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sinpermiso<br />
Hasta aquí, todo más o menos sabido y escasamente<br />
novedoso. Pero, ¿cuáles son los peligros que acechan a este<br />
neorrepublicanismo-después-de-Pettit? Me referiré sólo a dos,<br />
que llamaré, por resumir, el peligro del republicanismo cívico y<br />
el peligro del republicanismo libertario, y que implican un<br />
desafío por motivos similares pero opuestos: el primero porque<br />
asume una noción demasiado densa de la comunidad política y<br />
el segundo porque implica una noción demasiado estrecha. O<br />
dicho de otra forma: el primero porque asume una concepción<br />
demasiado política de la libertad y el segundo porque asume<br />
una noción que directamente no es política. Analizaré ambos<br />
peligros por este mismo orden.<br />
Decíamos que la exigencia de la independencia<br />
socioeconómica para el ejercicio de la virtud cívica del<br />
republicanismo clásico ha sido adoptada por el republicanismo<br />
contemporáneo después-de-Pettit. Pero hay una diferencia<br />
fundamental entre estos dos republicanismos: mientras en la<br />
Grecia clásica las exigencias de una cierta virtud cívica les eran<br />
impuestas a un número muy reducido de individuos, hoy la<br />
condición de ciudadano se ha extendido hasta abarcar<br />
prácticamente a todos los ciudadanos, lo que para los<br />
republicanos significa que la exigencia de la independencia<br />
material –como condición para disfrutar de la libertad como nodominación-<br />
también se ha universalizado.<br />
Es precisamente aquí donde entra la RB: la implantación de un<br />
suelo universal e incondicional de ingresos por encima del<br />
umbral (relativo) de la pobreza contribuiría a que todos los<br />
ciudadanos pudieran participar en la vida pública de sus<br />
comunidades. Pero, ¿por qué ha de ser valiosa desde un punto<br />
de vista normativo la participación política? ¿Qué hay de malo<br />
en que la gente compre El Jueves o Mongolia en lugar de El<br />
País, siga la cuenta de @diostuitero en vez de la de<br />
@Pablo_Iglesias_ y vea La Hora Chanante y no Salvados?<br />
Sin necesidad de recurrir al neoaristotelismo de C. Taylor o M.<br />
Sandel, para Q. Skinner, uno de los autores más representativos<br />
del neorrepublicanismo de la Escuela de Cambridge, los<br />
ciudadanos de una república deben anteponer los intereses<br />
colectivos a sus preferencias individuales.<br />
El primer peligro del neorrepublicanismo 2.0 es, así, abrazar<br />
una concepción demasiado densa de la libertad y acabar<br />
considerando que existen dos clases de ciudadanos: los “de<br />
primera”, los que leen los artículos de Piedras de papel sólo si<br />
incluyen dos o más rectas de regresión, y los “de segunda”,<br />
los que compran el Marca y leen cómics en lugar de literatura<br />
rusa de la segunda mitad del s. XIX. Aunque el<br />
republicanismo 2.0 tiene una vía de salida relativamente<br />
sencilla que consiste en afirmar que la participación política es<br />
valiosa sólo instrumentalmente, en la medida en que con una<br />
ciudadanía activa es menos probable que broten los Bárcenas<br />
y Granados y Pujol, éste es el riesgo del “republicanismo<br />
cívico”: el de la elitización del debate público por la exclusión<br />
del mismo de los ciudadanos que leen Tintín en lugar de Los<br />
orígenes del totalitarismo (en un sentido similar, Rawls, 2001,<br />
§43.3).<br />
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