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sinpermiso<br />
IDH es una forma de medir la situación de los países alternativa al<br />
PIB, un indicador cada vez menos útil para saber qué pasa en el<br />
mundo y a la gente[2]. Deberíamos, igualmente, apresúranos a<br />
afirmar que desarrollo humano[3] y globalización turbocapitalista<br />
es, cuanto menos, un oxímoron.<br />
Aun así, el último informe del PNUD tiene, al referirse, como se<br />
ha dicho, al trabajo, un plus de importancia ¿Por qué? Pues<br />
porque "oficializa" en el ámbito mundial cuestiones que sólo la<br />
ecología política y la economía feminista ponen, desde hace<br />
tiempo, en el frontispicio de cualquier análisis de la situación del<br />
trabajo. Valga como ejemplo la siguiente afirmación contenida<br />
en el documento que comentamos: “Desde la perspectiva del<br />
desarrollo humano, el concepto de trabajo es más amplio y<br />
profundo que exclusivamente el de la ocupación. La ocupación<br />
proporciona ingresos y sostiene la dignidad humana, la<br />
participación y la seguridad económica. Sin embargo, en el<br />
marco de la ocupación no se incluyen muchos tipos de trabajo<br />
que tienen importantes implicaciones para el desarrollo humano,<br />
como el trabajo de cuidados, el trabajo voluntario y el trabajo<br />
creativo (por ejemplo, la escritura o la pintura)”. A partir de esta<br />
definición, se trata en profundidad la problemática del trabajo no<br />
remunerado y del de cuidados a las personas que, como es<br />
sabido, están extraordinariamente feminizados. Por eso, se<br />
aboga por acabar con los desequilibrios entre trabajo remunerado<br />
y no remunerado, y por una mayor participación masculina en los<br />
cuidados. Se trata de invertir la actual situación vergonzosa, en la<br />
cual se estima que, mientras las mujeres contribuyen en un 52%<br />
al trabajo mundial, los hombres lo hacen en un 48%, pero ellas<br />
ganan un 24% menos que los hombres. También se insiste en la<br />
necesidad de apostar por "el trabajo sostenible", que no es otro<br />
que lo que se llama "ocupaciones verdes", y por una transición<br />
justa a un modelo de crecimiento que frene el calentamiento<br />
global. Creo que se puede afirmar que el Informe de Desarrollo<br />
Humano de 2015 apoya al sindicalismo internacional al afirmar<br />
que “no habrá ocupación en un planeta muerto”. No obstante,<br />
para no quedarse en lo más o menos obvio sobre estos temas de<br />
los trabajos vitales para una especie tan dependiente de los<br />
demás como es la especie humana (los trabajos de cuidados que<br />
necesitamos al nacer, al enfermar y, generalmente, en la fase<br />
final de nuestras vidas), y de los cambios necesarios en la<br />
estructura ocupacional global para poder seguir viviendo -<br />
solidariamente con el resto de la biosfera- en el planeta, que se<br />
plantean en el Informe sobre Desarrollo Humano 2015, es<br />
imprescindible profundizar con la lectura de, al menos, el libro “La<br />
ecología en el trabajo. El trabajo que sostiene la vida”[4].<br />
Obviamente en el informe que se comenta se habla y mucho del<br />
trabajo remunerado y sus poliédricas problemáticas, por ejemplo:<br />
1. La externalización como un fenómeno mundial que afecta a<br />
todo el mundo del trabajo remunerado, desde, pongamos por<br />
caso, las Camareras de Pisos de los hoteles, a empresas<br />
como Apple, que “sólo emplea a 63.000 de las más de<br />
750.000 personas que en todo el mundo diseñan, venden,<br />
fabrican y montan sus productos”[5].<br />
2. La neodeslocalización productiva y de prestación de servicios y<br />
el papel trascendental de las multinacionales a la hora de<br />
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