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22. Estudios y rechiras arredol d´a lengua aragonesa y a suya ...

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ESTUDIOS E RECHIRAS ARREDOL D'A LUENGA ARAGONESA<br />

90<br />

ya la fiesta. Nos vemos obligados a ir al cine, ruedan una película muda que hace<br />

10 años fue algo aceptable y que llega a emocionar a una cariñenera que ingenuamente<br />

leyó en voz alta uno de los epígrafes más emocionantes, lo cual les dio<br />

pretexto a los jóvenes de la localidad para meterse con ella a voz en grito durante<br />

10 minutos largos; la gozamos también bastante viendo a los grandes aplaudir<br />

con más fuerza que los niños cuando la caballería de los buenos llegaba a salvarlos<br />

en el preciso momento en que iban a ser victimas de las maquinaciones de los<br />

malos.<br />

En la fonda, conscientes de nuestros deberes, bebemos litro y medio de buen<br />

y fuerte vino y adquirimos la euforia correspondiente. Oímos a dos maestras que<br />

aunque viejas y feas son frágiles y se dejan dominar por el vinillo y les da la<br />

borrachera por reírse con carcajadas nerviosas. Este bello gesto hace que casi nos<br />

inclinemos a mirarlas con camaradería pero el litro y medio que nosotros hemos<br />

bebido no nos turba la vista hasta el extremo que al mirarlas dejemos de comprobar<br />

su vejez y fealdad, y entonces muy dignos decidimos reconocer que aún<br />

hay clases y no mejorarles del trato que merecen.<br />

Día 3 de diciembre de 1934<br />

Para los que guiados por el apóstol Validado vamos camino de rendir culto<br />

(aunque este nunca será con tanto fanatismo como el del maestro), a la pura<br />

"esencia de la cepa española", verse en Cariñena, sede principal de los vinos aragoneses,<br />

es sentirse en su propio ambiente, cual los peces en el agua, los pájaros<br />

en el aire o Poncio en las papeletas. Vallelado, respecto a su situación así es<br />

seguro que diría que "estamos en nuestro reino". Pues bien, nosotros no olvidando<br />

aquella frase evangélica que Vallelado (pues para algo fue redactor de El Debate)<br />

tan a menudo nos recuerda parodiándola: "Acordaos de mí cuando estuviereis en<br />

vuestro reino", quisimos adquirirle un poco del renombrado vino, que fuera para<br />

él prueba evidente de la nuestra estimación y calmante eficaz de su pasión vinícola,<br />

tan noble como crónica. Hicimos las necesarias pesquisas para ver de conseguir<br />

la mejor clase porque "á tout seigneur, tout honneur", y en una bodega llenamos<br />

una garrafa (garrafMa dirá Jacinto) de un vino que dicen tiene 10 años, y<br />

obtuvo premio en la exposición de Barcelona. No sabemos si la clase de este vino<br />

será acreedora a esta distinción. Esperemos el dictamen de Vallelado que seguros<br />

estamos habrá de emitir dentro de unos días con suma fruición. Para nosotros su<br />

opinión será la delfilnitiva, porque Chinto es para los del Atlas Lingüístico el factótum<br />

de las cuestiones vinícolas.<br />

Con la garrafa al hombro nos metimos en el Kord, y acto seguido emprendimos<br />

veloz carrera hacia Codos. A la puerta del Ayuntamiento nos esperaban tres<br />

arrogantes y distinguidos analfabetos. Los pasamos adentro e inquirimos el porqué<br />

de ser tres en vez de dos que habíamos pedido. Se nos contestó que los tres<br />

contaban con méritos suficientes para nuestra labor, y que ellos no sabían a cuál<br />

despachar, que lo hiciéramos nosotros. Esto era ponernos en una situación difícil,<br />

porque ya eran las 11 de la mañana y todos habían perdido su trabajo. Por otra<br />

parte nosotros no podemos pagar tres jornales. En fin que no veíamos manera de<br />

cohonestar las economías que Castillejo-Poncio (una sola preocupación verdadera)<br />

imploran, con nuestra conciencia honrada y democrática. Después de algunas<br />

cavilaciones pudimos encontrar una solución medio ecléctica. Uno de los sujetos<br />

había estado en Francia algún tiempo, por lo tanto, le dijimos que no era muy<br />

apto, es decir que no servía, pero que por el tiempo perdido le dábamos dos pesetas.<br />

Aceptó el hombre y se acabó el conflicto. Los dos sujetos que quedaron son<br />

buenos, aunque en uno de ellos era mucho mayor que su inteligencia la pasión<br />

que por el vino sentía. Tenía este hombre ciertos reparos en confesar nada y al<br />

pasar horas y horas sentado y sin beber empezaba a mostrarse impaciente y un<br />

tanto malhumorado. Nosotros no sabíamos a qué atribuir ese su estado de ánimo,<br />

acaso cansancio, hasta que el otro compinche nos dijo: "es que el tío Florencio

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