hombre irreligioso, porque sólo cree en una providencia natural,cuya providencia, a los ojos de <strong>la</strong> religión, es tanto como nada. Poreso, <strong>la</strong> providencia se refiere esencialmente sólo al hombre eincluso entre los hombres sólo a los religiosos. "Dios es el salvadorde todos los hombres, pero especialmente de los fieles" segúnTimoteo, 4,10. La providencia pertenece, así como <strong>la</strong> religión, sóloal hombre; ello debe expresar <strong>la</strong> diferencia esencial entre elhombre y el animal, y debe arrebatar al hombre a <strong>la</strong>s fuerzas de <strong>la</strong>naturaleza. Jonás en el vientre de una ballena, Daniel en <strong>la</strong> jau<strong>la</strong>de los leones, son ejemplos de cómo <strong>la</strong> providencia distingue entreel hombre religioso y el animal. Por eso si <strong>la</strong> providencia, que semanifiesta en <strong>la</strong>s garras y los colmillos de los animales y esadmirada tanto por los piadosos investigadores cristianos de <strong>la</strong>sciencias naturales, es una verdad, entonces <strong>la</strong> providencia de <strong>la</strong>Biblia, y <strong>la</strong> providencia de <strong>la</strong> religión, es una mentira y viceversa.¡Qué hipocresía miserable y al mismo tiempo ridícu<strong>la</strong> quererreconocer a <strong>la</strong> vez <strong>la</strong> naturaleza y <strong>la</strong> Biblia! ¡Cómo contradice <strong>la</strong>naturaleza a <strong>la</strong> Biblia! y ¡Cómo contradice <strong>la</strong> Biblia a <strong>la</strong> naturaleza!El Dios de <strong>la</strong> naturaleza se manifiesta en que da al león <strong>la</strong> fuerzanecesaria y los órganos que lo hacen apto para mantenerse a símismo, y si fuera necesario, para ahogar a un individuo humano ycomerlo; pero el Dios de <strong>la</strong> Biblia, se manifiesta en que arrebata alindividuo humano de los colmillos del león.La providencia es un bien particu<strong>la</strong>r del hombre; expresa elvalor del hombre en oposición con los demás seres naturales; losaca de <strong>la</strong> conexión con el mundo total. La providencia es <strong>la</strong>convicción del hombre del valor infinito de su existencia -unaconvicción en que renuncia a <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong>s cosasexteriores-; es el idealismo de <strong>la</strong> religión. por eso, <strong>la</strong> creencia en <strong>la</strong>providencia, es lo mismo que <strong>la</strong> creencia en <strong>la</strong> inmortalidadpersonal, sólo con <strong>la</strong> diferencia de que aquí se expresa el valorinfinito, con respecto al tiempo, como una duración infinita de <strong>la</strong>existencia.Quien no tiene ninguna c<strong>la</strong>se de pretensiones especiales,quien es indiferente con respecto a sí mismo, quien no se separade <strong>la</strong> naturaleza, quien cree que desaparecería como una parte enel universo total, no cree en ninguna providencia, es decir, enninguna providencia especial; pero sólo <strong>la</strong> providencia especial es<strong>la</strong> providencia en el sentido de <strong>la</strong> religión. La creencia en <strong>la</strong>providencia es <strong>la</strong> creencia en el valor propio, de ahí <strong>la</strong>sconsecuencias beneficiosas de esa fe, pero también <strong>la</strong> humildad48falsa, <strong>la</strong> vanagloria religiosa, que por cierto no confía en sí misma,pero en cambio deja a Dios <strong>la</strong> preocupación por el hombre, es <strong>la</strong>creencia del hombre en sí mismo. Dios se preocupa de mí; Diosquiere mi felicidad, mi salvación; él quiere que yo sea feliz; pero lomismo quiero yo también, luego mi propio interés es el interés deDios, mi propia voluntad es <strong>la</strong> voluntad de Dios, mi propio fin finales el fin de Dios, el amor de Dios hacia mí no es más que mi amora mí mismo divinizado.Pero, donde se cree en <strong>la</strong> providencia, allí <strong>la</strong> fe en Dios sehace depender de <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> providencia. Quien niega que exista <strong>la</strong>providencia, niega <strong>la</strong> existencia de Dios, o -lo que es lo mismo- queDios es Dios, pues un Dios que no sea <strong>la</strong> providencia del hombre,es un Dios ridículo, un Dios que le falta <strong>la</strong> propiedad más esencial,más divina y más adorable. Por tanto, <strong>la</strong> fe en Dios no es otra cosaque <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> dignidad humana, <strong>la</strong> fe en el significado divino delser humano. Pero <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> providencia (religiosa) es idéntica con<strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> creación de <strong>la</strong> nada y viceversa; luego ésta no puedetener tampoco ningún otro significado que el significado reciénexplicado de <strong>la</strong> providencia, y en realidad, no tiene tampoco otrosignificado. La religión expresa esto suficientemente por el hechode que considera al hombre como fin de <strong>la</strong> creación. Todas <strong>la</strong>scasas han sido creadas por el hombre y no por el<strong>la</strong>s mismas.Quien designe esta doctrina, como lo hacen los piadosos cristianosinvestigadores científicos de <strong>la</strong> naturaleza, como arrogancia, defineal mismo cristianismo como arrogancia; porque, asegurar que elmundo material haya sido creado por causa del hombre, significamucho menos que decir que Dios, o por lo menos, según SanPablo, un ser que es casi Dios y que apenas puede distinguirse deDios, se haya hecho hombre por causa del hombre.Pero, si el hombre es el fin de <strong>la</strong> creación, es también suverdadera causa, pues el Hijo es el principio de <strong>la</strong> acción. Ladiferencia entre el hombre como fin de <strong>la</strong> creación y el hombrecomo causa de ésta, consiste sólo en que <strong>la</strong> causa es <strong>la</strong> esenciaabstracta y derivada del hombre, el fin en cambio, es el hombreindividual y real, o en otras pa<strong>la</strong>bras, que el hombre sabe que es elfin de <strong>la</strong> creación; pero no sabe que es <strong>la</strong> causa, porque distingue<strong>la</strong> causa, de <strong>la</strong> esencia, como otro ser personal diferente de él.Pero este otro ser personal y creador, no es en realidad otra cosaque <strong>la</strong> personalidad humana fuera de todo contacto con el mundo,esa personalidad humana que para <strong>la</strong> creación, o sea <strong>la</strong> afirmacióndel mundo, de <strong>la</strong> existencia objetivada, de otro ser dependiente
finito y nulo da <strong>la</strong> seguridad de su exclusiva existencia real. En <strong>la</strong>creación no se trata de <strong>la</strong> verdad y de <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> naturaleza odel mundo, sino de <strong>la</strong> verdad y de <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> personalidad, de<strong>la</strong> subjetividad en oposición al mundo. Trátase de <strong>la</strong> personalidadde Dios, pero allí es <strong>la</strong> personalidad del hombre, librada de todas<strong>la</strong>s determinaciones y limitaciones de <strong>la</strong> naturaleza. De ahí <strong>la</strong>participación íntima en <strong>la</strong> creación; <strong>la</strong> repugnancia de <strong>la</strong>scosmogonías panteísticas; pues <strong>la</strong> creación es, como el Diospersonal mismo, no un objeto científico, sino personal, no un objetode <strong>la</strong> inteligencia libre, sino del interés del sentimiento. Trátase de<strong>la</strong> creación sólo de <strong>la</strong> garantía, de <strong>la</strong> última verificación imaginablede <strong>la</strong> personalidad subjetiva como de una esencia absolutamenteseparada, que no tiene nada que ver con <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong>naturaleza, que está por encima y fuera del mundo.El hombre se diferencia de <strong>la</strong> naturaleza. Esa diferencia es suDios, <strong>la</strong> diferencia de Dios con respecto a <strong>la</strong> naturaleza no es otracosa que <strong>la</strong> diferencia del hombre con respecto a <strong>la</strong> naturaleza. Laoposición entre panteísmo y personalismo se resuelve en <strong>la</strong>pregunta: ¿Es <strong>la</strong> esencia del hombre una esencia extramundanal ointramundana, sobrenatural o natural? Por eso son infructuosas,vanas, insensatas y repugnantes <strong>la</strong>s especu<strong>la</strong>ciones y dispuestassobre <strong>la</strong> personalidad e impersonalidad de Dios; pues loscontrincantes, especialmente cuando especu<strong>la</strong>n con <strong>la</strong>personalidad, no l<strong>la</strong>man a <strong>la</strong> criatura con su nombre verdadero;ponen el candil debajo del almud; especu<strong>la</strong>n en verdad sólo sobresí mismos, especu<strong>la</strong>n sólo en el interés de su propio instinto defelicidad, y, sin embargo, no quieren creerlo y se rompen <strong>la</strong> cabeza,especu<strong>la</strong>ndo en <strong>la</strong> creencia vana de averiguar los secretos de otroser. El panteísmo identifica al hombre con <strong>la</strong> naturaleza -ya seacon respecto a su apariencia sensible, ya sea con respecto a su se;deductivo-; el personalismo aís<strong>la</strong>, separa al hombre de <strong>la</strong>naturaleza haciendo de él un todo mientras que es una parte y loconvierte en un ser absolutamente propio. Es ésta <strong>la</strong> diferencia.Por eso, si queréis ac<strong>la</strong>rar estas cosas, cambiad vuestraantropología mística y equivocada a <strong>la</strong> que l<strong>la</strong>máis teología, con <strong>la</strong>antropología verdadera y especu<strong>la</strong>d en <strong>la</strong> luz de <strong>la</strong> conciencia y de<strong>la</strong> naturaleza, sobre <strong>la</strong> diversidad o unidad de <strong>la</strong> esencia humanacon <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> naturaleza. Vosotros mismos confesáis que <strong>la</strong>esencia del Dios panteístico no es otra Cosa que <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong>naturaleza. ¿Por qué, entonces, sólo queréis ver <strong>la</strong> paja en el ojoajeno; mientras que no observáis <strong>la</strong> viga en el vuestro? ¿Por quéqueréis, con respecto a vosotros, hacer una excepción de <strong>la</strong> ley49universalmente válida? Luego, confesad también que vuestro serpersonal, que vosotros, al creer en un Dios sobrenatural yextranatural, no creéis en otra cosa que en <strong>la</strong> esencia sobrenaturaly extranatural de vuestro propio ser.Como en todas <strong>la</strong>s cosas, así también en <strong>la</strong> creación <strong>la</strong>sdeterminaciones agregadas, generales, metafísicas y hastapanteísticas, ocultan <strong>la</strong> esencia propia de <strong>la</strong> creación. Pero sólonecesita ser atento con respecto a esas determinaciones paraconvencerse de que el núcleo de <strong>la</strong> creación no es otra cosa que <strong>la</strong>autonomía del ser humano en oposición a <strong>la</strong> naturaleza. Diosproduce al mundo fuera de sí; primero sólo es una idea, un p<strong>la</strong>n,una resolución, ahora se convierte en un hecho y con ello el mundose presenta como un ser que está fuera de Dios, es diferente de ély, re<strong>la</strong>tivamente por lo menos, independiente. Pero, del mismomodo, el hombre, al diferenciarse del mundo, y al concebirse comoun ser diferente de él mismo, concibe al mundo como un serdiferente y esa aptitud por <strong>la</strong> cual se diferencia, es un acto. Luego,al considerar el mundo fuera de Dios, se considera a Dios como unser ais<strong>la</strong>do diferente del mundo, Luego si el mundo está fuera deDios, ¿qué otra cosa es ese Dios que vuestro propio ser subjetivo?.Al intervenir <strong>la</strong> reflexión astuta, se niega, por cierto, <strong>la</strong> diferenciaentre lo que está afuera y lo que está adentro, como una diferenciafinita y humana. Pero <strong>la</strong> negación de <strong>la</strong> inteligencia, que es sólouna insensatez de <strong>la</strong> religión, no debe tomarse en cuenta, Si esseria, destruye el fundamento de <strong>la</strong> conciencia religiosa; suprime <strong>la</strong>posibilidad y hasta <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> creación, pues sólo se basa en<strong>la</strong> verdad de esa diferencia. Además, el efecto de <strong>la</strong> creación, <strong>la</strong>majestad de ese acto para el sentimiento y <strong>la</strong> fantasía, se pierdepor completo si no se toma aquel<strong>la</strong> distinción y diferencia en .elsentido ver a ero. Pues ¿ qué otra cosa significa: hacer, crear,producir, a no ser, objetivar y hacer sensible algo que por lo prontosólo es subjetivo y en consecuencia invisible, no existente, demanera que ahora también otros seres diferentes de mí puedenconocer y disfrutado? Luego, crear y producir significa poner algofuera de mí, hacer algo diferente de mí. Donde no hay <strong>la</strong> realidad y<strong>la</strong> posibilidad de que exista algo fuera de mí, allí no se puedehab<strong>la</strong>r ni de hacer ni de crear. Dios es eterno, pero el mundo haprincipiado; Dios era cuando el mundo todavía no era, Dios esinvisible e insensible, pero el mundo es sensible materialmente,luego está fuera de Dios: pues, ¿cómo podría existir lo que esmaterial, <strong>la</strong> masa, <strong>la</strong> materia como tal en Dios? El mundo está en elmismo sentido fuera de Dios, en que el árbol, el animal y el mundo
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vale ella por sí misma como un pod