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Borges, Jorge Luis - Obras Completas - Literatura Argentina UNRN

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lt)4 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS<br />

laura — que cuando hago un doble corte — corre la voz por el<br />

Norte — si es que me encuentro en el Sur) . Después, el género<br />

historió, como ciertas novelas del naturalismo francés o como<br />

ciertos grabados de Hogarth, las vicisitudes locales del harlot's<br />

progress (Luego fuiste la amiguita — de un viejo boticario — y<br />

el hijo de un comisario — todo el vento te sacó); después, la deplorada<br />

conversión de los barrios pendencieros o menesterosos<br />

a la. decencia. (Puente Ahina, — ¿dónde está ese malevaje? o<br />

¿Dónde están aquellos hombres y esas chinas, — vinchas rojas<br />

y chambergos que Requena conoció? — ¿Dónde está mi Villa<br />

Crespo de otros tiempos? — Se vinieron los judíos, Triunvirato<br />

se acabó) . Desde muy temprano, las zozobras del amor clandestino<br />

o sentimental habían atareado las plumas (¿No te acordás<br />

que conmigo — te pusistes un sombrero — y aquel cinturón de<br />

cuero — que a otra mina la afané?). Tangos de recriminación,<br />

tangos de odio, tangos de burla y de rencor se escribieron, reacios<br />

a la transcripción y al recuerdo. Todo el trajín de la ciudad<br />

fue entrando en el tango; la mala vida y el suburbio no fueron<br />

los únicos temas. En el prólogo de las sátiras, Juvenal memorablemente<br />

escribió que todo lo que mueve a los hombres<br />

—el deseo, el temor, la ira, el goce carnal, las intrigas, la felicidad—<br />

sería materia de su libro; con perdonable exageración<br />

podríamos aplicar su famoso quidquid agunt homines, a la suma<br />

de las letras de tango. También podríamos decir que éstas forman<br />

una inconexa y vasta comedie humaine de la vida de Buenos<br />

Aires. Es sabido que Wolf, a fines del siglo xvín, escribió que la<br />

Ilíada, antes de ser una epopeya, fue una serie de cantos y de<br />

rapsodias; ello permite, acaso, la profecía de que las letras de<br />

tango formarán, con el tiempo, un largo poema civil, o sugerirán<br />

a algún ambicioso la escritura de ese poema.<br />

Es conocido el parecer de Andrew Fietcher: "Si me dejan escribir<br />

todas las baladas de una nación, no me importa quién escriba<br />

las leyes"; el dictamen sugiere que la poesía común o tradicional<br />

puede influir en los sentimientos y dictar la conducta.<br />

Aplicada la conjetura al tango argentino, veríamos en éste un<br />

espejo de nuestras realidades y a la vez un mentor o un modelo,<br />

de influjo ciertamente maléfico. La milonga y el tango de los<br />

orígenes podían ser tontos o, a lo menos, atolondrados, pero eran<br />

valerosos y alegres; el tango posterior es un resentido que deplora<br />

con lujo sentimental las desdichas propias y festeja con desvergüenza<br />

las desdichas ajenas.<br />

Recuerdo que hacia 1926 yo daba en atribuir a los italianos<br />

(y más concretamente a los genoveses del barrio de la Boca) la<br />

degeneración de los tangos. En aquel mito, o fantasía, de un tango<br />

"criollo" maleado por los "gringos", veo un claro síntoma, ahora,

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