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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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significa: el pan es sólo según el significado carne. Por cierto, tienepara <strong>la</strong> fe este significado el sentido de una existencia real -asícomo en general en el éxtasis del fervor algo que significa seconvierte lo significado- no debe significar carne, sino ser. Peroeste ser no es, pues, ser carnal; es sólo un ser creado,representado, imaginado, es decir, sólo tiene el valor y <strong>la</strong> cualidadde un significado. Una cosa que para mí tiene un significadoespecial es otra en mi representación que en <strong>la</strong> realidad. Lo quesignifica no es aquello que es significado. Lo que es, cae en lossentidos; lo que significa, sólo existe en mi representación, en <strong>la</strong>fantasía, es sólo para mí, no para los demás, no existeobjetivamente.Así también aquí. Por eso Zwinglio dice que comunión sólotiene un significado subjetivo, y al decir esto ha dicho lo mismo quelos demás; sólo destruyó <strong>la</strong> ilusión de <strong>la</strong> facultad imaginativareligiosa; porque es en <strong>la</strong> comunión es sólo una imaginación, perocon <strong>la</strong> imaginación de que no es imaginación.Zwinglio ha expresado sencil<strong>la</strong>mente, prosaica yracionalísticamente -y por eso en forma brutal- lo que los demásdijeron mística e indirectamente, confesando ellos que sólo de <strong>la</strong>mentalidad digna, o sea de <strong>la</strong> fe, depende <strong>la</strong> eficacia de <strong>la</strong>comunión. Quiere decir que sólo para el pan y vino son carne ysangre del Señor, y hasta el mismo Señor, para quien tienen elsignificado sobrenatural del cuerpo divino; porque sólo de ellodepende el afecto religioso.Pero si <strong>la</strong> comunión no opera por sí misma, si enconsecuencia es nada -porque sólo existe lo que obra- sin <strong>la</strong>mentalidad correspondiente, sin <strong>la</strong> fe, entonces tiene toda suimportancia únicamente en esta fe; todo el acontecimiento sedesarrol<strong>la</strong> en los sentimientos. Aunque <strong>la</strong> imaginación de que yorecibo al cuerpo real del Señor tenga un influjo sobre el almareligiosa, hay que decir que esta imaginación a su vez sale de<strong>la</strong>lma; sólo efectúa sentimientos piadosos porque el<strong>la</strong> misma es unaimaginación piadosa. Luego, también en este caso el sujetoreligioso es afectado y determinado por sí mismo, como si fuerapor otro ser mediante <strong>la</strong> representación de un objeto imaginado. Yopodría, por lo tanto, también, sin <strong>la</strong> intervención de vino y de pan, ysin ninguna c<strong>la</strong>se de ceremonias eclesiásticas, en mí mismo, esdecir, en <strong>la</strong> imaginación, realizar el acto de <strong>la</strong> comunión. Hayinnumerables poesías piadosas cuya única materia es <strong>la</strong> sangre de106Cristo. Tendríamos entonces en el<strong>la</strong>s una celebración de <strong>la</strong>comunión muy poética. En <strong>la</strong> representación viva del Salvador quesufre y derrama su sangre, se une el alma con él; aquí el alma seembarga en entusiasmo poético tomando <strong>la</strong> sangre pura einmacu<strong>la</strong>da, no mezc<strong>la</strong>da con <strong>la</strong> materia contradictoria y sensible;aquí no se introduce ningún objeto que estorbe entre <strong>la</strong>representación de <strong>la</strong> sangre y <strong>la</strong> sangre misma.Pero aunque <strong>la</strong> comunión, en general el sacramento, es unanada sin los sentimientos, sin <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> religión sin embargo,representa el sacramento como algo que existe en sí, como algoreal y exterior, que difiere de <strong>la</strong> esencia humana, de manera que en<strong>la</strong> conciencia religiosa <strong>la</strong> cosa verdadera, <strong>la</strong> fe, los sentimientos,sólo se convierten en una cosa secundaria, en una condición,mientras que <strong>la</strong> cosa imaginada y supuesta se convierte en cosaprincipal. Y <strong>la</strong>s consecuencias necesarias e inevitables de estematerialismo religioso, de esta subordinación de lo humano bajo losupuesto divino, de lo subjetivo bajo lo que se cree objetivo, de <strong>la</strong>verdad bajo <strong>la</strong> imaginación, de <strong>la</strong> moral bajo <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong>sconsecuencias necesarias, digo, son <strong>la</strong> superstición y <strong>la</strong>inmoralidad. Superstición porque se liga con un objeto un efectoque no se encuentra en <strong>la</strong> naturaleza de éste, porque una cosa nodebe ser lo que es en <strong>la</strong> verdad, porque <strong>la</strong> pura imaginación se dapor realidad; inmoralidad porque necesariamente en lossentimientos se separa <strong>la</strong> santidad de <strong>la</strong> acción como tal, de <strong>la</strong>moralidad, el consumo del sacramento se convierte en un actosanto y santificador también, independientemente de lossentimientos. Así, por lo menos, se presenta este asunto en <strong>la</strong>práctica, que no sabe nada de los sofismas de <strong>la</strong> teología. Asícomo por <strong>la</strong> religión se pone en contradicción con <strong>la</strong> inteligencia,por lo mismo se coloca también siempre en contradicción con elsentido moral. Sólo con el sentido de <strong>la</strong> verdad está dado tambiénel sentido para lo que es bueno. La maldad de <strong>la</strong> inteligencia estambién siempre una maldad del corazón. Quien engaña a suinteligencia, no tiene tampoco un corazón veraz y honrado; <strong>la</strong>sofística echa a perder a todo el hombre. Pero <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong>comunión, es sofisma. Con <strong>la</strong> verdad de los sentimientos seexpresa <strong>la</strong> falsedad de <strong>la</strong> presencia corporal de Dios; y, por otro<strong>la</strong>do, con <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> existencia objetiva se expresa <strong>la</strong> falsedady <strong>la</strong> no necesidad de los sentimientos.CAPÍTULO XXVII

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