vida celestial. La otra vida no es otra cosa sino <strong>la</strong> vida enconformidad con el sentimiento, con <strong>la</strong> idea, a <strong>la</strong> cual esta vidacontradice. El más allá no tiene ningún otro significado, sino el desuprimir esta contradicción y realizar un estado que corresponde alsentimiento en el cual el hombre está en conformidad consigomismo. Un más allá desconocido sería una ridícu<strong>la</strong> quimera: <strong>la</strong> otravida no es otra cosa sino <strong>la</strong> realidad de una idea conocida, <strong>la</strong>satisfacción de un anhelo consciente, el cumplimiento de un deseo;sólo falta destruir <strong>la</strong>s barreras que se oponen aquí a <strong>la</strong> realidad de<strong>la</strong> idea. ¿En qué consistiría el consuelo, en qué el significado delmás allá, si viera en él una noche completamente oscura? No, allíes brillo de metal legítimo lo que aquí resp<strong>la</strong>ndece con coloresoscurecidos de metal oxidado. Por eso el más allá no tiene ningúnotro significado, ninguna otra razón de ser que <strong>la</strong> de separar delmetal los cuerpos extraños, separar de lo bueno lo malo, de loagradable lo desagradable, de lo que es digno de a<strong>la</strong>bar, lo quedebe reprocharse. La otra vida es <strong>la</strong> boda en que el hombre secasa con su amada. Ya hace mucho que conoce a su amada, yhacía mucho que <strong>la</strong> deseaba; pero re<strong>la</strong>ciones eternas, <strong>la</strong> insensiblerealidad, se opuso a su boda con el<strong>la</strong>. En esta boda su amada noserá ningún otro ser; porque de lo contrario, ¿cómo podríaanhe<strong>la</strong>r<strong>la</strong> tanto? Sólo que de ahora en ade<strong>la</strong>nte su amada serásuya, de un objeto de anhelo, se convertirá en un objeto deposesión efectiva.La otra vida es aquí sólo una imagen, pero no una imagen deuna cosa lejana y desconocida, sino un retrato del ser que elhombre ama y prefiere más que a ningún otro. A lo que el hombrequiere es a su alma. El pagano encerró <strong>la</strong>s cenizas de sus muertosqueridos en urnas; para los cristianos es <strong>la</strong> vida del más allá elmausoleo en que encierra su alma.Para conocer una fe y en general una religión, es necesarioobservar los escalones ínfimos y más toscos de <strong>la</strong> religión. No hayque contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> religión so<strong>la</strong>mente en una línea ascendente, sinoen todo el ancho de su existencia. También al contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong>religión absoluta, hay que tomar en cuenta <strong>la</strong>s diferentes religionesy no dejar <strong>la</strong>s otras en el pasado, porque sólo de este modo secomprende y se aprecia en forma adecuada, tanto <strong>la</strong> religiónabsoluta como <strong>la</strong>s demás religiones. Las más terribles"aberraciones", <strong>la</strong>s más salvajes orgías de <strong>la</strong> conciencia religiosa,permiten a menudo profundizar más <strong>la</strong>s miradas también en lossecretos de <strong>la</strong> religión absoluta. Las representaciones78aparentemente más groseras, son a menudo representacionessumamente infantiles, inocentes y verdaderas. Esto vale tambiénpara <strong>la</strong>s imaginaciones del más allá. El "salvaje" cuya concienciano pasa los límites de su país, que ha crecido con él enteramente,coloca también su país en el más allá de tal modo, que no deja <strong>la</strong>naturaleza así como es, sino que <strong>la</strong> mejora para vencer así <strong>la</strong>sdificultades de su vida y <strong>la</strong> representación del más allá. En estalimitación de los pueblos no civilizados, hay un rasgo conmovedor.El más allá no expresa aquí otra cosa que <strong>la</strong> añoranza. La muertelo separa de los suyos, de su pueblo, de su país. Pero el hombreque no ha ampliado su conciencia, no resiste esta separación;debe volver a su terruño. Los negros del oeste de <strong>la</strong> India, parapoder revivir en su patria, se matan. Es esta limitación de suconciencia, lo contrario directo del espiritualismo fantástico, quehace del hombre un vagabundo, el cual, indiferente hasta para con<strong>la</strong> tierra, corre de una estrel<strong>la</strong> a otra. Y por cierto, hay algunaverdad en eso, el hombre es lo que es por <strong>la</strong> naturaleza, por másque tenga cosas provenientes de su actividad propia. Pero hasta <strong>la</strong>misma actividad propia tiene en <strong>la</strong> naturaleza, respectivamente ensu naturaleza, su razón de ser. ¡Sed agradecidos hacia <strong>la</strong>naturaleza! El hombre no se deja separar de el<strong>la</strong>. El germano, cuyadivinidad es <strong>la</strong> actividad misma, debe su carácter en igual forma asu naturaleza como el oriental lo debe a <strong>la</strong> suya. El reproche de<strong>la</strong>rte hindú, de <strong>la</strong> religión y de <strong>la</strong> filosofía hindú, es un reproche de <strong>la</strong>naturaleza hindú. Vosotros os quejáis del crítico que arranca devuestras obras una pa<strong>la</strong>bra del contexto para poner<strong>la</strong> en ridículo.¿Por qué hacéis vosotros mismos lo que reprocháis en los demás?¿Por qué arrancáis <strong>la</strong> religión hindú de su contexto, en el cual estan razonable como vuestra religión absoluta?La creencia en un más allá, en una vida después de <strong>la</strong>muerte, no es, en el fondo, entre los pueblos "salvajes", otra cosa<strong>la</strong> creencia directa en esta vida, es <strong>la</strong> fe inmediata e inquebrantableen esta vida. Esta vida tiene para ellos el valor total y absoluto,hasta con sus limitaciones locales. Ellos no pueden prescindir deesta vida, no pueden imaginarse ninguna anu<strong>la</strong>ción de ésta; esdecir, ellos creen directamente en <strong>la</strong> infinitud, en <strong>la</strong> eternidad deesta vida. Sólo cuando <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> inmortalidad se convierte en unafe crítica, cuando se distingue entre lo que queda aquí y lo quesobra allá, lo que aquí perece y allá permanece, entonces <strong>la</strong>creencia en <strong>la</strong> vida después de <strong>la</strong> muerte se convierte en unacreencia en una vida distinta. Pero, sin embargo, cae esta crítica,esta distinción, dentro esta vida. Así, los cristianos distinguen entre
<strong>la</strong> vida natural y <strong>la</strong> cristiana, entre <strong>la</strong> vida sensual y mundana y unavida santa y espiritual. La vida celestial, <strong>la</strong> otra vida, no es ningunaotra vida, como <strong>la</strong> que ya aquí difiere de <strong>la</strong> vida natural, pero que, a<strong>la</strong> vez, está anc<strong>la</strong>da a esa vida natural. Lo que el cristiano excluyede sí mismo, como, por ejemplo, <strong>la</strong> vida sexual, queda tambiénexcluido de <strong>la</strong> otra vida. La diferencia sólo reside en que el<strong>la</strong> quedalibre de aquello de lo cual aquí desea ser libre y de lo cual trata delibrarse mediante <strong>la</strong> voluntad, <strong>la</strong> devoción, <strong>la</strong> mortificación, por esoesta vida es para el cristiano una vida de pena y sufrimiento,porque todavía está ligado a una contradicción, a los deseos de <strong>la</strong>carne, a <strong>la</strong>s instigaciones del diablo.La creencia de los pueblos civilizados se distingue. por lotanto, de <strong>la</strong> fe de los pueblos no civilizados, por los mismosfactores por lo que se distingue <strong>la</strong> cultura de <strong>la</strong> incultura en general,es decir, por el hecho de que <strong>la</strong> creencia de los pueblos civilizadoses una creencia abstracta, una creencia de distinción, deseparación. Donde se distingue, se juzga; pero donde se juzga seforma <strong>la</strong> distinción entre lo positivo y negativo, entre lo bueno y lomalo. La creencia de los pueblos salvajes es una creencia sinjuicio. En cambio, <strong>la</strong> civilización juzga: para el hombre civilizadosólo <strong>la</strong> vida civilizada es una vida verdadera, y para el hombrecristiano lo es sólo <strong>la</strong> vida cristiana. El hombre salvaje pasa talcomo es a <strong>la</strong> vida del más allá: esa otra vida es para él sudesnudez natural. Por lo contrario, el hombre civilizado ponereparos de una vida desenfrenada después de <strong>la</strong> muerte, porqueya en esta vida es contrario a una vida desenfrenada. Por eso, <strong>la</strong>creencia en <strong>la</strong> otra vida es so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> creencia en esta vidaverdadera: el contenido esencial de esta vida, es también elcontenido esencial de <strong>la</strong> otra, y por eso <strong>la</strong> creencia en el más allá,no es una creencia en una vida desconocida y distinta de ésta, sinoen <strong>la</strong> verdad y <strong>la</strong> eternidad de aquel<strong>la</strong> vida, es decir, <strong>la</strong>interminabilidad de aquel<strong>la</strong> vida que ya aquí se considera como <strong>la</strong>vida verdadera.Así como Dios no es otra cosa que <strong>la</strong> esencia del hombre,limpia de lo que al individuo humano parece malo, ya sea en sussentimientos, ya sea en sus deseos, así también <strong>la</strong> vida del másallá no es otra cosa que esta vida librada de lo que aparece comoun mal, como una restricción. Tan c<strong>la</strong>ra y precisamente como elindividuo conoce el límite como límite y el mal como mal, tan c<strong>la</strong>ray precisamente es consciente de <strong>la</strong> vida del más allá, donde estasrestricciones y estos males se suprimen. La otra vida es el79sentimiento, <strong>la</strong> representación de <strong>la</strong> libertad ante aquel<strong>la</strong>srestricciones que aquí limitan <strong>la</strong> independencia y <strong>la</strong> existencia delindividuo. La marcha de <strong>la</strong> religión se distingue de <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong>vida del hombre natural, razonable, por el hecho de que el<strong>la</strong>convierte el camino que aquel trazó en línea recta por ser el máscorto, en un camino curvado, haciendo de él un círculo. El hombrenatural queda en su terruño porque le gusta, porque allí se sientesatisfecho; <strong>la</strong> religión, por el contrario, empezando con undescontento, con una discordia, abandona el terruño y va a <strong>la</strong>lejanía, pero sólo para sentir allí, en <strong>la</strong> lejanía <strong>la</strong> felicidad delterruño en forma tanto más viva. El hombre se separa en <strong>la</strong> religiónde sí mismo, pero sólo para volver siempre al mismo punto dedonde ha partido. El hombre se niega, pero sólo para encontrarsenuevamente y ahora en una forma glorificada. Por eso él rechazatambién esta vida, pero sólo para encontrada nuevamente en <strong>la</strong>vida del más allá. Esta vida perdida pero encontrada nuevamente yen <strong>la</strong> que <strong>la</strong> alegría del encuentro bril<strong>la</strong> en un resp<strong>la</strong>ndor muchomás intenso, es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada otra vida. El hombre religioso renuncia a<strong>la</strong>s alegrías de este mundo, pero sólo para ganar en cambio <strong>la</strong>salegrías celestiales; o renuncia a el<strong>la</strong>s porque ya se encuentra, porlo menos en forma espiritual, en posesión de <strong>la</strong>s alegríascelestiales, que son <strong>la</strong>s mismas que están libradas de <strong>la</strong>slimitaciones y los contratiempos de esta vida. Por tanto, <strong>la</strong> religión,dando un rodeo, va a parar al mismo fin, el fin de <strong>la</strong> alegría, al cualel hombre natural corre en línea directa. La esencia en <strong>la</strong> imagen,es <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> religión. La religión sacrifica <strong>la</strong> cosa a <strong>la</strong>imagen. La vida del más allá, es esta vida, vista en el espejo de <strong>la</strong>fantasía; es <strong>la</strong> imagen encantadora: es, en el sentido de <strong>la</strong> religión,<strong>la</strong> imagen original de esta vida: esta vida real sólo es un vagoresp<strong>la</strong>ndor de aquel<strong>la</strong> vida espiritual y figurada. La otra vida es estavida embellecida purificada de <strong>la</strong> materia tosca. El embellecimiento,<strong>la</strong> mejora, supone un reproche, un descontento. Pero este reprochees sólo superficial. No rechazo el objeto, sólo que así como es, nome gusta; rechazo sólo <strong>la</strong>s cualidades, no el objeto mismo, de locontrario insistiría en su destrucción. Una casa que no me gusta deninguna manera, <strong>la</strong> hago demoler y no embellecer. La fe en <strong>la</strong> otravida rechaza a este mundo pero no a su esencia; sólo que asícomo es no le agrada. La alegría sienta bien a los que creen en <strong>la</strong>otra vida, ¿quién no sentiría <strong>la</strong> alegría como algo verdadero, comoalgo esencial? Pero no le gusta que aquí, después de <strong>la</strong> alegría,sigan sentimientos contrarios, que <strong>la</strong> alegría aquí sea transitoria.Por eso coloca también <strong>la</strong> alegría en <strong>la</strong> otra vida, pero como unaalegría eterna, ininterrumpida y divina. El más allá es para él una
- Page 1 and 2:
LA ESENCIA DEL CRISTIANISMOLudwig F
- Page 3 and 4:
Pero aunque la "infinita libertad y
- Page 5 and 6:
pero objetivada, por lo menos en cu
- Page 7 and 8:
afirmas la infinitud de la facultad
- Page 9 and 10:
como si el hombre religioso se dier
- Page 11 and 12:
preguntar si Dios en sí está dota
- Page 13 and 14:
no son quimeras, porque la existenc
- Page 15 and 16:
y tanto más es rebajado lo humano
- Page 17 and 18:
propia actividad. Pero precisamente
- Page 19:
que, en verdad, es infinita y divin
- Page 22 and 23:
distinguir la esencia y la existenc
- Page 24 and 25:
moral, no de la naturaleza, sino ex
- Page 26 and 27:
El dogma nos da dos objetos: Dios y
- Page 28 and 29: enefactor invisible; verle cara a c
- Page 30 and 31: servicio divino es el Dios verdader
- Page 32 and 33: La religión, por lo menos la crist
- Page 34 and 35: a las determinaciones genéricas y
- Page 36 and 37: Dios, el ser personificación de la
- Page 38 and 39: CAPÍTULO IXEl misterio del princip
- Page 40 and 41: y cuando la diferencia no es nada e
- Page 42 and 43: propio, la inteligencia." "Sin esta
- Page 44 and 45: ateas". Le encanta el brillo de las
- Page 46 and 47: cuando está consigo y con su ser.
- Page 48 and 49: hombre irreligioso, porque sólo cr
- Page 50 and 51: en general están fuera de mi repre
- Page 52 and 53: hubieron visto a Dios, comieron y b
- Page 54 and 55: destructor; en una palabra, Jehová
- Page 56 and 57: que perturban, es reconcentración
- Page 58 and 59: y las cumple; y la fe se refiere a
- Page 60 and 61: sólo vive para sus sentimientos, a
- Page 62 and 63: modo que la resurrección, benefici
- Page 64 and 65: te da la vida eterna, y no te cuest
- Page 66 and 67: y del Hijo. Ya la manera como el Es
- Page 68 and 69: como contenido de todas las perfecc
- Page 70 and 71: astaría para lograr el fin de la e
- Page 72 and 73: Pero se objeta que el cristianismo
- Page 74 and 75: sólo como un ser parcial, que nece
- Page 76 and 77: vida mejor, Dios no es ni justo ni
- Page 80 and 81: vida de alegría, así como aquí c
- Page 82 and 83: omitir estas cosas sin mutilar forz
- Page 84 and 85: La creación, en el sentido del mec
- Page 86 and 87: La contradicción en la existencia
- Page 88 and 89: la existencia de Dios pasa por enci
- Page 90 and 91: objeto: Dios, el otro ser. El hombr
- Page 92 and 93: palabra determinada. Otra palabra,
- Page 94 and 95: original, porque ellos mismos queda
- Page 96 and 97: participa directamente mi propio se
- Page 98 and 99: descansa en el parentesco natural:
- Page 100 and 101: por lo tanto, se simboliza también
- Page 102 and 103: Luego, las tres personas son solame
- Page 104 and 105: La religión separa la esencia del
- Page 106 and 107: significa: el pan es sólo según e
- Page 108 and 109: especialmente de su causa una cuest
- Page 110 and 111: solamente a la moral, no a la dogm
- Page 112 and 113: católicos hoy todavía para demost
- Page 114 and 115: Pero al mismo tiempo, mientras yo h
- Page 116 and 117: eligión- o como hacia una persona,
- Page 118 and 119: vale ella por sí misma como un pod