Emilio Jéquier, la construcción de un patrimonio
En el marco de las celebraciones de su 140° aniversario, el Museo Nacional de Bellas Artes, con el auspicio de LarrainVial y el patrocinio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, se impulsó la edición del libro Emilio Jéquier: la construcción de un patrimonio, que rescata por primera vez la obra, la figura y el pensamiento del autor del edificio en el cual se emplaza este Museo, el Palacio de Bellas Artes, inaugurado en 1880.
En el marco de las celebraciones de su 140° aniversario, el Museo Nacional de Bellas Artes, con el auspicio de LarrainVial y el patrocinio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, se impulsó la edición del libro Emilio Jéquier: la construcción de un patrimonio, que rescata por primera vez la obra, la figura y el pensamiento del autor del edificio en el cual se emplaza este Museo, el Palacio de Bellas Artes, inaugurado en 1880.
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Chile y su cultura en el
periodo parlamentario
Chile and its culture during
the Parliamentary System
En octubre de 1890 el presidente José Manuel
Balmaceda inauguró el viaducto del Malleco, el
imponente puente ferroviario, que permitiría el paso
sin dificultades, de los trenes que viajaban por la
región de la Frontera, que en los años precedentes se
había incorporado a la vida nacional. La estructura
metálica comenzó a instalarse en 1889 por iniciativa
estatal, como parte del plan de desarrollo que el
gobierno de la época impulsaba, creando instituciones,
contratando profesionales –entre los que se contaron
varios ingenieros y arquitectos–, y construyendo
obras públicas de naturaleza variada, desde escuelas
hasta túneles y puentes. El viaducto se convirtió en un
emblema de la expansión de las líneas férreas, proceso
que fue transformando el paisaje chileno, integrando
regiones lejanas y cambiando la vida cotidiana de
algunas ciudades, como ocurrió con la puesta en
funcionamiento –a comienzos de ese mismo año–, del
ferrocarril entre Lota y Concepción. Balmaceda creía
que «en verdad, el arte, el trabajo y el capital, realizan
maravillas no imaginadas hace veinte años. La ciencia
y la industria moderna tienen un poder de creación
capaz de someter todos los elementos de la naturaleza
a su sabiduría y a su imperio. La palabra imposible, en
el arte de las construcciones materiales, está borrada de
sobre la faz de la tierra».1 «Este grandioso monumento
marcará a las generaciones venideras la época en
que los chilenos sacudieron su tradicional timidez y
apatía y emprendieron la obra de un nuevo y sólido
engrandecimiento» proclamaba Balmaceda, quien no
llegaría a celebrar el primer aniversario del viaducto, a
In October 1890, president José Manuel Balmaceda
inaugurated the Malleco Viaduct, an impressive railroad
bridge above the Malleco River valley, which allowed
trains to cross without difficulties, connecting the region
of the Border that had been incorporated into national
life a few years earlier. The metallic structure began its
construction in 1889 as part of a plan of development
that the government impelled at the time, creating new
institutions, hiring professionals – among whom were
many architects and engineers – and building public
works of varied nature, from schools up to tunnels and
bridges. The viaduct became an icon of the railway line
expansion works, process that transformed the Chilean
landscape, linking distant regions and changing the daily
life of some cities, for example with the inauguration
of the railroad between Lota and Concepción at the
beginning of the same year. Balmaceda believed that “In
truth, the art, work and capital, can accomplish wonders
inconceivable twenty years ago. Science and modern
industry have a power of creation capable of subduing all
Nature’s elements to its knowledge and empire. The word
impossible, in the art of material constructions, is wiped
off the face of the earth”.1 “This magnificent monument
will mark, for generations to come, the moment in which
Chileans shook off their traditional shyness and apathy
and embarked in the masterpiece of a new and solid
grandiosity” declared Balmaceda, who would not live to
celebrate the viaduct’s first anniversary due to the civil
war and his eventual suicide. The president said “I want
at this happy hour to plead to the heavens, that those
who come after us may exceed us in intelligence, in
1 Correa, S., Figueroa, C., Jocelyn-Holt, A., Rolle, C. y Vicuña, M.
(2001). Documentos del siglo XX chileno, Sudamericana, p. 15.
1 Correa, S., Figueroa, C., Jocelyn-Holt, A., Rolle, C. & Vicuña, M., 2001
Documentos del Siglo XX chileno, Santiago, Editorial Sudamericana, p. 15
Claudio Rolle Cruz
68