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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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ACUÉRDATE DE ACORDARTE 117<br />

Sólo había un problema: una vez que nuestro amigo ponía los <strong>de</strong>t<strong>al</strong>les por<br />

escrito, nunca se acordaba <strong>de</strong> consultar su agenda para ver qué era lo que<br />

tenía que hacer. ¡El no se acordaba <strong>de</strong> acordarse! La memoria es uno <strong>de</strong> los<br />

dones más po<strong>de</strong>rosos que <strong>Dios</strong> ha dado <strong>al</strong> hombre. Cuando estudiamos el<br />

<strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>:16 mencionamos la importancia <strong>de</strong> recordar.<br />

Un recuerdo agradable pue<strong>de</strong> ser una fuente inagotable <strong>de</strong> gozo, consuelo<br />

e inspiración. Un recuerdo traumático pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir una vida y ser causante<br />

<strong>de</strong> la esclavitud emocion<strong>al</strong>. Uno <strong>de</strong> los horrores <strong>de</strong>l infierno es que el<br />

hombre podrá recordar. En Lucas 16:25, Abraham le dice <strong>al</strong> hombre rico<br />

que se acuer<strong>de</strong>. El hombre se acordará <strong>de</strong> las veces que m<strong>al</strong>dijo a <strong>Dios</strong>, <strong>de</strong> las<br />

cosas vanas en las cu<strong>al</strong>es confió y <strong>de</strong> las veces que rechazó el mensaje <strong>de</strong>l<br />

evangelio.<br />

La memoria también pue<strong>de</strong> usarse como una po<strong>de</strong>rosa herramienta para<br />

fort<strong>al</strong>ecer y dar consuelo en tiempos <strong>de</strong> tribulación. Este es el tema <strong>de</strong>l <strong>S<strong>al</strong>mo</strong><br />

<strong>119</strong>:49-56. De las veintidós estrofas <strong>de</strong>l <strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>, ésta es la única que<br />

contiene el verbo «acordarse». Aparece tres veces en estos ocho versículos.<br />

David <strong>de</strong>scubrió que podía h<strong>al</strong>lar una fort<strong>al</strong>eza sobrenatur<strong>al</strong> en los momentos<br />

difíciles <strong>de</strong> la vida mediante el recordar. Examinaremos estos<br />

versículos siguiendo las cuatro cosas <strong>de</strong> las cu<strong>al</strong>es David se acordó. Él se<br />

acordó <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, <strong>de</strong> las obras pasadas <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, <strong>de</strong> los cánticos<br />

que <strong>Dios</strong> le había dado y <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>.<br />

La aplicación <strong>de</strong> este principio para la vida mo<strong>de</strong>rna pue<strong>de</strong> hacerse directamente.<br />

Nosotros también po<strong>de</strong>mos h<strong>al</strong>lar consuelo y v<strong>al</strong>or <strong>al</strong> acordarnos<br />

<strong>de</strong> las mismas cosas <strong>de</strong> las cu<strong>al</strong>es David se acordó. La i<strong>de</strong>a es sencilla. <strong>Dios</strong><br />

ya nos ha dado todo por escrito en una forma organizada y estructurada. Su<br />

agenda es clara. Sin embargo, muchos cristianos se olvidan <strong>de</strong> acordarse.<br />

¡Sólo hay que acordarse <strong>de</strong> acordarse!<br />

ACUÉRDATE DE LA PALABRA (vv. 49, 50)<br />

«Acuérdate <strong>de</strong> la p<strong>al</strong>abra dada a tu siervo, en la cu<strong>al</strong>me has hecho esperar. Ella<br />

esmi consuelo en mi aflicción, porquetu dicho me ha vivificado» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:49, 50).<br />

Hay consuelo en la aflicción<br />

Los primeros dos versículos <strong>de</strong> esta estrofa nos <strong>de</strong>scriben cómo David<br />

enfrentaba la aflicción. La aflicción no hace acepción <strong>de</strong> personas; se hace<br />

presente en las vidas <strong>de</strong> todos nosotros. En última instancia, la aflicción que<br />

sufrimos en esta vida es apenas un cuadro <strong>de</strong> aquel «tiempo <strong>de</strong> aflicción»<br />

futuro (jer, 16:19), el cu<strong>al</strong> también se conoce como la gran tribulación (Mt.<br />

24:21).<br />

La Biblia enseña que los creyentes pue<strong>de</strong>n tener consuelo y gozo verda<strong>de</strong>ros<br />

en medio <strong>de</strong> la tribulación. Quizás no hay mejor libro <strong>de</strong>l Nuevo Testamento<br />

que mejor ilustre esta verdad que la Segunda Epístola <strong>de</strong> Pablo a<br />

los Corintios. El anuncia confiadamente a los corintios que <strong>Dios</strong> pue<strong>de</strong> darnos<br />

consuelo en las pruebas. «Bendito sea el <strong>Dios</strong> y Padre <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo, Padre <strong>de</strong> misericordiasy <strong>Dios</strong> <strong>de</strong> todaconsolación, el cu<strong>al</strong>nosconsuela en<br />

todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a losque

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