significa: el pan es sólo según el significado carne. Por cierto, tienepara <strong>la</strong> fe este significado el sentido de una existencia real -asícomo en general en el éxtasis del fervor algo que significa seconvierte lo significado- no debe significar carne, sino ser. Peroeste ser no es, pues, ser carnal; es sólo un ser creado,representado, imaginado, es decir, sólo tiene el valor y <strong>la</strong> cualidadde un significado. Una cosa que para mí tiene un significadoespecial es otra en mi representación que en <strong>la</strong> realidad. Lo quesignifica no es aquello que es significado. Lo que es, cae en lossentidos; lo que significa, sólo existe en mi representación, en <strong>la</strong>fantasía, es sólo para mí, no para los demás, no existeobjetivamente.Así también aquí. Por eso Zwinglio dice que comunión sólotiene un significado subjetivo, y al decir esto ha dicho lo mismo quelos demás; sólo destruyó <strong>la</strong> ilusión de <strong>la</strong> facultad imaginativareligiosa; porque es en <strong>la</strong> comunión es sólo una imaginación, perocon <strong>la</strong> imaginación de que no es imaginación.Zwinglio ha expresado sencil<strong>la</strong>mente, prosaica yracionalísticamente -y por eso en forma brutal- lo que los demásdijeron mística e indirectamente, confesando ellos que sólo de <strong>la</strong>mentalidad digna, o sea de <strong>la</strong> fe, depende <strong>la</strong> eficacia de <strong>la</strong>comunión. Quiere decir que sólo para el pan y vino son carne ysangre del Señor, y hasta el mismo Señor, para quien tienen elsignificado sobrenatural del cuerpo divino; porque sólo de ellodepende el afecto religioso.Pero si <strong>la</strong> comunión no opera por sí misma, si enconsecuencia es nada -porque sólo existe lo que obra- sin <strong>la</strong>mentalidad correspondiente, sin <strong>la</strong> fe, entonces tiene toda suimportancia únicamente en esta fe; todo el acontecimiento sedesarrol<strong>la</strong> en los sentimientos. Aunque <strong>la</strong> imaginación de que yorecibo al cuerpo real del Señor tenga un influjo sobre el almareligiosa, hay que decir que esta imaginación a su vez sale de<strong>la</strong>lma; sólo efectúa sentimientos piadosos porque el<strong>la</strong> misma es unaimaginación piadosa. Luego, también en este caso el sujetoreligioso es afectado y determinado por sí mismo, como si fuerapor otro ser mediante <strong>la</strong> representación de un objeto imaginado. Yopodría, por lo tanto, también, sin <strong>la</strong> intervención de vino y de pan, ysin ninguna c<strong>la</strong>se de ceremonias eclesiásticas, en mí mismo, esdecir, en <strong>la</strong> imaginación, realizar el acto de <strong>la</strong> comunión. Hayinnumerables poesías piadosas cuya única materia es <strong>la</strong> sangre de106Cristo. Tendríamos entonces en el<strong>la</strong>s una celebración de <strong>la</strong>comunión muy poética. En <strong>la</strong> representación viva del Salvador quesufre y derrama su sangre, se une el alma con él; aquí el alma seembarga en entusiasmo poético tomando <strong>la</strong> sangre pura einmacu<strong>la</strong>da, no mezc<strong>la</strong>da con <strong>la</strong> materia contradictoria y sensible;aquí no se introduce ningún objeto que estorbe entre <strong>la</strong>representación de <strong>la</strong> sangre y <strong>la</strong> sangre misma.Pero aunque <strong>la</strong> comunión, en general el sacramento, es unanada sin los sentimientos, sin <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> religión sin embargo,representa el sacramento como algo que existe en sí, como algoreal y exterior, que difiere de <strong>la</strong> esencia humana, de manera que en<strong>la</strong> conciencia religiosa <strong>la</strong> cosa verdadera, <strong>la</strong> fe, los sentimientos,sólo se convierten en una cosa secundaria, en una condición,mientras que <strong>la</strong> cosa imaginada y supuesta se convierte en cosaprincipal. Y <strong>la</strong>s consecuencias necesarias e inevitables de estematerialismo religioso, de esta subordinación de lo humano bajo losupuesto divino, de lo subjetivo bajo lo que se cree objetivo, de <strong>la</strong>verdad bajo <strong>la</strong> imaginación, de <strong>la</strong> moral bajo <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong>sconsecuencias necesarias, digo, son <strong>la</strong> superstición y <strong>la</strong>inmoralidad. Superstición porque se liga con un objeto un efectoque no se encuentra en <strong>la</strong> naturaleza de éste, porque una cosa nodebe ser lo que es en <strong>la</strong> verdad, porque <strong>la</strong> pura imaginación se dapor realidad; inmoralidad porque necesariamente en lossentimientos se separa <strong>la</strong> santidad de <strong>la</strong> acción como tal, de <strong>la</strong>moralidad, el consumo del sacramento se convierte en un actosanto y santificador también, independientemente de lossentimientos. Así, por lo menos, se presenta este asunto en <strong>la</strong>práctica, que no sabe nada de los sofismas de <strong>la</strong> teología. Asícomo por <strong>la</strong> religión se pone en contradicción con <strong>la</strong> inteligencia,por lo mismo se coloca también siempre en contradicción con elsentido moral. Sólo con el sentido de <strong>la</strong> verdad está dado tambiénel sentido para lo que es bueno. La maldad de <strong>la</strong> inteligencia estambién siempre una maldad del corazón. Quien engaña a suinteligencia, no tiene tampoco un corazón veraz y honrado; <strong>la</strong>sofística echa a perder a todo el hombre. Pero <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong>comunión, es sofisma. Con <strong>la</strong> verdad de los sentimientos seexpresa <strong>la</strong> falsedad de <strong>la</strong> presencia corporal de Dios; y, por otro<strong>la</strong>do, con <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> existencia objetiva se expresa <strong>la</strong> falsedady <strong>la</strong> no necesidad de los sentimientos.CAPÍTULO XXVII
107La contradicción entre <strong>la</strong> fe y el amorLos SACRAMENTOS HACEN PALPABLE <strong>la</strong> contradicciónentre el idealismo y el materialismo, y entre el subjetivismo y elobjetivismo, que constituyen <strong>la</strong> esencia más intrínseca de <strong>la</strong>religión. Pero los sacramentos no son nada sin <strong>la</strong> fe y el amor. Poreso, <strong>la</strong> contradicción existente en los sacramentos no conduce a <strong>la</strong>contradicción entre <strong>la</strong> fe y el amor. La esencia secreta de <strong>la</strong> religiónes <strong>la</strong> unidad del ser divino con el humano, pero <strong>la</strong> forma de <strong>la</strong>religión, o sea <strong>la</strong> esencia consciente y manifiesta de ésta, es <strong>la</strong>diferencia entre aquellos dos seres. Dios es el ser humano, pero essabido como otro ser. El amor es aquel factor que manifiesta <strong>la</strong>esencia oculta de <strong>la</strong> religión; <strong>la</strong> fe, en cambio, es aquel factor queconstituye su forma consciente. El amor identifica al hombre conDios y a Dios con el hombre; por eso también identifica al hombrecon el hombre. La fe separa a Dios del hombre, y por eso tambiénal hombre del hombre; porque Dios no es otra cosa sino elconcepto genérico místico de <strong>la</strong> humanidad, y por eso <strong>la</strong>separación de Dios de los hombres, significa <strong>la</strong> separación delhombre de sí mismo, o sea <strong>la</strong> disolución del vínculo común.Mediante <strong>la</strong> fe <strong>la</strong> religión se pone en contradicción con <strong>la</strong> moral, <strong>la</strong>razón, el sencillo sentido de verdad del hombre; en cambio, por e<strong>la</strong>mor se opone nuevamente a esta contradicción. La fe aís<strong>la</strong> aDios, lo convierte en un ser especial y distinto; el amor generaliza;convierte a Dios en un ser común, cuyo amor es idéntico con e<strong>la</strong>mor al hombre. La fe divide al hombre en su interior consigomismo, y en consecuencia también en el exterior; pero el amorsana <strong>la</strong>s heridas que produce <strong>la</strong> fe en el corazón del hombre. La feconvierte a <strong>la</strong> fe en Dios en una ley; el amor es libertad, el<strong>la</strong> nisiquiera condena al ateo, porque el amor mismo es ateo, puesniega aunque no sea teóricamente, pero sí prácticamente, <strong>la</strong>existencia de un Dios especial opuesto al hombre.La fe distingue entre lo que es verdad y lo que es mentira yrec<strong>la</strong>ma para sí so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> verdad. La fe tiene una verdaddeterminada y especial que por lo tanto, necesariamente, estáunida con <strong>la</strong> negación en cuanto a su contenido. La fe es en sunaturaleza exclusiva. So<strong>la</strong>mente una es <strong>la</strong> verdad, so<strong>la</strong>mente unoes Dios, so<strong>la</strong>mente uno al cual pertenece el monopolio de <strong>la</strong>filiación divina; todo lo demás es una nada, es error, es estupidez.Jehová so<strong>la</strong>mente es el Dios verdadero, todos los demás diosesson ídolos inútiles.La fe tiene algo especial para sí en el sentido, se apoya enuna reve<strong>la</strong>ción especial de Dios, no ha llegado a lo que tiene poruna vía común, no por el camino que está abierto para todos loshombres sin diferencia alguna. Lo que a todos es accesible es algocomún, pero que por eso mismo no representa ningún objetoespecial de <strong>la</strong> fe. Que Dios es el Creador pueden conocerlo todoslos hombres por <strong>la</strong> naturaleza; pero lo que es este Dios en personapara sí mismo, es una cuestión especial de <strong>la</strong> gracia, es uncontenido de una fe especial. Por eso mismo, o sea porque ha sidomanifestado en manera especial, también el objeto de esta fe es unser especial. El Dios de los cristianos es también el Dios de lospaganos; pero, sin embargo, hay una gran diferencia, <strong>la</strong> mismadiferencia existe entre yo para el amigo y yo como objeto para unextraño que sólo me conoce desde muy lejos. Dios, como objetopara los cristianos, es muy distinto que como objeto para lospaganos. Los cristianos conocen a Dios en persona, cara a cara.En cambio, los paganos saben so<strong>la</strong>mente -y casi es esto unaconcesión demasiado grande- qué es Dios, pero no quién es Dios.Por eso los paganos se dedicaron también a <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría. Laigualdad de los cristianos y de los paganos ante Dios es, por lotanto, muy vaga; lo que tienen los paganos de común con loscristianos y viceversa -si es que queremos ser tan liberales paraestablecer algo que tengan en común-, no es lo cristianopropiamente dicho, ni es lo que constituye <strong>la</strong> fe. En lo que loscristianos son cristianos, en eso no son precisamente diferentes delos paganos!; pero lo son por su conocimiento especial de Dios;luego, su nota distintiva característica es Dios. La característicaespecial es <strong>la</strong> sal que da gusto al ser común. Un ser es lo que es,por lo que es especialmente; sólo quien me conoce en formaespecial y personal, me conoce verdaderamente. Luego, el Diosespecial, el Dios personal, éste es Dios, éste es desconocido tantopara los paganos como para los infieles en general, pero no paralos cristianos. Por cierto, está él destinado también a los paganos,pero mediatamente, sólo cuando ellos dejan de ser paganos,cuando se convierten en cristianos. La fe limita y entontece alhombre; le quita <strong>la</strong> libertad y <strong>la</strong> capacidad de apreciar debidamentelo que es distinto de él. La fe está perpleja en sí misma. Eldogmático filosófico y en general científico, se limita debido a <strong>la</strong>determinación exacta de su sistema. Pero esta limitación teóricatiene, por más ligada y estrecha que sea, un carácter libre, porquede por sí el terreno de <strong>la</strong> teoría es libre dado que aquí so<strong>la</strong>mentedeciden el asunto, <strong>la</strong> causa, <strong>la</strong> razón. Pero <strong>la</strong> fe hace
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