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Estado y configuración territorial en el Ecuador 83<br />
La industrialización por sustitución de importaciones<br />
Si bien la década de los años setenta implicó un fuerte crecimiento industrial en<br />
el país concentrado en Pichincha y Guayas 23 , no existió una diversificación con<br />
respecto a la tradicional especialización del país desde los primeros años del siglo<br />
XX (Barrera, Ramírez y Rodríguez, 1999: 144).<br />
Las políticas de industrialización por sustitución de importaciones no lograron<br />
los resultados esperados, pues no se alteró el patrón tradicional de acumulación<br />
primario exportador del Ecuador. No se transformó el mercado interno, no<br />
se democratizó la producción, se mantuvo la heterogeneidad estructural del aparato<br />
productivo y no hubo una política arancelaria que permitiera proteger a la<br />
nueva industria nacional (Acosta, 2006: 115-116).<br />
La producción manufacturera alcanzó un alto crecimiento con una tasa<br />
del 9,1% anual entre 1972 y 1982. La industrialización por sustitución de importaciones<br />
condujo a una industria fuertemente oligopólica, poco eficiente, con<br />
un empleo intensivo de capital y que dependía altamente de la importación de<br />
insumos, los que llegaron a representar el 80% de las importaciones a inicios de<br />
los años ochenta. Con la crisis de los años ochenta, estas características volvieron<br />
insostenible el modelo y el crecimiento industrial se tornó negativo durante<br />
toda la década. El desmantelamiento de la industria instalada bajo altas condiciones<br />
de protección estatal condujo a un proceso de reprimarización de la economía<br />
a partir de 1982, que se mantiene hasta la actualidad (Larrea, 2006: 87-88).<br />
El modelo «tuvo un impacto negativo sobre la agricultura 24 , afectada por<br />
políticas que favorecieron desproporcionadamente a los sectores urbanos, generando<br />
un crecimiento desigual» (Larrea, 2006: 88-89). Los sectores tradicionales<br />
apenas crecieron o se estancaron, como sucedió con la producción de alimentos<br />
para el consumo interno, en manos de pequeños y medianos productores campesinos,<br />
aumentó el trabajo informal 25 , en el período de mayor crecimiento de la<br />
historia de la República (Acosta, 2006: 124).<br />
La capacidad de generación de empleo y distribución social del crecimiento<br />
fue muy limitada; tampoco se logró una diversificación industrial importante,<br />
centrándose en ramas tradicionales como alimentos, textiles, tabaco, cuero y<br />
manufactura (Acosta, 2006: 89-90)<br />
Mientras duró el boom petrolero, el Estado constituyó el principal actor del<br />
desarrollo, garantizando un complejo sistema de subsidios y apoyos para el proceso<br />
de acumulación privada, en beneficio sobre todo de grupos monopólicos y<br />
oligopólicos. Se profundizó el carácter rentista del aparato productivo del país,<br />
afectado por su ineficiencia e inflexibilidad. Se desarrolló una cultura económica<br />
característica de los «enclaves», con la protección del Estado (Acosta, 2006:<br />
23 A fines de la década, el 70% de los establecimientos, el 82% del personal ocupado y el 60% del<br />
valor de la producción manufacturera se encontraba en Pichincha y Guayas, con una mayor<br />
participación de Guayas (Barrera, Ramírez y Rodríguez, 1999: 144).<br />
24 Entre 1972 y 1982 la producción per cápita de alimentos para el mercado nacional se redujo en un<br />
0,5% anual.<br />
25 El porcentaje de asalariados en la Población Económicamente Activa se redujo para el área urbana<br />
del 67,2% al 65,7% entre 1974 y 1982, y en el área rural del 40,1% al 38,5% en el mismo período<br />
(Larrea, 2006: 98).