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Foxe - El Libro de los Mártires

El misterio de la historia no es completamente sombrío, ya que es un velo que solo oculta en parte la actividad creativa y las fuerzas espirituales y la marcha de las leyes espirituales. Es una forma habitual decir que la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia, pero lo que estamos afirmando es simplemente que los hechos individuales de decisión espiritual producen frutos sociales… Ya que los grandes cambios culturales y las revoluciones históricas que deciden el destino de las naciones o el carácter de una era es el resultado acumulativo de un número de decisiones espirituales… La fe y la perspicacia, o el rechazo y la ceguera, de los individuos. Nadie puede señalar el último acto espiritual que desnivela el equilibrio y hace que el orden externo de la sociedad asuma una nueva forma...La persecución, ineficaz para destruir y aun para conmover aquella nueva sociedad, hizo que se sintiese más ella misma, y que se formase en una corporación más compacta.

El misterio de la historia no es completamente sombrío, ya que es un velo que solo oculta en parte la actividad creativa y las fuerzas espirituales y la marcha de las leyes espirituales. Es una forma habitual decir que la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia, pero lo que estamos afirmando es simplemente que los hechos individuales de decisión espiritual producen frutos sociales… Ya que los grandes cambios culturales y las revoluciones históricas que deciden el destino de las naciones o el carácter de una era es el resultado acumulativo de un número de decisiones espirituales… La fe y la perspicacia, o el rechazo y la ceguera, de los individuos. Nadie puede señalar el último acto espiritual que desnivela el equilibrio y hace que el orden externo de la sociedad asuma una nueva forma...La persecución, ineficaz para destruir y aun para conmover aquella nueva sociedad, hizo que se sintiese más ella misma, y que se formase en una corporación más compacta.

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<strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Mártires</strong> por <strong>Foxe</strong><br />

Cristo que no quiero emplear un trozo <strong>de</strong> palo insensible para traérmelo a la mente.ª Por <strong>de</strong>cir<br />

esto le horadaron la lengua, y luego lo quemaron.<br />

En el 1555 d.C., Algerio, estudiante en la universidad <strong>de</strong> Padua, y hombre <strong>de</strong> gran<br />

erudición, hizo todo lo que estaba en su po<strong>de</strong>r por convertir a otros. Por estas acciones fue<br />

acusado <strong>de</strong> herejía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Papa, y, prendido, fue echado en la cárcel <strong>de</strong> Venecia.<br />

<strong>El</strong> Papa, informado <strong>de</strong> la gran erudición <strong>de</strong> Algerio, y <strong>de</strong> sus sorpren<strong>de</strong>ntes capacida<strong>de</strong>s<br />

innatas, pensó que sería <strong>de</strong> infinito servicio a la Iglesia <strong>de</strong> Roma si lograba persuadirle <strong>de</strong><br />

abandonar la causa protestante. Por ello, lo hizo traer a Roma, e intentó, mediante las<br />

promesas más profanas, <strong>de</strong> ganarlo a sus propósitos. Pero al ver inútiles sus esfuerzos, or<strong>de</strong>nó<br />

que fuera quemado, sentencia que fue oportunamente cumplida.<br />

<strong>El</strong> 1559 d.C., Juan Alloysius, enviado <strong>de</strong> Ginebra para predicar en Calabria, fue<br />

allíprendido como protestante, llevado a Roma, y quemado por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Papa. De la misma<br />

manera y por las mismas razones fue quemado en Messina Jacobo Bovellus.<br />

En el año 1560, el Papa Pío IV or<strong>de</strong>nó que todos <strong>los</strong> protestantes fueran severamente<br />

perseguidos en <strong>los</strong> estados italianos, y gran<strong>de</strong>s números <strong>de</strong> toda edad, sexo y condición<br />

sufrieron el martirio. Con respecto a las cruelda<strong>de</strong>s practicadas en esta ocasión, un erudito y<br />

humano católico romano se refirió asía el<strong>los</strong>, en una carta a un noble señor: ‘No puedo, mi<br />

señor, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> revelaros mis sentimientos, con respecto a las persecuciones que están dándose<br />

ahora. Creo que es algo cruel e innecesario. Tiemblo ante la forma <strong>de</strong> dar muerte. Se parece<br />

más a la <strong>de</strong>gollina <strong>de</strong> terneros y ovejas que a la ejecución <strong>de</strong> seres humanos. Relataré a su<br />

señoría una terrible escena, <strong>de</strong> la que yo mismo fui testigo presencial. Setenta protestantes<br />

estaban echados juntos en una inmunda mazmorra; el verdugo entró entre el<strong>los</strong>, tomó a uno<br />

<strong>de</strong> entre el resto, lo sacó a un lugar abierto fuera <strong>de</strong> la prisión, y le cortó la garganta con la<br />

mayor calma. Luego entró calmosamente en la prisión, ensangrentado como iba, y con el<br />

cuchillo en la mano seleccionó a otro, y lo <strong>de</strong>spachó <strong>de</strong> la misma forma. Y esto, señoría, lo<br />

repitió hasta que hubo dado muerte a<br />

todos. Dejo a <strong>los</strong> sentimientos <strong>de</strong> su señoría juzgar acerca <strong>de</strong> mis sensaciones en esta<br />

ocasión; mis lágrimas caen ahora sobre el papel sobre el que le escribo esta relación. Otra<br />

cosa que <strong>de</strong>bo mencionar: la paciencia con la que afrontaron la muerte. Parecían ser todo<br />

resignación y piedad, orando fervientes a Dios, y enfrentándose animosos a su suerte. No<br />

puedo pensar sin temblar cómo el verdugo sostenía el cuchillo entre sus dientes; qué terrible<br />

figura constituía, cubierto <strong>de</strong> sangre, y con que <strong>de</strong>spreocupación ejecutaba su bárbaro oficio.<br />

ª<br />

Un joven inglés que estaba en Roma estaba un día pasando junto a una iglesia justo<br />

cuando salía la procesión <strong>de</strong> la hostia. Un obispo llevaba la hostia, y viéndolo el joven, se la<br />

arrebató, la tiró al suelo, y la pisoteó, gritando: ‘¡Miserables idólatras, que <strong>de</strong>jáis al verda<strong>de</strong>ro<br />

Dios, para adorar un trozo <strong>de</strong> comida!ª Esta acción provocó <strong>de</strong> tal manera al pueblo que lo<br />

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