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pudiesen (hina hös tachista, elthösin pros auton). Nótese el pulcro giro griego hös tachista, tan pronto como sea posible (un buen giro ático). El mandamiento<br />
indirecto y propósito (hina-elthösin, segundo aoristo de subjuntivo activo) es también griego pulcro (Robertson, Grammar, pág. 1.046). Salieron (exëiesan). Imperfecto<br />
activo de exeimi, antigua palabra griega, pero rara en el N.T. Sólo aparece en Hechos (13:42; 17:15; 20:7; 27:43).<br />
16. Mientras Pablo los esperaba en Atenas (En de tais Athënais ekdechomenou autous tou Paulou). Genitivo absoluto con participio presente en voz<br />
media de ekdechomai, antiguo verbo que significa recibir, pero sólo en el sentido de buscar, esperando encontrar aquí y en otros pasajes en el N.T. Sabemos que<br />
Timoteo se encontró con Pablo en Atenas. Si Silas llegó también a Atenas, fue también vuelto a enviar, posiblemente a Filipos, porque aquella iglesia estaba<br />
profundamente interesada en Pablo. En todo caso, tanto Timoteo como Silas llegaron de Macedonia a Corinto con mensajes y ayuda para Pablo (Hch. 18:5; 2 Co.<br />
11:8ss.). Antes de llegar y después de irse, Pablo sintió soledad en Atenas (1 Ts. 3:1), la primera vez en esta gira, o quizá la única, que se encontraba sin colaboradores.<br />
Atenas había sido conquistada por Sulla el 86 a.C. Después de varios cambios Acaya, de la que era capital Corinto, vino a ser una provincia separada de<br />
Macedonia, y en el 44 d.C. fue restaurada por Claudio al senado con el procónsul en Corinto. Pablo estuvo aquí probablemente en el 50 d.C. Políticamente Atenas<br />
ya no tiene importancia cuando Pablo llega allí, pero sigue siendo el centro universitario mundial con todo su rico ambiente y tradiciones. Rackham adquiere<br />
elocuencia al hablar de Pablo el judío de Tarso en la ciudad de Pericles y Demóstenes, de Sócrates, Platón y Aristóteles, de Sófocles y Eurípides. Sócrates había<br />
enseñado en su ágora, y aquí se encontraba la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles, el Porche de Zenón, el Huerto de Epicuro. Aquí los hombres seguían<br />
hablando de filosofía, poesía, política, religión, de todo y de cualquier cosa. Era el centro artístico del mundo. El Partenón, el más hermoso de los templos, coronaba<br />
la acrópolis.<br />
¿Era Pablo insensible a todo este ambiente cultural? Difícilmente, porque él mismo era un universitario de Tarso, y hace unas cuantas alusiones a autores<br />
griegos. Es probable que no hubiera entrado en los planes originales de Pablo evangelizar Atenas, difícil como lo son todos los centros universitarios, pero no<br />
puede estar ocioso, aunque esté aquí aparentemente por un azar debido a su expulsión de Macedonia. Se indignaba (paröxuneto). Imperfecto pasivo de paroxunö,<br />
un antiguo verbo, afilar, estimular, irritar (de para, oxus), de paroxusmos (Hch. 15:39), común en griego antiguo, pero en el N.T. solamente aquí y en 1<br />
Corintios 13:5. Era un continuo desafío para el espíritu de Pablo ver (theörountos, genitivo del participio presente concordando con autou [su], aunque MSS. posteriores<br />
tienen el locativo theörounti concordando con en autöi) la ciudad llena de ídolos (BAS) (kateidölon ousan tën polin). Nótese el participio ousan que no se<br />
preserva en la traducción (bien la ciudad estando llena de ídolos, o que la ciudad estaba llena de ídolos, una especie de discurso indirecto). Pablo, como cualquier<br />
otro forastero, contemplaba los centros de interés mientras iba paseándose. Este adjetivo kateidölon (empleo perfectivo de kata y eidölon no se encuentra<br />
en ningún otro lugar, pero se forma en base a la analogía de katampleos, katadentron), lleno de ídolos. Jenofonte (de Republ. Ath.) llama a la ciudad holë bomos,<br />
holë thuma theois kai anathëma (toda ella altar, toda sacrificio y ofrenda a los dioses). Estas estatuas eran hermosas, pero Pablo no se engañaba con el mero<br />
arte por el arte mismo. La idolatría y sensualidad de todo ello le impactaban en su sensibilidad (Ro. 1:18–32). Renan ridiculiza a Pablo por su ignorancia al tomar<br />
estas estatuas como ídolos, pero Pablo conocía el paganismo mejor que Renan. La superstición de este centro cultural deprimía a Pablo. Sólo se tiene que recordar<br />
cómo florecen las prácticas supersticiosas en la actualidad en el ambiente de Boston y de Los Ángeles, para comprender la condición de Atenas. Pausanias<br />
dice que Atenas tenía más imágenes que todo el resto de Grecia. Plinio dice que en la época de Nerón Atenas tenía más de 30.000 estatuas públicas,<br />
además de una cantidad incalculable en las casas. Petronio se burla de que era más fácil en Atenas encontrar a un dios que a un hombre. Cada portal o porche<br />
tenía su dios protector. Formaban una avenida desde El Pireo y atraían la mirada en cada lugar prominente en la muralla o en el ágora.<br />
17. Así que discutía (dielegeto men oun). Por esta razón, con su espíritu agitado por la prueba de la idolatría. Imperfecto medio de dialegö, el mismo verbo<br />
empleado en el versículo 2, que veáse. Primero razonaba en la sinagoga en los servicios a los judíos y a los piadosos o temerosos de Dios, luego a diario en el<br />
ágora o plaza del mercado (al suroeste de la Acrópolis, entre ella y el Areópago y el Pnyx) a los que acudían casualmente, «con los que allí se encontraban»<br />
(pros tous paratugchanontas). Simultáneamente con la predicación de la sinagoga, Pablo, en otras horas, tomaba su sitio como Sócrates antes de él, y se dedicaba<br />
a conversar con (pros) los que pasaban por allí. Este viejo verbo, paratugchanö, aparece sólo aquí en el N.T., y da una imagen exacta de la vida en el ágora.<br />
Los oyentes de Pablo en el ágora serían más casuales que los que se detienen para las predicaciones en las calles, para una reunión del Ejército de Salvación,<br />
para una arenga desde una tarima en Hyde Park. Era una mínima posibilidad que tenía, ya en la sinagoga o en el ágora, pero Pablo no podía estarse quieto<br />
con toda aquella idolatría que le rodeaba. Los límites del ágora variaban, pero siempre estaba el Poikilë Stoa (el Pórtico Pintado), frente a la Acrópolis, al oeste.<br />
En este Stoa (Pórtico) Zenón y otros filósofos y retóricos hablaban en ocasiones. Pablo puede haber estado cerca de este lugar.<br />
18. Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él (tines de kai tön Epikouriön kai Stöikon philosophön suneballon autöi).<br />
Imperfecto activo de sunballö, un viejo verbo, en el N.T. sólo empleado por Lucas, traer o poner juntamente en la mente de uno (Lc. 2:19), reunirse (Hch.<br />
20:14), traer ayuda juntamente (18:27), conferenciar o conversar o discutir como aquí y también en 4:15, que véase. Estos filósofos profesionales estaban siempre<br />
listos para una discusión y por ello frecuentaban el ágora con este propósito. Lucas emplea un solo artículo, agrupando así a las dos sectas en su actitud<br />
hacia Pablo, pero de hecho eran de diferentes escuelas de pensamiento. Ambas sectas estaban bien dispuestas a discutir y ambas sentían desdén hacia Pablo,<br />
pero eran las dos filosofías prácticas rivales de la época, habiendo tomado el lugar de las teorías más abstrusas de Platón y Aristóteles. Sócrates había dirigido el<br />
pensamiento de los hombres hacia la introspección (Gnöthi Seauton, Conócete a Ti Mismo), apartándolo del mero estudio de la física. Platón lo siguió con un<br />
profundo desarrollo del yo interior (metafísica). Aristóteles, con sus enciclopédicos conocimientos, intentó unificar y relacionar la física y la metafísica. Tanto<br />
Zenón como Epicuro (340–272 a.C.) tomaron una actitud más práctica en toda esta agitación intelectual, y suscitaron las cuestiones de la vida diaria. Zenón<br />
(360–260 a.C.) enseñaba en el Stoa (Pórtico) y por ello sus enseñanzas recibieron el nombre de estoicismo. Propuso muchas nobles ideas que encontraron su<br />
principal ilustración en los filósofos romanos (Séneca, Epicteto, Marco Aurelio). Enseñó el dominio propio y la dureza con una austeridad que impulsaba a la soberbia<br />
o al suicidio en caso de fracaso, una perspectiva claramente egocéntrica y hosca de la vida, sobre el fondo de una filosofía panteísta. Epicuro consideraba<br />
que el ateísmo práctico era la verdadera perspectiva acerca del universo, negando una vida futura y proclamando el placer como lo principal a conseguir de la<br />
vida. No negaba la existencia de los dioses, pero los consideraba como despreocupados de la vida de los hombres. Los estoicos llamaban ateo a Epicuro. Lucrecio<br />
y Horacio dan la perspectiva epicúrea de la vida en sus grandes poemas. Esta mísera perspectiva de la vida condujo a la sensualidad, como sucede en la<br />
actualidad, porque tanto el estoicismo como el epicureísmo tienen gran influencia en la actualidad en la gente. «Comamos y bebamos, que mañana moriremos»,<br />
era su [p 335] lema. Es indudable que Pablo estaba familiarizado con estas dos filosofías, porque estaban ampliamente difundidas por todo el mundo. Aquí él las<br />
confronta en su misma cuna. Se enfrenta con maestros consumados en el arte de apelar a los sentidos, a hombres tan diestros en su dialéctica como los rabinos<br />
fariseos con los que Pablo había sido instruido y cuyas sutilezas había aprendido a detectar. Pero, hasta donde sepamos, es para Pablo una nueva experiencia<br />
tener una discusión pública con estos expertos filósofos que tenían un arraigado menosprecio contra los judíos, y en particular contra los rabinos, aunque en Pablo<br />
descubrieron a un nuevo tipo, en todo caso, y por ello mostraron un cierto interés en él. «En el epicureísmo era la naturaleza sensual del hombre lo que se<br />
levantaba contra las demandas del evangelio; en el estoicismo era su pretensión de propia justicia y orgullo intelectual» (Hackett). Knowling llama a los estoicos