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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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original, porque ellos mismos quedan al <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> fuente primordialde <strong>la</strong> religión. Cuanto más reducido es el horizonte del hombre,cuanto menos sabe de <strong>la</strong> historia, de <strong>la</strong> naturaleza, de <strong>la</strong> filosofía,tanto más adhiere a su religión.Por eso, el que es religioso no siente <strong>la</strong> necesidad de <strong>la</strong>ilustración. ¿Por qué no tenían los hebreos ningún arte, ningunaciencia, como los que tienen los griegos? Porque no teníannecesidad de ellos. ¿Y por qué no tenían necesidad? Jehová lessustituyó esa necesidad. En <strong>la</strong> omnisciencia divina el hombre seeleva por encima de los límites de su saber, en <strong>la</strong> omnipresenciadivina por encima de los límites de su punto de vista local, en <strong>la</strong>eternidad divina por encima de los límites del tiempo. El hombrereligioso es feliz en su fantasía; el<strong>la</strong> le proporciona todo, ya nonecesita nada. Jehová me acompaña en todos <strong>la</strong>dos, no necesitobuscar algo fuera de mí, en mi Dios tengo el contenido de todos lostesoros y preciosuras, de todo el saber y de todo lo que es dignode pensar. En cambio, <strong>la</strong> ilustración depende de otras cosasextrínsecas y provoca necesidades, porque el<strong>la</strong> sólo vence loslímites de <strong>la</strong> conciencia sensible y de <strong>la</strong> vida misma mediante unaactividad real y sensible, y no mediante <strong>la</strong> fuerza mágica de <strong>la</strong>fantasía religiosa. Por eso <strong>la</strong> religión cristiana, como ya se ha dichoantes, no tiene en su esencia ningún principio de cultura y deilustración, porque el<strong>la</strong> supera los límites y <strong>la</strong>s molestias de <strong>la</strong> vidaterrestre sólo mediante <strong>la</strong> fantasía, sólo en Dios, en el cielo. Dioses todo lo que anhe<strong>la</strong> el corazón, Dios ofrece todas <strong>la</strong>s cosas,todos los bienes. "Si buscas amor o fidelidad, verdad o consuelo opresencia continua, todo lo encuentras en Él sin límite y sinmedida. Si buscas belleza, Él es el más bello de todos. Si anhe<strong>la</strong>sriquezas, Él es el más rico de todos. Si ansías poder, Él es el máspoderoso. Y cualquier cosa que tu corazón exija, lo encuentras milveces en Él por ser Dios el bien más sublime y más perfecto".Pero, quien tiene todo en Dios, quien disfruta felicidad celestial en<strong>la</strong> fantasía, ¿cómo podría sentir aquel<strong>la</strong> necesidad y pobreza quees el estímulo de toda criatura humana? La cultura no tiene ningúnotro fin que realizar un cielo terrenal; pero el cielo religioso estambién realizado o adquirido mediante una actividad religiosa.La diferencia, en un principio so<strong>la</strong>mente cuantitativa, entre elser divino y humano, se transforma ahora, mediante <strong>la</strong> reflexión, enuna diferencia cualitativa y hace, de lo que en un principio sólo eraun afecto sensitivo, una expresión de <strong>la</strong> fantasía sobre el alma. Seconvierte en una cualidad objetiva, en una inconcebibilidad real. La94más preferida expresión de <strong>la</strong> reflexión en este sentido es quenosotros, de Dios, comprendemos <strong>la</strong> existencia, pero jamás <strong>la</strong>esencia. Que por ejemplo a Dios le corresponde el predicado delcreador, que él ha creado el mundo, no de una materia existente,sino mediante su omnipotencia de <strong>la</strong> nada, esto es c<strong>la</strong>ro y seguro;pero ¿cómo ha sido posible? Eso excede naturalmente nuestrainteligencia limitada. Es decir, el concepto específico es c<strong>la</strong>ro ycierto, pero el concepto genérico no lo es.El concepto de <strong>la</strong> actividad, de <strong>la</strong> creación, es de por sí unconcepto divino; por eso se aplica sin dificultad a Dios. En suactividad, el hombre se siente libre, ilimitado, feliz; en cambio,cuando sufre, se siente limitado, oprimido, infeliz. La actividad esun sentimiento positivo de <strong>la</strong> independencia, y positivo, en general,es lo que en el hombre está acompañado por <strong>la</strong> alegría. Por esoDios, como ya hemos dicho anteriormente, es el concepto de <strong>la</strong>alegría pura e ilimitada. Sólo tenemos éxito cuando obramos conalegría; <strong>la</strong> alegría lo vence todo. Una actividad alegre es aquel<strong>la</strong>que coincide con nuestra esencia, que no sentimos como unabarrera, y en consecuencia tampoco como una obligación. Ahorabien; <strong>la</strong> actividad más dichosa y más feliz es <strong>la</strong> actividadproductiva. Leer, por ejemplo, es precioso. La lectura es unaactividad pasiva; en cambio, el crear cosas dignas de leer, es másprecioso. Más feliz es aquel que da que aquel que acepta; esteproverbio vale también aquí. El concepto específico de <strong>la</strong> actividadproductiva se aplica luego a Dios, vale decir, es objetivado enrealidad como una actividad y como una esencia divina. Sólo seelimina cualquier determinación especial, cualquier c<strong>la</strong>se deactividad: sólo queda <strong>la</strong> determinación fundamental, pero que es enel fondo una determinación fundamental humana: <strong>la</strong> producción deuna cosa extrínseca. Dios no ha producido nada, ni esto ni aquello,ni nada especial como lo hace el hombre; sino Todo, toda suactividad es simplemente universal e ilimitada. Por eso secomprende, y es una consecuencia necesaria, que <strong>la</strong> forma cómoDios ha producido todo, es sencil<strong>la</strong>mente inconcebible, porque estaactividad no es ninguna c<strong>la</strong>se de actividad, porque <strong>la</strong> pregunta porel "cómo" es una pregunta insensata, una pregunta que deberechazarse debido al concepto fundamental de <strong>la</strong> actividadilimitada. Cualquier actividad especial produce, de una maneraespecial, sus efectos porque aquí <strong>la</strong> actividad es más bien un mododeterminado de actividad: luego se presenta necesariamente <strong>la</strong>pregunta: ¿cómo produjo esto? Pero <strong>la</strong> contestación a <strong>la</strong> preguntade cómo ha hecho Dios el mundo, debe ser necesariamente

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