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66 Ana María Larrea Maldonado<br />

la producción agropecuaria, buscando constantemente una salida propia al mercado<br />

internacional sin encontrar ni las vías, ni los productos adecuados para<br />

hacerlo. La zona agropecuaria central se vincula hacia Guayaquil, mientras que<br />

la zona norte tiene como mercado fundamental la ciudad de Quito. Se empieza<br />

de este modo la generación de círculos espaciales de producción y cooperación<br />

(Ospina, 2004: 67).<br />

La Sierra Centro Norte era la región más importante del naciente país, en<br />

1830,<br />

[…] estaba integrada por las provincias de Imbabura, Pichincha y Chimborazo […] La<br />

ciudad de Quito, además de ser la capital de la República, era el centro económico,<br />

político y administrativo de la región. Le seguían en jerarquía dos ciudades importantes,<br />

Ibarra y Riobamba, como capitales de provincia (Ramón, 2004: 114).<br />

La Sierra Centro Norte se caracteriza por una población significativa y, a diferencia<br />

de la Costa Sur, descentralizada. A inicios del siglo XX, Riobamba, Ambato y Guaranda<br />

cuentan con una población similar a la de Quito. Durante este período se<br />

destaca el crecimiento de Ambato, que se convirtió en el centro de los intercambios<br />

interregionales entre la Costa, la Sierra y la Alta Amazonía (Ospina, 2004: 67).<br />

El sistema de hacienda dominaba la región. La élite había logrado fortalecer el control<br />

de la tierra al haberse apoderado de las haciendas de los jesuitas expulsados en 1767.<br />

Controlaba de manera directa al 49,34% de indígenas tributarios, que los había enrolado<br />

en calidad de conciertos o huasipungueros. El otro 50,66% de tributarios, eran<br />

indios libres que vivían en los pueblos (cantones y parroquias). Sin embargo, muchos<br />

de ellos trabajaban ocasionalmente para la hacienda, como yanaperos, arrimados<br />

o peones; otros realizaban trabajos para los blancos y mestizos pueblerinos y finalmente<br />

otros habían desarrollado estrategias de reproducción autónomas (Ramón,<br />

2003: 115).<br />

A pesar de ese dominio terrateniente, la hacienda había perdido la capacidad productiva<br />

del pasado. Las políticas de libre comercio impulsadas por España, las<br />

crecientes exacciones fiscales impuestas por la Corona y un conjunto de catástrofes<br />

naturales y sociales habían golpeado a la hacienda.<br />

La crisis era tal, que en el siglo XIX el mercado principal de las haciendas era Quito y<br />

eran los quesos frescos, los que lograban la mayor rentabilidad, cuestión que mostraba<br />

la restricción de los mercados de la hacienda. A ello habría que añadir la actividad<br />

textil, que a pesar de estar muy golpeada, se mantenía en unas cuantas haciendas<br />

de la Sierra Norte; la cría de mulas en Chimbo, la producción de frutas de Ambato, la<br />

producción de sal en Tomabela y Salinas de Ibarra, la de cabuya y sus elaborados en la<br />

sierra central y el algodón y aguardiente en los valles (Ramón, 2003: 116).<br />

La Sierra Sur, integrada por las provincias de Cuenca y Loja, se articuló al mercado<br />

del norte peruano. Sin embargo, los problemas limítrofes constituyeron un<br />

fuerte obstáculo para la configuración de un espacio binacional. Cuenca, por su<br />

parte, gracias a la explotación de la quina, tuvo su propio vínculo con los mercados<br />

internacionales, estableciendo una articulación privilegiada con Guayaquil y<br />

desarrollando esfuerzos significativos por alimentar a Puerto Bolívar. El auge de<br />

la quina coincide con el debilitamiento de las relaciones comerciales con el Perú,<br />

debido al conflicto limítrofe de 1859.

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