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22. Estudios y rechiras arredol d´a lengua aragonesa y a suya ...

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III TROBADA (UESCA-ALQUEZRA, 2001)<br />

hecho nada. Presión de Sanchís, disculpas del Poncio, y a los 20 minutos estábamos<br />

poniendo el motor en marcha.<br />

Pero antes de abandonar la capital queremos consignar un hecho que viene a<br />

comprobar el juicio que nos merece el silencio de estas gentes. Una criada del<br />

hotel nos bajó las maletas. Todas las criadas despiden al viajero con unos adioses<br />

muy significativos, esta en cambio pone los equipajes al lado del coche y huye precipitadamente.<br />

La razón era esta: temía verse en el trance de tener que hablar,<br />

valía más perder la propina.<br />

Salimos pues de Teruel sin intención de volver la cara atrás. Si alguna vez sintiésemos<br />

nostalgias de esta población sena por sus torres mudejares. Llegamos a<br />

la 1 a Alfambra. Vimos al cretino del secretario que nos recibió comiendo a dos<br />

carrillos; a pesar de ello hizo la elección de sujetos con bastante acierto. Trabajamos<br />

unas 3 horas y media con provecho. Los sujetos contestaban con buena voluntad<br />

a nuestras preguntas; ¡oh lo que hace el deseo de un buen jornal! Pero no<br />

espere nadie que en nuestros cuestionarios vayan muchas notas marginales. Ellos<br />

contestan, sí, pero lo estrictamente necesario. Nos hospedamos en la Fonda de<br />

Vicente, donde hay una fauna heterogénea, carreteros "choferes", maestros, y, para<br />

que fuese más heterogénea, filólogos. La refacción "velis nolis" es a las 7. Terminamos<br />

de escribir esto a las 8; enseguida nos acostamos ya que, por el frío y la pina<br />

luz no nos es posible hacer otra cosa. Y sin embargo nuestro lema es euforia.<br />

Segura de Baños, día 8 de noviembre de 1934 ISG)<br />

Comenzamos a madrugar, para nosotros animales urbanos, levantarnos a las<br />

7 y media, presupone un esfuerzo solo propio de filólogos, y por eso cuando suenan<br />

los dos fatídicos golpes en la puerta del cuartucho, sacamos las narices del<br />

embozo, y nos consultamos recíprocamente con las miradas, y coincidimos en<br />

apreciar que la temperatura de la atmósfera absorbida por nuestras fosas nasales<br />

nos invita a continuar inertes, no obstante nos acordamos de que somos filólogos<br />

y venciendo este conato de rebeldía nos enfrentamos valerosamente con<br />

H20. Sin embargo esta batalla ya supera nuestras fuerzas, cambiamos impresiones<br />

y con la duda entre adoptar el sistema de Aurelio, de lavarnos ininterrumpidamente,<br />

o el de Poncio, de no lavarnos nunca, optamos por lo último con ligeras,<br />

ligerísimas modificaciones.<br />

Lorenzo tuvo que licenciar a un sujeto, porque había vivido fuera del pueblo<br />

solamente durante 15 años, y le han traído otro que intelectualmente es cuadrúpedo.<br />

El secretario del lugar no le va a la zaga, pero como no tenemos que trabajarle,<br />

nos divierte; después de preguntarnos si Históricas se escribe con H, nos ha<br />

escrito un certificado en presencia en el que afirma que durante nuestra estancia<br />

en el pueblo hemos observado una conducta intachable. Decididamente los<br />

secretarios rurales tienen más imaginación que los funcionarios del Ministerio de<br />

Gobernación.<br />

Sin gasolina y con dos polizones emprendemos el viaje a Segura. Durante los<br />

20 últimos kilómetros nos superamos a nosotros mismos, y batimos nuevamente<br />

el récord de locomoción en montaña rusa. Nos vengamos de los polizones obligándoles<br />

a hinchar una rueda. El "escanciador" de un puesto de gasolina nos<br />

arma un escándalo mayúsculo, porque cometimos la incorrección de llamarle con<br />

el claxon, pues había abandonado el surtidor. Al llegar a Segura, un sujeto no<br />

sabe indicarnos cuál es la entrada del pueblo, pues es forastero, pero nos pregunta<br />

de un modo categórico si vamos a estar algunos días en el lugar, y qué llevamos<br />

dentro del coche, tal vez sea un aspirante a carabinero.<br />

El alcalde del lugar tiene el altruismo de conducirnos a la posada de sus enemigos<br />

políticos, porque es la mejor, pero los posaderos nos reciben a cajas destempladas<br />

y nos aseguran que las habitaciones son muy malas. No queremos<br />

hacer caso y cenamos los eternos par de huevos y jamón con patatas fritas. Vinillo<br />

original pero nada bueno. Poca euforia.<br />

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