que no le proporciona ningún sentimiento verdaderamente
moral. Si corrige al hombre, si tiene por consecuencia sentimientosmorales, entonces proviene esto de una convicción intrínsecaindependiente de <strong>la</strong> fe religiosa, de <strong>la</strong> convicción de <strong>la</strong> verdadabsoluta de <strong>la</strong> moral. Sólo es <strong>la</strong> moral que le dice a los creyentes:"Tu fe es nada si no te hace bueno"; pero no lo dice <strong>la</strong> fe. Porcierto, <strong>la</strong> certeza de <strong>la</strong> eterna felicidad, el perdón de los pecados, <strong>la</strong>redención de todos los castigos, pueden ser un estímulo para elhombre para proceder bien. El hombre que cree esto, tiene todo,es feliz; se hace indiferente para con los dones de este mundo;ninguna envidia, ninguna ambición, ningún sensualismo puedenatarlo; todo lo que es terrenal desaparece ante el aspecto de <strong>la</strong>gracia divina y de <strong>la</strong> eterna beatitud. Pero <strong>la</strong>s obras buenas noprovienen de los sentimientos de <strong>la</strong> misma virtud. Ni el amor mismoni el objeto del amor o sea el hombre, que es <strong>la</strong> base de todamoral, es el incentivo de sus buenas acciones. No, él no hace elbien por el bien, ni por el hombre, sino por Dios, por gratitud haciaDios, que ha hecho todo por él, y por el cual, a su vez, él debehacer todo lo que está en su poder. Él evita el pecado, porqueofende a Dios, a su Salvador, a su Señor y benefactor. El conceptode <strong>la</strong> virtud es aquí el concepto del sacrificio recompensador. Diosse ha sacrificado por el hombre; pero éste a su vez se sacrifica porDios. Cuanto más alto el sacrificio, tanto mejor <strong>la</strong> acción. Cuantomás contradice al hombre, a <strong>la</strong> naturaleza, cuanto más alta <strong>la</strong>abnegación, tanto más grande <strong>la</strong> virtud. Y este conceptopuramente negativo del bien, lo ha realizado y perfeccionadoespecialmente el catolicismo. Su concepto moral más sublime es eldel sacrificio, de ahí el alto significado de <strong>la</strong> negación del amorsexual, de <strong>la</strong> virginidad. La castidad, o más bien <strong>la</strong> virginidad, es <strong>la</strong>virtud característica de <strong>la</strong> fe católica, es <strong>la</strong> virtud más trascendentaly fantástica, <strong>la</strong> virtud de una fe sobrenatural, es para <strong>la</strong> fe <strong>la</strong> virtudmás alta pero en sí no es ninguna virtud. Por eso <strong>la</strong> fe convierte enuna verdad lo que según su contenido no lo es; quiere decir, queno tiene sentido de <strong>la</strong> virtud, necesariamente tiene que degradar <strong>la</strong>virtud verdadera porque eleva una virtud puramente aparente,porque no es guiada por ningún otro concepto que por el de <strong>la</strong>negación, de <strong>la</strong> contradicción con <strong>la</strong> naturaleza del hombre.Pero, aunque <strong>la</strong>s acciones contradictorias al amor durante <strong>la</strong>historia de <strong>la</strong> religión cristiana estén conformes con el cristianismo,y que por eso los adversarios del cristianismo tengan razón alinculparle <strong>la</strong>s crueldades dogmáticas de los cristianos, el<strong>la</strong>s sinembargo contradicen al cristianismo, porque el cristianismo no esso<strong>la</strong>mente una religión de <strong>la</strong> fe, sino también del amor, no sólo113obliga a creer sino también a amar. Los actos de <strong>la</strong> barbarie y delodio con respecto a los herejes, ¿corresponden y contradicen almismo tiempo al cristianismo? ¿Cómo es posible esto? Por ciertolo es, porque el cristianismo sancionó a <strong>la</strong> vez los actosprovenientes del amor y los actos provenientes de <strong>la</strong> fe sin amor. Siel cristianismo hubiera tenido como ley so<strong>la</strong>mente el amor, susadeptos tendrían razón, y no se le podrían inculpar <strong>la</strong>s crueldadesde <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> religión cristiana; si hubieran tenido sólo <strong>la</strong> fecomo ley entonces los reproches de los infieles serían justificadossin restricción alguna. El cristianismo no ha dado curso libre a<strong>la</strong>mor, no se ha elevado al punto de vista de que el amor sería <strong>la</strong>ley absoluta. No ha tenido esta libertad ni ha podido tener<strong>la</strong> porquees una religión y por eso el amor está sometido a <strong>la</strong> dominación de<strong>la</strong> fe. El amor es sólo una doctrina exotérica, <strong>la</strong> fe en cambio unadoctrina esotérica del cristianismo; el amor es sólo <strong>la</strong> moral, pero <strong>la</strong>fe es <strong>la</strong> religión de <strong>la</strong> religión cristiana.Dios es el amor. Esta sentencia es lo supremo delcristianismo. Pero <strong>la</strong> contradicción de <strong>la</strong> fe y del amor ya estácontenida en esta frase. El amor sólo es un predicado, Dios elsujeto. ¿Pero qué es este sujeto en su diferencia con el amor? Yodebo preguntar y diferenciar de esta manera necesariamente. Lanecesidad de esta distinción sería destruida si se di-' jera a <strong>la</strong>inversa: "El amor es Dios"; el amor es el ser absoluto. En <strong>la</strong> frase,Dios es el amor, es el sujeto, <strong>la</strong> oscuridad detrás de <strong>la</strong> cual seesconde <strong>la</strong> fe; el predicado es <strong>la</strong> luz que ilumina el sujeto que depor sí es oscuro. El amor solo no llena mi espíritu: yo dejo un lugarabierto para mis faltas. En el predicado yo confirmo el amor, en elsujeto <strong>la</strong> fe. al representarme a Dios como sujeto, a diferencia delpredicado. Es por eso necesario que yo pierda ya <strong>la</strong> idea del amor,ya <strong>la</strong> idea del sujeto, ya sacrifique a <strong>la</strong> deidad de Dios <strong>la</strong>personalidad del amor, pronto sacrifique a <strong>la</strong> personalidad de Diosel amor. La historia del cristianismo ha confirmado bastante estacontradicción. Especialmente el cristianismo ha celebrado el amorcomo deidad esencial tan entusiastamente, que en este amordesapareció por completo <strong>la</strong> personalidad de Dios. Pero al mismotiempo sacrificó en <strong>la</strong> misma alma el amor <strong>la</strong> majestad de <strong>la</strong> fe Lafe insiste en <strong>la</strong> independencia de Dios; el amor <strong>la</strong> elimina. Dios esamor, significa que Dios es nada en sí; quien ama renuncia a suindependencia egoísta; él convierte lo que ama en lo esencial desu existencia.
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