modo que <strong>la</strong> resurrección, beneficia también el nacimientosobrenatural a todos los hombres, es decir, a todos los fieles; pues<strong>la</strong> concepción de María que no ha sido manchada por el espermamasculino, que es el contagio propiamente dicho del pecadooriginal, puede, en su pureza, purificar <strong>la</strong> humanidad a los ojos deDios, a los cuales el proceso natural de reproducción es unaabominación, porque éste no es otra cosa sino el sentimientosobrenatural. Hasta los ortodoxos protestantes, tan fríos y tanarbitrarios críticos, consideran <strong>la</strong> concepción de <strong>la</strong> Virgen Madre deDios como un gran misterio de <strong>la</strong> fe, que tiene un caráctersuprarracional, santo, admirable y venerable. Pero para losprotestantes que reducían al cristiano sólo a <strong>la</strong> fe mientras que en<strong>la</strong> vida lo dejaban ser hombre, tiene este misterio sólo unsignificado dogmático, no práctico.No se dejaron quitar por ese misterio sus deseos de casarse.En cambio, los católicos en general, los cristianos antiguos,incondicionales, acríticos, consideraban ese misterio de <strong>la</strong> fetambién como un misterio de <strong>la</strong> vida, de <strong>la</strong> moral. La moral católicaes cristiana, mística; <strong>la</strong> moral protestante ya era en un principioracionalista. La moral protestante es y era una mezc<strong>la</strong> carnal delcristiano con el hombre y naturalmente con el hombre natural,político, social o como se quiera l<strong>la</strong>mado en oposición al hombrecristiano, mientras que <strong>la</strong> moral católica conservaba en su corazónel secreto de <strong>la</strong> virginidad inmacu<strong>la</strong>da. La moral católica era <strong>la</strong>Mater dolorosa, <strong>la</strong> moral protestante, en cambio, <strong>la</strong> madre caserabien alimentada y madre de muchos hijos. El protestantismo es, ensu fuente, una contradicción entre <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> vida, pero por esomismo se ha convertido en <strong>la</strong> fuente o por lo menos en <strong>la</strong> condiciónde <strong>la</strong> libertad. Precisamente porque el misterio de <strong>la</strong> Virgen Madrede Dios sólo tenía valor en <strong>la</strong> teoría dogmática de los protestantes,no en su vida, decían ellos que uno debería expresarse con muchacaute<strong>la</strong> y con mucha reserva sobre ese mi<strong>la</strong>gro, que no deberíahacerse de él ningún objeto de <strong>la</strong> especu<strong>la</strong>ción. Lo queprácticamente se niega, ya no tiene una verdadera importanciapara el hombre, es sólo un espectro de <strong>la</strong> imaginación. Por eso seesconde y se oculta a <strong>la</strong> inteligencia. Los fantasmas no toleran <strong>la</strong>luz del día. Igualmente, <strong>la</strong> creencia religiosa de que también Maríasea concebida sin pecado original, una creencia tardía, pero que yase encuentra en una carta de San Bernardo, que <strong>la</strong> rechaza, no esde ninguna manera una "doctrina escolástica bastante rara", comodice un historiador moderno. Más bien es una consecuencia naturalde un ánimo piadoso y agradecido hacia <strong>la</strong> Madre de Dios. Lo que62es un mi<strong>la</strong>gro, lo que hace nacer un Dios, debe ser a su veztambién un ser de origen mi<strong>la</strong>groso y hasta divino. ¿Cómo podríahaber tenido María el honor de ser iluminada por el Espíritu Santo,si no hubiera sido ya purificada de antemano, desde un principio?¿Acaso podía el Espíritu Santo tomar posesión de un cuerpomanchado por el pecado original? Si vosotros no encontráis nadade raro en el principio del cristianismo, o sea en el nacimientomi<strong>la</strong>groso del salvador, entonces no deberéis tampoco encontrarraras <strong>la</strong>s consecuencias sentimentales, ingenuas y simples delcatolicismo.CAPÍTULO XVIEl misterio del Cristo cristiano o sea del Dios personalLos DOGMAS FUNDAMENTALES del cristianismo sondeseos del corazón cumplidos; <strong>la</strong> esencia del cristianismo es <strong>la</strong>esencia del sentimiento. Es más cómodo sufrir que actuar; es máscómodo dejarse redimir y liberar por otro, que liberarse a sí mismo;es más cómodo hacer depender su salvación de otra persona, quede <strong>la</strong> propia fuerza; es más cómodo amar que esforzarse, es máscómodo saberse amado de Dios, que amarse a sí mismo con unamor sencillo o natural, innato en todos los seres; es más cómodoreflejarse en los ojos amorosos de otro ser personal, que en elespejo cóncavo del propio yo o en el abismo frío del océano de <strong>la</strong>naturaleza; es más cómodo, en general, dejarse llevar por suspropios sentimientos, que determinarse por <strong>la</strong> razón misma cuandoesos sentimientos tienen <strong>la</strong> apariencia como si fueran de otro,aunque en el fondo sean los sentimientos del propio yo. El ánimoen general es el caso oblicuo del yo en acusativo. El yo de Fichtees asentimental, porque el acusativo es idéntico al nominativo,porque es un caso indeclinable. Pero el ánimo es el yodeterminado por sí mismo; y esto como si fuera por otro ser, es elyo que sufre. El ánimo convierte el activo del hombre en un pasivo,y el pasivo en un activo; lo que piensa es para él lo pensado, y lopensado es aquello que piensa. El ánimo es de una naturalezasoñadora; por eso no sabe otra Cosa más dichosa, más profundaque el sueño. Pero ¿qué es el sueño? Es <strong>la</strong> inversión de <strong>la</strong>conciencia despierta. En el sueño, el activo se convierte en elpasivo y el pasivo en el activo. En el sueño, considero misautodeterminaciones como si fueran determinaciones de afuera,los movimientos del ánimo como si fueran acontecimientos, mis
epresentaciones y sensaciones como si fueran seres fuera de mí,y sufro lo que hago. El sueño quiebra los rayos de luz débilmente,de ahí su encanto indescriptible Es el mismo yo, el mismo ser quesueña y que vigi<strong>la</strong>; <strong>la</strong> diferencia sólo es que cuando estoydespierto, el yo se determina por sí solo, mientras que en el sueñoes determinado como si lo fuera por otro ser. Yo me concibo a mímismo: es una frase asentimental y racional; yo he sido concebidopor Dios y sólo me considero como concebido por Dios: essentimental, es religioso. El ánimo es el sueño a ojos abiertos; <strong>la</strong>religión es el sueño de <strong>la</strong> conciencia despierta; el sueño es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>vede los misterios de <strong>la</strong> religión. La ley suprema del ánimo es <strong>la</strong>unidad inmediata entre <strong>la</strong> voluntad y el hecho, el deseo y <strong>la</strong>realidad. Esta ley <strong>la</strong> cumple el Redentor. Así como el mi<strong>la</strong>groexterior, en oposición a <strong>la</strong> actividad moral, completa directamente,en realidad, <strong>la</strong>s necesidades y los deseos físicos del hombre, asísatisface el Redentor, el reconciliador, el hombre Dios, enoposición a <strong>la</strong> actividad moral del hombre natural o racionaldirectamente <strong>la</strong>s necesidades y los deseos intrínsecos morales,librando al hombre de <strong>la</strong> actividad mediadora. Lo que deseas yaestá cumplido. ¿Quieres adquirir <strong>la</strong> felicidad? La moral es <strong>la</strong>condición, el medio para llegar a <strong>la</strong> felicidad. Pero no puedes, enverdad: no lo necesitas. Ya está hecho lo que querías hacer. Sólonecesitas ser pasivo, sólo necesitas creer, sólo gozar. Quiereshacerte propicio a Dios, calmar su ira y tener paz en tu conciencia.Pero esta paz ya existe; esta paz es el mediador, el hombre Dios,él es tu conciencia calmada, es el cumplimiento de <strong>la</strong> ley y con elloel cumplimiento de tu propio deseo y anhelo.Y por eso mismo ya no es <strong>la</strong> ley, sino el cumplidor de <strong>la</strong> ley elmodelo, <strong>la</strong> norma y <strong>la</strong> ley de tu vida. Quien cumple <strong>la</strong> ley, <strong>la</strong>suprime. La ley sólo tiene autoridad y validez frente a <strong>la</strong> ilegalidad.Pero quien cumple <strong>la</strong> ley perfectamente, le dice a el<strong>la</strong>: lo que túquieres, lo quiero yo por mí mismo; y lo que tú mandas, lo confirmoyo con los hechos; mi vida es <strong>la</strong> ley verdadera y viviente. Elcumplidor de <strong>la</strong> ley se coloca por tanto necesariamente en el lugarde <strong>la</strong> ley, y en calidad de una nueva ley, de una ley cuyo yugo essuave y dulce. Pues en lugar de <strong>la</strong> ley que sólo sabe mandar secolocó él mismo como ejemplo, como objeto del amor, de <strong>la</strong>admiración y de <strong>la</strong> imitación, y de este modo se convierte en elredentor del pecado. La ley no me da <strong>la</strong> fuerza de cumplir <strong>la</strong> ley; noes bárbara: sólo manda, sin preocuparse de si yo puedo cumplida ycómo debo cumplir<strong>la</strong>. Me abandona a mí mismo sin darme consejoni ayuda. Pero quien me precede con su ejemplo, me ayuda y me63da su propia fuerza. La ley no ofrece ninguna resistencia al pecado;pero el ejemplo hace mi<strong>la</strong>gros. La ley ha muerto; pero el ejemplovive, anima y arrastra al hombre sin quererlo. La ley sólo hab<strong>la</strong> a <strong>la</strong>inteligencia y se opone directamente a los instintos; pero el ejemplose aprovecha de un impulso poderoso y sensitivo, el impulso de <strong>la</strong>imitación. El ejemplo afecta el ánimo y <strong>la</strong> fantasía. En una pa<strong>la</strong>bra,el ejemplo tiene fuerzas mágicas, es decir, sensibles; pues <strong>la</strong>fuerza atractiva mágica, es decir, mecánica, es una propiedadesencial así como de toda <strong>la</strong> materia también en especial de <strong>la</strong>sensibilidad.Los antiguos decían que si <strong>la</strong> virtud pudiera hacerse ver,entusiasmaría y atraería a todo el mundo por su belleza. Loscristianos se sentían felices de ver cumplido también este deseo.Los paganos tenían una ley no escrita, los judíos una ley escrita,los cristianos un ejemplo, un modelo, una ley visible,personalmente viviente, una ley hecha carne, una ley humana. Deahí <strong>la</strong> alegría, especialmente de los primeros cristianos, de ahí <strong>la</strong>gloria del cristianismo de que sólo en él se encuentra <strong>la</strong> fuerza yque sólo él puede dar <strong>la</strong> fuerza de resistir al pecado. Y esta gloriano <strong>la</strong> vamos a discutir, por lo menos aquí. Sólo debo observar que<strong>la</strong>s fuerzas del ejemplo de virtud, no es tanto <strong>la</strong> fuerza de <strong>la</strong> virtud,sino más bien <strong>la</strong> fuerza del ejemplo en general; es como el poderde <strong>la</strong> música religiosa, no es el poder de <strong>la</strong> religión, sino el poderde <strong>la</strong> música; por lo tanto el modelo de <strong>la</strong> virtud puede produciractos virtuosos, pero no puede por ello producir tambiénsentimientos virtuosos. Pero este sentido sencillo y verdadero delpoder redentor y reconciliador del ejemplo, diferente del poder de <strong>la</strong>ley, a cuyo ejemplo atribuimos <strong>la</strong> diferencia entre <strong>la</strong> ley y Cristo, noexpresa de ninguna manera el significado de <strong>la</strong> religión, de <strong>la</strong>redención y reconciliación cristianas. En ésta más bien todo giraalrededor de <strong>la</strong> fuerza personal de aquel maravilloso ser mediador,que no era so<strong>la</strong>mente Dios u hombre, sino que a <strong>la</strong> vez era unhombre que era Dios y un Dios que a <strong>la</strong> vez era hombre y que portanto sólo puede concebirse en re<strong>la</strong>ción con el significado delmi<strong>la</strong>gro. En este significado el Redentor maravilloso no es otracosa sino el deseo completo del sentimiento, ser libre de <strong>la</strong>s leyesde <strong>la</strong> moral, es decir, de <strong>la</strong>s condiciones a que <strong>la</strong> virtud está ligadaen su camino natural; el deseo cumplido de ser redimido de losmales morales y esto instantáneamente, inmediatamente, comopor un encanto, es decir de una manera absolutamente subjetiva ysensitiva. "La pa<strong>la</strong>bra de Dios, dice por ejemplo Lutero, ejecutatodas <strong>la</strong>s cosas rapidísimamente, trae el perdón de los pecados y
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