enefactor invisible; verle cara a cara es el deseo más ardiente de<strong>la</strong>mor. Ver es un acto divino, <strong>la</strong> felicidad reside en el sólo aspectodel ser querido. La mirada es <strong>la</strong> certeza del amor. Y <strong>la</strong> encarnaciónno tiene otro objeto ni otro significado u otro fin que dar <strong>la</strong> certezaindudable del amor de Dios hacia el hombre. El amor queda, pero<strong>la</strong> encarnación sobre <strong>la</strong> Tierra pasa; <strong>la</strong> apariencia era limitada conrespecto al tiempo y al lugar, sólo pocos <strong>la</strong> percibieron; pero <strong>la</strong>esencia de <strong>la</strong> aparición es eterna y general. Todavía debemoscreer en <strong>la</strong> aparición y no por el<strong>la</strong>, sino por su esencia: pues sólonos ha quedado el aspecto del amor.La demostración más c<strong>la</strong>ra y más irrefutable de que elhombre en <strong>la</strong> religión se considera a sí mismo como objeto divino ycomo fin divino, que en <strong>la</strong> religión sólo expresa <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción a supropio ser o sea a sí mismo, es el amor de Dios hacia el hombre,que constituye el fundamento y el centro de <strong>la</strong> religión. Dios sedespoja de su divinidad por amor hacia el hombre. En esto reside<strong>la</strong> expresión más sublime de <strong>la</strong> encarnación: el ser supremo sehumil<strong>la</strong> por amor hacia el hombre. En Dios intuyo por lo tanto mipropia esencia; yo tengo valor para Dios; <strong>la</strong> importancia divina demi ser aquí se me reve<strong>la</strong>. ¿Cómo puede apreciarse el valor delhombre en una forma más sublime que cuando Dios, por amor alhombre, se convierte en un hombre y cuando el hombre seconvierte en el objeto final del amor divino? El amor de Dios haciael hombre es una determinación esencial del ser divino: Dios meama a mí y ama al hombre en general. En esto reside el significadoy el efecto fundamental de <strong>la</strong> religión. El amor de Dios me haceamar; el amor de Dios al hombre es <strong>la</strong> causa del amor de loshombres hacia Dios: el amor divino causa y despierta el amorhumano. "Amemos a él porque él nos ha amado primero". ¿Qué espor lo tanto lo que yo amo en Dios? Es el amor, el amor hacia elhombre. ¿Pero si yo amo y adoro al amor con que Dios ama a loshombres, no amo yo entonces al hombre, no es mi amor hacia Diosindirectamente también un amor hacia el hombre? ¿No es aquellomás íntimo lo que yo quiero, tengo yo un corazón si no quiero? N o,sólo el amor es el corazón del hombre. ¿Pero qué es el amor sinaquello que yo quiero? Luego lo que yo quiero es mi corazón, es micontenido, es mi ser.¿Por qué está el hombre de duelo, por qué pierde hasta <strong>la</strong>sganas de vivir cuando ha perdido el objeto amado, por qué?Porque con el objeto querido ha perdido su corazón, el principio de<strong>la</strong> vida, por eso si Dios quiere al hombre, es el hombre el corazón28de Dios y el bienestar del hombre su interés íntimo. Por esocuando el hombre es el objeto de Dios, ¿no es entonces el hombre,en Dios, el objeto para sí mismo? ¿No es el ser humano elcontenido del ser divino, cuando Dios es el amor, pero el contenidoesencial de este amor es el hombre? ¿No es el amor de Dios haciael hombre, ese fundamento y centro de <strong>la</strong> religión, el amor delhombre hacia sí mismo, objetivado y considerado como <strong>la</strong> verdadmás sublime y como el ser supremo del hombre? ¿No es <strong>la</strong> frase"Dios ama al hombre" un orientalismo -<strong>la</strong> religión es esencialmenteoriental- que en nuestro idioma diría: lo más sublime es el amor delhombre?La verdad que aquí ha sido reducida mediante el análisis delmisterio de <strong>la</strong> encarnación, se ha hecho presente también a <strong>la</strong>conciencia religiosa. Así dice por ejemplo, Lutero: "Quien concibeesto (es decir, <strong>la</strong> encarnación de Dios) en verdad, debería amar atodos los seres de sangre y de carne por amor hacia <strong>la</strong> sangre y <strong>la</strong>carne que está arriba, a <strong>la</strong> derecha de Dios, y no debería jamásestar enojado con ningún hombre. Por eso, <strong>la</strong> dulce humanidad deCristo, de nuestro Dios, debería llenar a todos los corazones dealegría, de manera que ningún pensamiento de ira o no amistosotuviera cabida en él. Y cada hombre debería considerar al otro congran cariño y esto por amor a nuestra carne y sangre. Por eso nosdebería llenar de gran alegría y de feliz orgullo el hecho de quenosotros hemos sido tan honrados por encima de todas <strong>la</strong>s demáscriaturas y hasta por encima de los ángeles; podemosvanagloriarnos en verdad: mi propia carne y sangre está sentada a<strong>la</strong> derecha de Dios y gobierna todo.Semejante honor no lo tiene ninguna criatura ni tampoconingún ángel.Esto debería ser como un horno en el cual se funden paraformar un solo corazón y debería encender tanto amor entrenosotros los hombres que nos amáramos los unos a los otros decorazón. Pero lo que significa para <strong>la</strong> .verdad religiosa <strong>la</strong> esenciade <strong>la</strong> fábu<strong>la</strong> y <strong>la</strong> cosa principal, es para <strong>la</strong> conciencia religiosa sólo<strong>la</strong> moral y una cosa secundaria.CAPÍTULO VIEl misterio de Dios que sufre
29UNA DETERMINACIÓN <strong>ESENCIA</strong>L del Dios hecho hombre,o sea, lo que es lo mismo, del Dios humano, es decir, de Cristo, essu pasión. El amor se comprueba en los sufrimientos. Todos lospensamientos y sentimientos que se concretan alrededor de <strong>la</strong>persona de Cristo, convergen en el concepto de su sufrimiento.Dios, como Dios, es el máximo de toda <strong>la</strong> perfección humana; Dios,como Cristo, es el máximo de toda <strong>la</strong> miseria humana. Los filósofospaganos celebran <strong>la</strong> actividad y especialmente <strong>la</strong> actividad de <strong>la</strong>inteligencia como actividad suprema y divina; los cristianos, encambio, santificaban el sufrimiento y lo ponen en Dios. Si Dios,como acto puro y como actividad pura, es el Dios de <strong>la</strong> filosofíaabstracta, es, en cambio, Cristo, el Dios de los cristianos, cornopasión pura, <strong>la</strong> idea suprema metafísica, el ser supremo delcorazón. Pues, ¿qué es lo q e hace más presión sobre el corazónque el sufrimiento, pero el sufrimiento del que de por sí no puedesufrir, el sufrimiento del inocente, del libre de pecado, el sufrimientoúnicamente en bien de los demás, el sufrimiento del amor, de <strong>la</strong>negación de sí mismo? Pero precisamente porque es <strong>la</strong> historiamás conmovedora para el corazón humano y en general para elcorazón -pues sería una locura ridícu<strong>la</strong> del hombre imaginarse Otrocorazón que el corazón humano-, sigue de ello en formaincontestable que en esa historia de <strong>la</strong> pasión, no se encuentra otracosa que <strong>la</strong> esencia del corazón y que el<strong>la</strong> no es una invención de<strong>la</strong> inteligencia humana o de <strong>la</strong> facultad poética, sino del corazónhumano. Pero éste no inventa corno <strong>la</strong> libre fantasía o <strong>la</strong>inteligencia. El corazón sufre y recibe; todo lo que proviene de él leparece corno irremediable, corno impuesto, como algo que obracon <strong>la</strong> fuerza de una necesidad urgente. Él domina y gobierna alhombre; quien es dominado por el corazón es dominado como porun demonio, por un Dios. El corazón no conoce a ningún otro Dios,ningún ser más excelente que su propio Dios, cuyo nombre porcierto puede ser otro diferente, pero cuya esencia, cuya sustancia,es <strong>la</strong> esencia propia del corazón. Y, precisamente, del corazón, de<strong>la</strong> necesidad intrínseca de hacer bien, de vivir y morir para loshombres, del instante divino de <strong>la</strong> beneficencia que quiere hacerfelices a todos, que no excluye a nadie, ni al más detestable, almás humilde, del deber moral de <strong>la</strong> beneficencia en el sentidosupremo; esa beneficencia que se ha convertido en una necesidadintrínseca, o sea en un asunto del corazón que se ha formado de <strong>la</strong>esencia humana tal como se manifiesta como corazón y por elcorazón, ha nacido <strong>la</strong> esencia del cristianismo, libre de elementos ycontradicciones teológicas, es decir, el cristianismo legítimo.Pues lo que en <strong>la</strong> religión es predicado, esto lo podemosconvertir, según lo que ya hemos visto, en sujeto, y lo que es enel<strong>la</strong> sujeto, lo podemos hacer predicado, de manera que invertimoslos oráculos de <strong>la</strong> religión para concebir<strong>la</strong>s como contre-vérités.Dios sufre -sufrir es el predicado- pero para los hombres, paraotros, no para sí mismo. ¿Qué significa eso en nuestro idioma? Nosignifica otra cosa sino que sufrir para otros es divino; quien sufrepara otros perdiendo por ellos su alma y su vida, obra divinamente,es para los hombres Dios.Pero <strong>la</strong> pasión de Cristo no representa so<strong>la</strong>mente elsufrimiento moral y espontáneo, el sufrimiento del amor, de <strong>la</strong>fuerza de sacrificarse en bien de los demás; sino que representatambién el sufrimiento como tal, el sufrimiento en cuanto aexpresión de <strong>la</strong> capacidad de sufrir. La religión cristiana es tanpoco sobrehumana, que hasta santifica <strong>la</strong> debilidad humana.Cuando el filósofo pagano, aún al recibir <strong>la</strong> noticia de <strong>la</strong> muerte desu propio hijo exc<strong>la</strong>ma: "Ya sabía que yo había dado <strong>la</strong> vida a unser mortal", Cristo derrama, en cambio -por lo menos el Cristobíblico, pues del Cristo prebíblico y no bíblico no sabemos nadalágrimassobre <strong>la</strong> muerte de Lázaro, muerte que sin embargo enrealidad sólo era una muerte aparente. Sócrates, con ánimo íntegrovacía <strong>la</strong> copa de veneno Cristo exc<strong>la</strong>ma: "Oh, si fuera posible noquisiera apurar este cáliz". Cristo a ese respecto es <strong>la</strong> confesión de<strong>la</strong> sensibilidad humana. El cristiano en oposición al principioestoico, con su rigurosa energía de voluntad y su independencia,ha asumido <strong>la</strong> conciencia de <strong>la</strong> propia excitabilidad y sensibilidaden <strong>la</strong> conciencia de Dios; <strong>la</strong> encuentra en Dios, con tal que no seauna debilidad pecaminosa, que no niega, que no condena.El sufrimiento es el mandato supremo del cristianismo y <strong>la</strong>historia misma del cristianismo es <strong>la</strong> historia de los sufrimientos de<strong>la</strong> humanidad. Si los paganos mezc<strong>la</strong>ban el júbilo del p<strong>la</strong>cerpecaminoso al culto de los dioses, los cristianos, naturalmente losantiguos cristianos, mezc<strong>la</strong>ban gemidos del corazón y delsentimiento con sus servicios divinos. Pero, así como un Diossensible, un Dios de <strong>la</strong> vida, es venerado allí donde <strong>la</strong>sexc<strong>la</strong>maciones de alegría sensual pertenecen a su culto y comoesos gritos jubilosos sólo son una definición sensible de <strong>la</strong> esenciade los dioses a quienes ese júbilo es dirigido, así también losgemidos del corazón de los cristianos son sonidos provenientes delinterior de su alma, de <strong>la</strong> esencia íntima de su Dios. El Dios del
- Page 1 and 2: LA ESENCIA DEL CRISTIANISMOLudwig F
- Page 3 and 4: Pero aunque la "infinita libertad y
- Page 5 and 6: pero objetivada, por lo menos en cu
- Page 7 and 8: afirmas la infinitud de la facultad
- Page 9 and 10: como si el hombre religioso se dier
- Page 11 and 12: preguntar si Dios en sí está dota
- Page 13 and 14: no son quimeras, porque la existenc
- Page 15 and 16: y tanto más es rebajado lo humano
- Page 17 and 18: propia actividad. Pero precisamente
- Page 19: que, en verdad, es infinita y divin
- Page 22 and 23: distinguir la esencia y la existenc
- Page 24 and 25: moral, no de la naturaleza, sino ex
- Page 26 and 27: El dogma nos da dos objetos: Dios y
- Page 30 and 31: servicio divino es el Dios verdader
- Page 32 and 33: La religión, por lo menos la crist
- Page 34 and 35: a las determinaciones genéricas y
- Page 36 and 37: Dios, el ser personificación de la
- Page 38 and 39: CAPÍTULO IXEl misterio del princip
- Page 40 and 41: y cuando la diferencia no es nada e
- Page 42 and 43: propio, la inteligencia." "Sin esta
- Page 44 and 45: ateas". Le encanta el brillo de las
- Page 46 and 47: cuando está consigo y con su ser.
- Page 48 and 49: hombre irreligioso, porque sólo cr
- Page 50 and 51: en general están fuera de mi repre
- Page 52 and 53: hubieron visto a Dios, comieron y b
- Page 54 and 55: destructor; en una palabra, Jehová
- Page 56 and 57: que perturban, es reconcentración
- Page 58 and 59: y las cumple; y la fe se refiere a
- Page 60 and 61: sólo vive para sus sentimientos, a
- Page 62 and 63: modo que la resurrección, benefici
- Page 64 and 65: te da la vida eterna, y no te cuest
- Page 66 and 67: y del Hijo. Ya la manera como el Es
- Page 68 and 69: como contenido de todas las perfecc
- Page 70 and 71: astaría para lograr el fin de la e
- Page 72 and 73: Pero se objeta que el cristianismo
- Page 74 and 75: sólo como un ser parcial, que nece
- Page 76 and 77: vida mejor, Dios no es ni justo ni
- Page 78 and 79:
vida celestial. La otra vida no es
- Page 80 and 81:
vida de alegría, así como aquí c
- Page 82 and 83:
omitir estas cosas sin mutilar forz
- Page 84 and 85:
La creación, en el sentido del mec
- Page 86 and 87:
La contradicción en la existencia
- Page 88 and 89:
la existencia de Dios pasa por enci
- Page 90 and 91:
objeto: Dios, el otro ser. El hombr
- Page 92 and 93:
palabra determinada. Otra palabra,
- Page 94 and 95:
original, porque ellos mismos queda
- Page 96 and 97:
participa directamente mi propio se
- Page 98 and 99:
descansa en el parentesco natural:
- Page 100 and 101:
por lo tanto, se simboliza también
- Page 102 and 103:
Luego, las tres personas son solame
- Page 104 and 105:
La religión separa la esencia del
- Page 106 and 107:
significa: el pan es sólo según e
- Page 108 and 109:
especialmente de su causa una cuest
- Page 110 and 111:
solamente a la moral, no a la dogm
- Page 112 and 113:
católicos hoy todavía para demost
- Page 114 and 115:
Pero al mismo tiempo, mientras yo h
- Page 116 and 117:
eligión- o como hacia una persona,
- Page 118 and 119:
vale ella por sí misma como un pod