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22. Estudios y rechiras arredol d´a lengua aragonesa y a suya ...

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ESTUDIOS E RECHIRAS ARREDOL DA LUENGA ARAGONESA<br />

78<br />

sejo del castizo Arcipreste de Hita "del mal el menos", o en sus términos "de lo<br />

malo, lo menor es lo mejor", elegí la más pequeña de las hetairas. Subía yo por la<br />

escalera, con cierta prisa, pensando que el sin par Sanchís ya habría terminado<br />

su faenita, cuando me lo encuentro con mis ojos lujuriosos, velados en cierto modo<br />

por las mismas gafas, sentado en un descansillo del piso alto. Inquiero la razón<br />

de aquel compás de espera, y se me dice que era porque la deteriorada Venus se<br />

negaba a coitear en otra habitación que no fuera la <strong>suya</strong>. Caprichos a que son<br />

muy dadas las mujeres de esta clase social. Solucionado este inconveniente marchó<br />

Sanchís a echar su polvo, un polvo doctoral, seguro estoy de ello, convencido<br />

de que era tan necesario aquel acto como trascribir las vocales velares catalanas<br />

o soportar el baturrismo aragonés. Yo a mi vez, cumplí con el deber fisiológico<br />

como mandan las ordenanzas del padre Vallelado.<br />

Letux, día 16 de noviembre de 1934 (SG)<br />

Dormimos luengamente las consecuencias de la embriaguez y de la higiene<br />

sexual. Al levantarse, el camarada Lorenzo protesta airadamente ante la servidumbre<br />

de que el agua zaragozana chorree turbia de los grifos, pero la doncella<br />

caretera asegura que mi querido compañero "tiene muy buen humor", ante tales<br />

argumentos no es posible seguir discutiendo y Lorenzo se resigna después de<br />

"meterle mano a la llamada doncella" por eufemismo tradicional.<br />

Pulcramente afeitados nos dirigimos al Gobierno Civil de la Provincia. El edificio<br />

es un coquetón hotel que rememora los buenos tiempos del Centro en Almagro,<br />

26, con el indispensable aparato de guardias de asalto. El poncio radical nos<br />

hace esperar hora y media, y aunque no se entera del objeto de nuestra visita,<br />

manda al secretario que se ponga a nuestras órdenes, y entonces ¡pásmense los<br />

dioses!, el secretario después de leer dos veces el oficio de Benzo, nos dice con aire<br />

de suficiencia que ese estudio se estaba confeccionando desde hace 20 años. Nuestra<br />

indignación se tradujo en palabras pronunciadas con fuerte tensión muscular<br />

y elevada entonación y entonces el secretario nos explicó que nuestros trabajos<br />

eran de estadística comercial. Nuestra ira rebasa todos los límites del comedimiento,<br />

y el aturdido funcionario balbucea torpemente unas excusas asegurando<br />

que no sabe expresarse, y que está convencido de nuestra relevancia y categoría,<br />

y en señal de ello se dispone a copiar literalmente el oficio del gobernador de<br />

Teruel; pero hete aquí, que al cotejar este con el del subsecretario descubre el hermoso<br />

ejemplar de secretario zaragozano que según el Poncio turolense, somos<br />

tres los expedicionarios, aunque luego se da cuenta de que se trata de "nuestro<br />

cargo". Afortunadamente la oportuna intervención del comandante jefe y la oficialidad<br />

de la Guardia de Asalto pone feliz término a esta tumultuosa entrevista<br />

-Lorenzo y yo reconocemos que por primera vez este Instituto ha prestado un servicio<br />

a la República-. Despachamos en Zaragoza asuntos de menor cuantía y<br />

emprendemos el viaje a Letux.<br />

En el viaje doy un patinazo mortal de necesidad pero la Virgen del Pilar nos<br />

salva la vida, y es que como no hemos ido a visitarla quiere que le debamos algo<br />

para agradecérselo cuando volvamos a Zaragoza, y la besemos respetuosamente.<br />

Un pinchazo en la noche lluviosa, en lo alto de un puerto, junto a un cementerio,<br />

y con el gato averiado, nos hace prorrumpir en blasfemias y adquirir unas inyecciones<br />

de pulmonía doble. Veremos en qué queda todo esto. En Letux el montorilla<br />

nos recibe muy deferente, pues está convencido de que el gobernador nos<br />

manda a él, en prueba de la entrañable amistad que desde hace unos días le profesa.<br />

Nos explica que esa amistad es debida a que el Ayuntamiento de Letux de<br />

filiación socialista, acordó pasarse con armas y bagajes al partido radical, y evitar<br />

así la destitución fulminante que les amenazaba. Lorenzo y yo convenimos en<br />

que la doblez defensiva del alcalde es menos imperdonable que el chantaje del<br />

poncio. pero todo ello sin asombrarnos lo más mínimo, estábamos ya acostumbrados<br />

al juego nada limpio de los radicales y ahora nos vamos también acos-

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