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6. Escuchaba atentamente (proseichon). Imperfecto, voz activa, como en los versículos 10 y 11, allí con el dativo de persona (autöi), aquí con el dativo de<br />
cosa (tois legomenois). Hay una elipse de noun (mente). Seguían prestando atención o manteniendo la mente atenta a las cosas dichas por Felipe, en una palabra,<br />
fascinados. Oyendo (en töi akouein autous). Un giro favorito de Lucas, en y el caso locativo del infinitivo articular con el acusativo de referencia general «en el<br />
oír en cuanto a ellos». Que hacía (ha epoiei). Imperfecto, voz activa, otra vez, que persistía en hacer una y otra vez. Felipe obraba verdaderos milagros, lo que<br />
deshizo los planes de Simón el Mago.<br />
7. Porque de muchos (polloi gar). Así es el texto correcto de los mejores MSS., pero es un anacoluto, por cuanto este nominativo no tiene verbo. Eran «los<br />
espíritus inmundos» los que «salían» (exërchonto, imperfecto, voz media). El margen de la Versión Revisada tiene «venían fuera» (came forth) como si salieran<br />
de una casa, una traducción más bien forzada. El grito a gran voz es como en el caso de los demonios echados por Jesús (Mr. 3:11; Lc. 4:41). Paralíticos (paralelumenoi,<br />
participio perfecto, voz pasiva). La palabra usual de Lucas, desligado al lado, sin poder sobre los músculos. Furneaux nota que «el siervo estaba segando<br />
allí donde el Maestro había sembrado. Samaria era el campo de misión blanco para la siega (Jn. 4:35)». Los samaritanos que habían sido fascinados por<br />
Simón son ahora ganados por Felipe.<br />
9. Simón (Simön). Uno de los comunes nombres de entonces (Josefo, Ant. XX. 7, 2), y un número de pretendientes a Mesías tuvieron este nombre. Un gran<br />
número de tradiciones de los siglos segundo y tercero se refieren a este hombre, y Baur llegó incluso a proponer que el Simón de las Homilías Clementinas es en<br />
realidad el apóstol Pablo, aunque Pablo triunfó repetidas veces sobre los poderes mágicos (Hch. 13:6–12; 19:11–19), «una perfecta estupidez» (Spitta,<br />
Apostelgeschichte, pág. 149). Una de las leyendas dice que este Simón Mago de Hechos es el padre de las herejías, y que fue a Roma, donde fue adorado como<br />
un dios (según Justino Mártir). Pero una piedra descubierta en el Tíber en el 1574 tiene una inscripción a Semoni Sanco Deo Fidio Sacrum, que evidentemente<br />
está dedicada (Page) a Hércules, siendo Sancus un nombre sabiniano para Hércules. Este Simón de Samaria es simplemente uno de los muchos magos de la<br />
época anterior al desarrollo del gnosticismo posterior. «En su persona el cristianismo se enfrentó por vez primera con la superstición y con el fraude religioso, de<br />
lo que iba lleno el mundo antiguo en aquel entonces» (Furneaux). Que antes ejercía la magia (proüpërchen mageuön). Un antiguo giro (perifrástico), el participio<br />
presente activo mageuön con el verbo imperfecto activo de proüparchö, este giro sólo aquí y en Lucas 23:12 en el N.T. Literalmente «Simón estaba anteriormente<br />
existiendo practicando la magia». Este viejo verbo mageuö se deriva de magos (un magus, vidente, profeta, falso profeta, hechicero) y aparece sólo aquí en el<br />
N.T. Tenía atónita (existanön). Participio presente activo del verbo existanö, una forma tardía de existëmi, echar fuera de su posición, desplazar, trastornar,<br />
asombrar, principalmente en los Evangelios en el N.T. La misma construcción que mageuön. Algo grande (tina megan). Predicado acusativo de referencia general<br />
(infinitivo en discurso indirecto). Es asombroso lo crédula que es la gente en presencia de un impostor manifiesto como Simón. Los magos eran el orden sacerdotal<br />
de los imperios de Media y Persia, y había sido supuestamente fundado por Zoroastro. La palabra magoi (magos) tiene un buen sentido en Mateo 2:1, pero<br />
aquí y en Hechos 13:6 tiene un mal sentido, como nuestro término «magia».<br />
10. Éste es el que se llama el Gran Poder de Dios (BAS) (hë Dunamis tou theou hë kaloumenë Megalë). Aparentemente aquí ya tenemos la doctrina<br />
oriental de las emanaciones o eones que tan difundida estuvo por el siglo segundo. Este «poder» era considerado [p 297] como una chispa del mismo Dios, y<br />
Jerónimo (en Matt. c. 24) cita a Simón (Page) como diciendo: Ego sum sermo Dei, … ego omnipotens, ego omnia Dei. Simón pretendía personificar a Dios.<br />
11. Porque con sus artes mágicas les había tenido atónitos por bastante tiempo (dia to hikanöi chronöi tais magiais exestakenai autous). Uso causal<br />
de dia con el infinitivo articular acusativo (forma Koiné activa perfecta y transitiva, exestakenai). El mismo verbo que en el versículo 9, participio existanön, y<br />
que en el versículo 13, imperfecto pasivo existato (cf. también 2:7, ya visto). Chronöi es instrumental asociativo, y magiais el caso instrumental.<br />
12. Se bautizaban (ebaptizonto). Imperfecto pasivo (repetitivo), mientras que creyeron (episteusan) es un aoristo constativo antecedente al bautismo.<br />
Nótese el caso dativo de Felipe con episteusan. Nótese también el evangelio de Felipe, «del reino de Dios y el nombre de Jesucristo».<br />
13. También creyó Simón mismo (Ho de Simön kai autos episteusen). Nótese el mismo verbo en tiempo aoristo episteusen. ¿Qué es lo que creyó? Evidentemente,<br />
que Jesús era este «poder de Dios», y no él mismo (Simón). Vio que los milagros obrados por Felipe en el nombre de Cristo eran genuinos, en tanto<br />
que sabía que los suyos eran fraudulentos. Quería este poder que Felipe tenía para añadirlo a sus propias pretensiones. «Era probablemente víctima a medias de<br />
su autoengaño, y a medias un impostor consciente» (Furneaux). Estaba decidido a conseguir este nuevo «poder», pero no tenía consciencia de su necesidad<br />
personal de Jesús como Salvador por sus pecados. Así que se sometió al bautismo (baptistheis, participio aoristo primero, voz pasiva, de baptizö), clara prueba<br />
de que el bautismo no comunica la salvación. Perseveraba junto a Felipe (ën proskarterön töi Philippöi). Imperfecto perifrástico del verbo proskartereö (véase<br />
2:46). Se apegó a Felipe (caso dativo) a fin de descubrir el secreto de su poder. Viendo (theörön). Contemplando las señales y milagros (poderes, dunameis que<br />
ponían los suyos a la sombra) mientras eran obrados (ginomenas, participio presente, voz media, de ginomai). Cuanto más lo contemplaba tanto más crecía su<br />
asombro (existato). Él había dejado «atónitos» a la gente (versículo 9) mediante sus trucos, y él mismo se sentía tanto más «atónito» que ellos por los actos de<br />
Felipe.<br />
14. Que Samaria había recibido (hoti dedektai hë Samaria). Aquí se trata del distrito, no de la ciudad como en el versículo 5. Perfecto de indicativo, voz<br />
media, de dechomai, retenido en discurso indirecto. Fue un acontecimiento capital para los apóstoles, porque ahora el evangelio pasaba a Samaria, tal como<br />
Jesús lo había anunciado (1:8). Aunque los samaritanos eran nominalmente judíos, no eran considerados así por el pueblo. El envío de Pedro y Juan no era un<br />
desprestigio para Felipe, sino que se trataba de una misión apropiada, por cuanto «muchos cristianos judíos se sentirían escandalizados por la admisión de samaritanos»<br />
(Furneaux). Si Pedro y Juan daban su sanción, la situación mejoraría. Juan había querido en una ocasión hacer descender fuego del cielo sobre un<br />
pueblo samaritano (Lc. 9:54).<br />
15. Para que recibiesen (hopös labösin). Segundo aoristo de subjuntivo, voz activa, de lambanö, cláusula final con hopös. ¿Querían ellos que el Pentecostés<br />
samaritano demostrara más allá de toda duda que los samaritanos estaban verdaderamente convertidos al creer? Habían sido bautizados sobre la suposición<br />
de que el Espíritu Santo les había dado nuevos corazones. La venida del Espíritu Santo con las evidentes señales (cf. 10:44–48) como en Jerusalén lo demostraría<br />
con claridad.<br />
16. Había descendido (ën epipeptökos). Pretérito perfecto perifrástico, voz activa, de epipiptö, un antiguo verbo. El participio está aquí en neutro debido al<br />
género gramatical de pneuma, pero debe ser considerado como de género natural, personal. No deberíamos considerar al Espíritu Santo como no personal. Sino<br />
que solamente habían sido bautizados (monon de bebaptismenoi hupërchon). Pretérito perfecto perifrástico, voz pasiva, de baptizö con huparchö (véase versículo<br />
9, proüpërchon), en lugar de ësan. En el nombre (eis to onoma).<br />
17. Les imponían las manos (epetithesan tas cheiras ep’ autous). Imperfecto activo, repetitivo. La imposición de manos no se dio en el gran Pentecostés<br />
(2:4, 33) ni en 4:31; 10:44, ni se menciona en 1 Corintios 12 y 14. Se menciona en Hechos 6:7 acerca de los diáconos, y en 13:3 cuando Bernabé y Saulo dejaron<br />
Antioquía. Y en el caso de Saulo fue Ananías quien le impuso las manos (9:17). Por ello, no se puede concluir que el Espíritu Santo fuera recibido sólo por la