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22. Estudios y rechiras arredol d´a lengua aragonesa y a suya ...

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III TKOBADA (UESCA-ALQUEZRA, 2001)<br />

-acordamos in méate brindarle este refinamiento al hermano Validado-, y con<br />

un dentista no menos trashumante que el relojero, y al que no sin fundamento<br />

pretendemos identificar con el que muestras tan fehacientes dejó de su paso por<br />

Alagón.<br />

Al despedirnos Lorenzo chalanea con el "patrón honorario" la adquisición de<br />

unos discos y llegan a un acuerdo. Recorremos otra vez unos 15 km campo a traviesa<br />

en medio de una niebla que más que londinense es <strong>aragonesa</strong>. La intensidad<br />

de esta boira nos aconseja marchar a poca velocidad y con muchas precauciones,<br />

pero no nos valen; en un cruce con un camión de pescado, aunque nosotros<br />

hemos parado completamente nos alcanza el coche enemigo en una defensa y no<br />

tiene la vergüenza de parar al oír el testarazo. Desgraciadamente la noche nos<br />

impidió tomarle el número y movilizar a los agentes de la casa de seguros Omnia<br />

pero afortunadamente el golpe fue en el mismo guardaharro que el del animal<br />

hitlerista y la misma agencia sufragará a sus expensas esta nueva reparación.<br />

Afortunadamente también, tampoco [ste] conducía yo esta vez.<br />

Arribamos a Borja, población que -¡pásmense los cielos!- está pavimentada y<br />

que cuenta con fonda semidecente. Como es de rigor en estos casos ingerimos una<br />

regular dosis de vinillo y cobramos la euforia obligada en tales ocasiones.<br />

Día 29 de noviembre de 1934<br />

Una vez oteado Borja, y puesto un telegrama a Felipe reclamando urgentemente<br />

pesetas, emprendimos la marcha hacia Tierga. Con una niebla fría (que<br />

aquí denominan con un nombre que parece un eco lejano de tambor: dortmdón) el<br />

ánimo acongojado por los avisos melodramáticos que nos daba el fondista respecto<br />

a la carretera, empezamos a subir para después'^ bajar otro tanto hasta llegar<br />

a Tierga. Sin novedad, ni cosa digna de contar arribamos a este pueblo. No<br />

diré nada de su posición y efecto que nos produjo, porque esto se hará en un<br />

reportaje especial que preparamos.<br />

Siendo imposible el acceso del coche al centro del pueblo, lo dejamos en la<br />

carretera, ¡qué casualidad!, frente a la digna posada que había de albergarnos. En<br />

la subida hacia el Ayuntamiento, mejor dicho, en la escala, pues era empresa<br />

digna de un alpinista, yo sufrí una caída motivada por un resbalón sobre el suelo<br />

helado, que produjo una carcajada sádica en el alma empedernida de Sanchís. No<br />

bien había terminado el rictus en que termina toda carcajada, cuando el amigo<br />

midió el suelo en aparatosa caída, rayana en vergonzosa, pues fue cuan largo era<br />

y en decúbito supino. Sin ánimo de venganza yo tuve que reírme de un modo un<br />

tanto ruidoso. Repuestos de estos incidentes y rascándonos ambos las partes glúteas,<br />

abordamos al secretario en su propio domicilio. Con nosotros no vale eso del<br />

allanamiento de morada. Acusaba este autómata de la pluma un considerable<br />

pragmatismo y soportaba un largo guardapolvo que asemejaba mucho al excelentísimo<br />

Benito, es decir la negación de Bruno. De sus condiciones intelectuales<br />

solo diré que era radical. Para mí, contagiado ya del simplismo aragonés, no hay<br />

más que dos clases de españoles; clasifico los individuos en dos grupos, radicales<br />

y no radicales (tengo que hacer esta salvedad, para Sanchís hay aún una subagrupación<br />

en guapos y no guapos, pero creo que esta es una subdivisión sui géneris,<br />

y un tanto íntima, por lo que no viene al caso insistir sobre ella). Decir radicales<br />

es decir incomprensión, incultura y venalidad; decir no radicales equivale,<br />

cuando menos, a insinuar una esperanza de algo mejor. Este secretario, pues,<br />

haciendo honor al grupo que representa, no hizo nada de lo que le encargamos,<br />

viéndonos, por lo tanto, en el trance de hacer nosotros las necesarias gestiones<br />

para la consecución de sujetos. ¡Es tan fácil prescindir de la ayuda de un radical!<br />

Todo lo conseguimos sin gran dificultad. Trabajamos, durante unas horas en la<br />

('(inste que este borrón es dV Sanchís |M

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