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52 Ana María Larrea Maldonado<br />
afroecuatorianas y de los sectores subalternos, y la fragmentación regional son<br />
dos características que están presentes durante toda la historia republicana.<br />
Las estructuras de dominación colonial durante gran parte de la historia<br />
republicana se mantuvieron, y con ello la racialización de las diferencias sociales,<br />
a través de la invención estatal del «indio» no solo como categoría tributaria<br />
y fiscal, sino como ordenador de los esquemas simbólicos con que las personas<br />
daban sentido al mundo. De este modo se estableció «una división del trabajo,<br />
una jerarquización de saberes y vías de acceso a oficios, dando lugar a una compleja<br />
estructura de enclasamiento social» (García, s/f: 21-22). Se identificó al indio<br />
como el «que no está capacitado, con el que debe ser mandado, educado, adoctrinado,<br />
guiado, gobernado y aplacado» (García, s/f: 22), naturalizando prácticas de<br />
exclusión económica y ayudando a generar objetivamente esas diferenciaciones<br />
sociales y económicas. Así, «la exclusión étnica se convertirá en el eje articulador<br />
de la cohesión social» (García, s/f: 23).<br />
En el Ecuador, hasta 1861, los indígenas «como clase inocente, abyecta y<br />
miserable” debían ser tutelados por los «honorables curas párrocos» (Constitución<br />
de 1830, art. 68). Este artículo se mantiene hasta la constitución de 1861,<br />
cuando se lo elimina, pero se establece que para ser ciudadano se requiere saber<br />
leer y escribir (Constitución de 1861, art. 8), requisito que solamente desaparece<br />
con la constitución de 1979 (Constitución de 1979, art. 12), cuando el Ecuador<br />
retorna a la democracia. En ese año, el 25% de la población no gozaba de derechos<br />
de ciudadanía por ser analfabeta. En 1950, el 44% de la población era analfabeta,<br />
lo que significa que en pleno siglo XX, entre la mitad y la cuarta parte de la<br />
población no gozaba de derechos de ciudadanía (Ramírez, 2008: 3). Es importante<br />
resaltar que la población analfabeta hasta la actualidad es mayoritariamente indígena<br />
y afroecuatoriana.<br />
El tardío acceso a los derechos de ciudadanía tampoco dio fin a los largos<br />
procesos de exclusión económica, social y cultural. La adquisición de conocimientos<br />
quedó constreñida a la transición obligatoria a usar un idioma ajeno, el<br />
castellano. Es así como<br />
[…] de una manera aparentemente natural, los puestos jerárquicos en el aparato estatal,<br />
en la gestión de la cultura y en la economía están ocupados por los grupos de larga<br />
tradición hispano hablante.<br />
[…]<br />
Se trata de una reetnificación modernizada de la división social del trabajo, de los<br />
oficios, de los poderes y las jerarquías políticas. Lo «modernista» aquí radica en el<br />
empleo del camuflaje de la igualdad para reproducir desigualdades (García, s/f: 27).<br />
El mantenimiento del colonialismo interno, que ha generado profundos procesos<br />
de exclusión, requiere de acciones afirmativas hacia los grupos excluidos que<br />
permitan superar la discriminación en una perspectiva de justicia histórica.<br />
Pero, ¿cuáles son los alcances que da la Constitución del Ecuador a la plurinacionalidad?<br />
La nueva Constitución perfila la plurinacionalidad en los siguientes<br />
ámbitos: 1) el reconocimiento de territorios indígenas, afroecuatorianos o de<br />
pueblos montubios que pasarán a asumir las mismas competencias del gobierno<br />
seccional de la escala correspondiente; 2) se establece el sumak kawsay o Buen<br />
Vivir como el objetivo a alcanzar en el proceso de desarrollo; 3) la ampliación<br />
de los derechos colectivos; 4) el reconocimiento a la justicia indígena, en el<br />
marco del respeto a los derechos humanos, como una jurisdicción especial; 5) el