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Foxe - El Libro de los Mártires

El misterio de la historia no es completamente sombrío, ya que es un velo que solo oculta en parte la actividad creativa y las fuerzas espirituales y la marcha de las leyes espirituales. Es una forma habitual decir que la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia, pero lo que estamos afirmando es simplemente que los hechos individuales de decisión espiritual producen frutos sociales… Ya que los grandes cambios culturales y las revoluciones históricas que deciden el destino de las naciones o el carácter de una era es el resultado acumulativo de un número de decisiones espirituales… La fe y la perspicacia, o el rechazo y la ceguera, de los individuos. Nadie puede señalar el último acto espiritual que desnivela el equilibrio y hace que el orden externo de la sociedad asuma una nueva forma...La persecución, ineficaz para destruir y aun para conmover aquella nueva sociedad, hizo que se sintiese más ella misma, y que se formase en una corporación más compacta.

El misterio de la historia no es completamente sombrío, ya que es un velo que solo oculta en parte la actividad creativa y las fuerzas espirituales y la marcha de las leyes espirituales. Es una forma habitual decir que la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia, pero lo que estamos afirmando es simplemente que los hechos individuales de decisión espiritual producen frutos sociales… Ya que los grandes cambios culturales y las revoluciones históricas que deciden el destino de las naciones o el carácter de una era es el resultado acumulativo de un número de decisiones espirituales… La fe y la perspicacia, o el rechazo y la ceguera, de los individuos. Nadie puede señalar el último acto espiritual que desnivela el equilibrio y hace que el orden externo de la sociedad asuma una nueva forma...La persecución, ineficaz para destruir y aun para conmover aquella nueva sociedad, hizo que se sintiese más ella misma, y que se formase en una corporación más compacta.

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<strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Mártires</strong> por <strong>Foxe</strong><br />

perfidia, publicó luego una proclamación ambigua aparentemente favorable a <strong>los</strong> habitantes<br />

<strong>de</strong> Roras.<br />

Sin embargo, el día <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta proclamación tan plausible y <strong>de</strong> esta conducta tan<br />

especiosa, el marqués envió a quinientos hombres para tomar posesión <strong>de</strong> Roras, mientras la<br />

gente estaba, creía él, tranquilizada por su pérfida conducta.<br />

Pero el capitán Gianavel no era fácil <strong>de</strong> engañar. Puso entonces una emboscada para este<br />

cuerpo <strong>de</strong> tropas, como había hecho con el anterior, y obligó que se retiraran con consi<strong>de</strong>rables<br />

pérdidas.<br />

Aunque habiendo fallado en estos dos intentos, el marqués <strong>de</strong> Pianessa <strong>de</strong>cidió un tercer<br />

asalto, que sería aún más potente; pero primero publicó otra <strong>de</strong>svergonzada proclamación,<br />

negando todo conocimiento <strong>de</strong>l segundo asalto.<br />

Poco <strong>de</strong>spués, setecientos hombres escogidos fueron enviados en una expedición, que,<br />

a pesar <strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong> <strong>los</strong> protestantes, forzaron el <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro, entraron en Roras, y comenzaron<br />

a asesinar a todos <strong>los</strong> que encontraban, sin distinción <strong>de</strong> edad ni <strong>de</strong> sexo. <strong>El</strong> capitán protestante<br />

Gianavel, a la cabeza <strong>de</strong> un pequeño grupo, a pesar <strong>de</strong> haber perdido el <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>cidió<br />

disputarles su paso a través <strong>de</strong> un pasaje fortificado que llevaba a la parte más rica y mejor <strong>de</strong><br />

la ciudad. Aquítuvo éxito, manteniendo un fuego continuo, y gracias a que sus hombres eran<br />

todos excelentes tiradores. <strong>El</strong> comandante católico romano se vio gran<strong>de</strong>mente abrumado ante<br />

esta oposición, porque pensaba que había vencido todas las dificulta<strong>de</strong>s. Sin embargo, se<br />

esforzó por abrirse paso, pero al po<strong>de</strong>r sólo hacer pasar doce hombres a la vez, y estando <strong>los</strong><br />

protestantes protegidos por un parapeto, vio que iba a ser <strong>de</strong>rrotado por un puñado <strong>de</strong> hombres<br />

que se le enfrentaban.<br />

Enfurecido ante la pérdida <strong>de</strong> tantas <strong>de</strong> sus tropas, y temiendo la <strong>de</strong>strucción si intentaba<br />

lo que ya veía como impracticable, consi<strong>de</strong>ró que lo mas pru<strong>de</strong>nte era retirarse. Sin embargo,<br />

no dispuesto a retirar a sus hombres por el mismo <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro por el que había entrado, <strong>de</strong>bido<br />

a la dificultad y al peligro <strong>de</strong> la empresa, <strong>de</strong>cidió retroce<strong>de</strong>r en dirección a Vilano por otro<br />

paso llamado Piampra, que, aunque difícil <strong>de</strong> acceso, era <strong>de</strong> <strong>de</strong>scenso fácil. Pero aquíse<br />

encontró con un <strong>de</strong>sengaño, porque el capitán Gianavel había emplazado allía su pequeño<br />

grupo, hostigando intensamente a sus tropas mientras pasaban, e incluso persiguiendo su<br />

retaguardia hasta que llegaron a campo abierto.<br />

Viendo el marqués <strong>de</strong> Pianessa que todos sus intentos habían quedado frustrados, y que<br />

todos <strong>los</strong> artificios que había empleado sólo constituían una señal <strong>de</strong> alarma para <strong>los</strong><br />

habitantes <strong>de</strong> Roras, <strong>de</strong>cidió actuar abiertamente, y por ello proclamó que se darían ricas<br />

recompensas a cualquiera que aceptara portar armas contra <strong>los</strong> obstinados herejes <strong>de</strong> Roras,<br />

como <strong>los</strong> llamaba; y que todo oficial que <strong>los</strong> exterminara sería recompensado <strong>de</strong> una manera<br />

principesca.<br />

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