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sinpermiso<br />
trabajo asalariado, estigmatización social) si algo puede<br />
constatarse por parte de cualquiera que opine que vale la pena<br />
aprender de la experiencia, es que son muy insuficientes<br />
respecto a la realidad social que deben hacer frente. Francia, un<br />
estado pionero en las rentas mínimas de inserción, permite<br />
hacer un cierto balance con muchos datos. Y el balance no es<br />
muy bueno, francamente. Pero parece que determinada<br />
izquierda si algo no tiene en demasía es la audacia: se prefiere<br />
lo viejo aunque sea malo que lo nuevo. Y así les va.<br />
Vayamos al segundo y último ejemplo de crítica proveniente de<br />
alguna izquierda: la RB no debe ser apoyada porque no<br />
acabaría, o no ayudaría a combatir o alguna variante con la<br />
división sexual del trabajo. Esta crítica se reitera por ciclos. Va y<br />
viene a lo largo de la historia intelectual de la RB. La RB no está<br />
diseñada para hacer frente a todos y cada uno de los problemas<br />
que tengamos en la cabeza combatir. Así, el subsidio de<br />
desempleo sirve para que las personas que se han quedado sin<br />
trabajo remunerado puedan seguir disponiendo de unos<br />
ingresos durante un tiempo mientras buscan otra ocupación,<br />
pero no para acabar con la capacidad de las transnacionales<br />
para modificar las condiciones de existencia material de millones<br />
de personas, o para disfrutar de una educación de más calidad.<br />
La sanidad pública (si se invierte lo necesario en ella) está<br />
diseñada para ofrecer a toda la población, independientemente<br />
de sus ingresos, asistencia sanitaria, pero no para acabar con la<br />
división sexual del trabajo, ni con los paraísos fiscales, ni con los<br />
programas de televisión basura. En breve, no se puede criticar a<br />
determinadas propuestas porque no acaban con todos los<br />
problemas sociales que alguien puede legítimamente pensar<br />
que deben combatirse. Con la RB ocurre lo mismo, hay<br />
problemas sociales para la que es muy eficaz, hay otros para los<br />
que no ha estado diseñada. Es muy poco interesante el deporte<br />
de cargarse la RB por problemas que no está diseñada para<br />
combatir. Hemos insistido en más de una ocasión que la RB no<br />
es una política económica. La RB formaría parte de una política<br />
económica en beneficio de la inmensa mayoría de la población<br />
no estrictamente rica, pero una política económica es algo<br />
mucho más amplio. Hay problemas sociales como la división<br />
sexual del trabajo, la indiferencia de gran parte de la población al<br />
conocimiento científico, la capacidad de algunos grandes<br />
poderes privados para imponer su concepción particular del bien<br />
al resto de la sociedad, la corrupción de los corruptos y de<br />
quienes los compran, la evasión y elusión fiscales que deben ser<br />
tratados de forma específica. Con instrumentos adecuados.<br />
Vayamos a continuación a la crítica preferida de la derecha: no<br />
se puede financiar. Nosotros ya hemos expuesto un avance de<br />
un estudio que estamos realizando y que pensamos publicar en<br />
forma de libro. Quien seguramente ha dedicado más tiempo y<br />
espacio a criticar este proyecto de financiación en el Reino de<br />
España ha sido el economista liberal Juan Ramón Rallo (JR, a<br />
partir de ahora). Hace pocos meses publicó un libro dedicado a<br />
la RB cuyo expresivo título fue Contra la Renta Básica. El libro<br />
está dedicado a combatir todas las justificaciones que desde la<br />
filosofía política han intentado justificar la RB. Y la crítica se<br />
realiza desde la posición del autor, admirador confesado de la<br />
escuela austríaca de los Von Mises y Hayek: los impuestos son<br />
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