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sinpermiso<br />
BORJA BARRAGUÉ· · · · · 19/04/2015<br />
La RB en la agenda económica del<br />
neorrepublicanismo después de Pettit<br />
Decía hace no mucho aquí que nunca he terminado de<br />
entender por qué quienes defendemos la propuesta de la RB<br />
hemos venido aceptando debatir en el estrecho campo del<br />
libertarismo de izquierdas. Es decir, por qué hemos venido<br />
aceptando que la RB forma parte de modo más o menos<br />
“natural” de la agenda económica del libertarismo igualitario o<br />
de izquierdas.<br />
Pero habrá quien diga que esto no es del todo así. Y que<br />
mientras las justificaciones normativas de la RB en el ámbito<br />
anglosajón han tendido a desenvolverse en el terreno del<br />
libertarismo –porque sólo en EEUU alguien como Rand<br />
Paul podría aspirar a ser el candidato de uno de los principales<br />
partido del país, pero seguramente también por la influencia del<br />
sustrato libertario de la justificación de la RB en Van Parijs-, las<br />
deficiencias del libertarismo a la hora de ofrecer una visión<br />
coherente de los objetivos y el funcionamiento de las sociedades<br />
contemporáneas hacen que, fuera del ámbito anglosajón, el<br />
terreno de juego “natural” de la discusión normativa en torno a la<br />
RB se haya desplazado desde el libertarismo igualitario o de<br />
izquierdas hacia el neo-republicanismo. Creo que esto es<br />
aproximadamente cierto –al fin y al cabo no es muy sorprendente<br />
que el minanarquismo sea una teoría política escasamente<br />
atractiva para quienes no se atiborraron de novelas de Ayn Rand<br />
en la infancia-, sobre todo en el ámbito de la filosofía normativa<br />
en lengua castellana. Pero, ¿en qué se distinguen ambas<br />
justificaciones? ¿Por qué es, seguramente, una buena noticia que<br />
ahora juguemos en el terreno de juego del republicanismo?<br />
¿Existe algún peligro en esta transición? Responderé a las tres<br />
preguntas por este mismo orden. Las respuestas a las dos<br />
primeras preguntas son de sobra conocidas, por lo que me<br />
centraré en los peligros que rodean al terreno de juego<br />
neorrepublicano sobre todo el último peligro-.<br />
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