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• EL APOCALIPSIS •<br />

[p 719]<br />

INTRODUCCIÓN<br />

LA DIFICULTAD DEL PROBLEMA<br />

Quizá ningún otro libro del Nuevo Testamento presenta problemas tan grandes y formidables como el Apocalipsis de Juan. Estas dificultades tocan a la paternidad,<br />

la fecha, el método apocalíptico, la relación con los otros escritos juaninos, el propósito, el ambiente histórico, la recepción del libro en el canon del Nuevo<br />

Testamento, el uso y mal uso del libro a través de los siglos, etc. En las iglesias orientales el reconocimiento del Apocalipsis de Juan fue más lento que en<br />

Occidente, por cuanto no estaba en la Versión Siríaca Peschitto. Cayo de Roma atribuyó el libro al gnóstico Cerinto, pero fue capazmente refutado por Hipólito,<br />

que lo atribuyó al Apóstol Juan. El Concilio de Laodicea (alrededor del 360 d.C.) lo omitió, pero el tercer Concilio de Cartago (397 d.C.) lo aceptó. La disputa acerca<br />

del milenarismo condujo a Dionisio de Alejandría (a mediados del siglo tercero d.C.) a negar la paternidad del Apóstol Juan, aunque lo aceptó como canónico.<br />

Eusebio sugería un segundo Juan como su autor. Pero finalmente, el libro fue aceptado en Occidente como Hebreos lo fue igualmente, tras un período de dudas.<br />

EL DEFICIENTE ESTADO DEL TEXTO<br />

Hay solamente cinco unciales que den el texto del Apocalipsis de Juan (Alef, A, C, P, Q). De éstos, Aleph pertenece al cuarto siglo, A y C al quinto, Q (realmente<br />

B2, acabando B en Hebreos 9:13, ambos en la Biblioteca Vaticana) al octavo, y P al noveno. Sólo Alef, A y Q (=B2) están completos, careciendo C de 1:1,<br />

3:19–5:14, 7:14–17, 8:5–9:16, 10:10–11:3, 14:13–18:2, 19:5–21, careciendo P de 16:12–17:1, 19:21–20:9, 22:6–21. Tanto C como P son palimpsestos. En los<br />

400 versículos del libro «se han contado más de 1.600 variantes» (Moffatt). Erasmo tuvo sólo un cursivo (del siglo doce, con el número 1r) para su primera edición,<br />

y los últimos seis versículos del Apocalipsis, excepto el versículo 20, eran una traducción de la Vulgata. El resultado es que las versiones son de especial<br />

importancia para dilucidar el texto del libro, por cuanto no tenemos un texto verdaderamente preciso en ningún MS. o grupo de MSS., aunque Aleph, A, C, y A, C,<br />

Vulgata son los dos mejores grupos.<br />

EL ESTILO APOCALÍPTICO<br />

El libro afirma ser un apocalipsis (1:1), y debe ser tratado como tal. Es un desvelamiento (apokalupsis, de apokaluptö) o revelación de Jesucristo, una profecía,<br />

en otras palabras, de un tipo especial, como Ezequiel, Zacarías o Daniel en el Antiguo Testamento. Había un considerable cuerpo de literatura apocalíptica<br />

judía para este tiempo en que Juan escribió, mucha parte de la misma a.C., algo de ella d.C., como el Libro de Enoc, el Apocalipsis de Baruc, el Libro de los Jubileos,<br />

la Asunción de Moisés, los Salmos de Salomón, Los Testamentos de los Doce Patriarcas, los Oráculos Sibilinos, algunos de ellos evidentemente «modificados<br />

por manos cristianas» (Swete). Jesús mismo empleó en ocasiones el estilo apocalíptico (Mr. 13; Mt. 24, 25; Lc. 21). Pablo, en 1 Corintios 14, se refiere a las<br />

impremeditadas alocuciones apocalípticas en las reuniones cristianas, y da normas con respecto a su ejercicio. «El Apocalipsis de Juan es el único apocalipsis<br />

escrito, como es también la única profecía escrita de la era apostólica … El primer apocalipsis cristiano subió sobre la cresta de esta larga ola de esfuerzo apocalíptico»<br />

(Swete). La razón de este estilo de escritura es generalmente una persecución rigurosa y el deseo de entregar el mensaje de una forma simbólica. El<br />

esfuerzo de Antíoco Epifanes, que pretendía ser «un dios manifestado», de helenizar a los judíos suscitó una violenta oposición, y dio origen a muchos apocalipsis<br />

para alentar a los perseguidos judíos.<br />

EL CULTO AL EMPERADOR COMO LA OCASIÓN DEL APOCALIPSIS DE JUAN<br />

No puede haber duda de ningún tipo que el culto al emperador (adoración al emperador) jugó un gran papel en aquella persecución de los cristianos que vino<br />

a ser la ocasión para este gran apocalipsis cristiano. El libro mismo da amplio testimonio de este hecho, si las dos bestias se refieren al poder romano como el<br />

agente de Satanás. No es posible señalar individualmente a cada emperador en la gráfica imagen. La mayoría toman el dragón como Satanás, y la primera y la<br />

segunda bestia como el poder imperial y provincial de Roma. Los emperadores romanos se presentaban como dioses y hacían la obra de Satanás. De [p 720]<br />

una manera particular hubo dos emperadores perseguidores (Nerón y Domiciano) que fueron responsables de la muerte de muchos mártires cristianos. Pero el<br />

culto al emperador comenzó antes de Nerón. Julio César era adorado en las provincias. Octavio era llamado Augusto (Sebastos, Reverendo). El loco emperador<br />

Cayo Calígula no sólo pretendía ser divino, sino que exigió taxativamente que su estatua fuera erigida para recibir adoración en el Lugar Santísimo del Templo en<br />

Jerusalén. Lo mataron en enero del 41 d.C., antes que pudiera ejecutar su terrible propósito. Pero el enloquecido Nerón exigía también que se le rindiera culto, y<br />

culpó a los cristianos, el 63 d.C., del incendio de Roma, aunque fue él mismo el culpable de ello. Y él fue quien estableció el estilo de perseguir a los cristianos,<br />

impulso que permaneció aletargado y que estalló en llamas otra vez bajo Domiciano, que se hacía llamar de manera general Dominus ac Deus noster (Nuestro<br />

Señor y Dios). El culto del emperador no perturbaba a los adoradores de otros dioses, sólo a los judíos y a los cristianos; y de manera particular los cristianos<br />

fueron perseguidos después del incendio de Roma, cuando se empezó a distinguirlos de los judíos. Hasta entonces los cristianos eran considerados (como por<br />

Galión en Corinto) como una variedad de judíos, y por ello con derecho a la tolerancia como religio licita, pero no tenían por sí mismos el reconocimiento de la ley,<br />

y su rechazo a adorar al emperador les granjeó pronto la animadversión, como Pablo indica en 1 Corintios 12:3. Se trataba o de Kurios Iësous o de Kurios Kaisar.<br />

Fue con respecto a esto mismo que Policarpo perdió la vida. Por regla general, los emperadores eran tolerantes acerca de esto, excepto Nerón y Domiciano, que<br />

fue llamado el Nerón redivivo. Trajano, en su famosa carta a Plinio, aconsejó la tolerancia excepto en casos de contumacia, en los que los cristianos debían ser<br />

ejecutados. Después de Nerón, ser cristiano vino a convertirse en un crimen, y se circularon todo tipo de calumnias contra ellos. Ya hemos visto en 2 Tesalonicenses<br />

2:3ss. al hombre de pecado que se pone por encima de Dios como objeto de culto. Hemos visto también en 1 Juan 2:18, 22; 4:3; 2 Juan 7 el término anticristo<br />

aplicado aparentemente a herejes gnósticos. Uno puede preguntarse si, como argumenta Beckwith, en Apocalipsis el hombre de pecado y el anticristo se<br />

unen en la bestia.<br />

EL AUTOR<br />

El escritor se designa a sí mismo como Juan (1:1, 4, 9; 22:8). Pero ¿qué Juan? Este libro, sin embargo, difícilmente puede ser pseudónimo, aunque, con la<br />

excepción del Pastor de Hermas, ésta sea la norma de los apocalipsis. Habría habido un objetivo más evidente que meramente hacerlo pasar con un nombre<br />

falso. La manera tradicional y evidente de entender el nombre es que se refiere al Apóstol Juan, aunque Dionisio de Alejandría mencione que algunos creían que<br />

se trataba de Juan Marcos, y él mismo sugiere a otro Juan, como el llamado Presbítero Juan de Papías tal como lo cita Eusebio. Lo vago del lenguaje de Papías<br />

ha suscitado muchas discusiones. Swete cree que la mayor parte de los críticos modernos adscriben el Apocalipsis a este Presbítero Juan, al que Moffatt atribuye<br />

probablemente 2 y 3 Juan. Ireneo afirma que el Apóstol Juan vivió hasta la época de Trajano, al menos hasta el 98 d.C. La mayor parte de los antiguos escritores<br />

concuerdan con esta edad extremadamente avanzada de Juan. Justino Mártir afirma de un modo expreso que el Apóstol Juan escribió Apocalipsis. Ireneo lo<br />

llamaba la obra de un discípulo de Jesús. En el siglo noveno vivía Georgious Hamartolus, y un MS. suyo alega que Papías dice que Juan el hijo de Zebedeo fue<br />

decapitado por los judíos, y hay un extracto en un MS. de Oxford del siglo séptimo que alega que Papías afirma que Juan y Jacobo fueron muertos por los judíos.

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