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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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UNA LUZ EN LA NIEBLA 213<br />

EnJuan 8:12, Jesús dijo: «Otra 'vez Jesús les habló, diciendo: :Yo soy la luz <strong>de</strong>!<br />

mundo; e! que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz <strong>de</strong> la vida».<br />

No hay contradicción aquí con lo que dice el <strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>. Cristo, el Sol <strong>de</strong><br />

justicia (M<strong>al</strong>. 4:2), era luz entre tanto que estaba en el mundo. Aquél que<br />

dijo ser la luz <strong>de</strong>l mundo también dijo: «JWe es necesario hacer las obras <strong>de</strong>l que<br />

me envió, entre tanto que eldía dura; la noche viene, cuando nadie pue<strong>de</strong> trabajar:<br />

Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy <strong>de</strong>l mundo» (]n. 9:4, 5).<br />

Entonces, ¿cómo po<strong>de</strong>mos ver en la oscuridad <strong>de</strong> la noche? Con la lámpara<br />

que <strong>Dios</strong> nos ha dado. Nuevamente, como aprendimos en capítulos<br />

anteriores, es sumamente difícil distinguir el Verbo viviente <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> con la<br />

P<strong>al</strong>abra escrita <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Si no fuera por la P<strong>al</strong>abra escrita que nos ilumina el<br />

camino, nunca llegaríamos a conocer a la Luz <strong>de</strong>l mundo, ese Sol <strong>de</strong> justicia<br />

que pronto retornará a este mundo.<br />

<strong>Una</strong> luz en la aflicción<br />

«Afligido estoy en gmn manera; vivifícame, ohJehová, confirme a tu p<strong>al</strong>abra»<br />

(S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:107).<br />

David tiene un problema: está afligido en gran manera. La mayoría <strong>de</strong><br />

nosotros no tenemos dificultad <strong>al</strong>guna para i<strong>de</strong>ntificarnos con esta afirmación.<br />

Sea que estemos o no estemos re<strong>al</strong>mente afligidos, creemos estarlo.<br />

David le pi<strong>de</strong> a <strong>Dios</strong> que lo «vivifique». En el capítulo 11 aprendimos que<br />

el vivificar no sólo se refiere a la "ida que recibimos por la fe, sino que también<br />

señ<strong>al</strong>a a la vida que nos sostiene como creyentes. En el sentido <strong>de</strong>l<br />

Nuevo Testamento, hablamos <strong>de</strong> recibir la gracia <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. La gracia <strong>de</strong> <strong>Dios</strong><br />

nos s<strong>al</strong>va y la gracia <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> nos sustenta a través <strong>de</strong> las pruebas <strong>de</strong> la vida.<br />

Esto es lo que David pi<strong>de</strong>.<br />

¿Cómo po<strong>de</strong>mos recibir esta vivificante gracia <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> en medio <strong>de</strong> nuestra<br />

aflicción? David nos da la respuesta: «conforme a tu p<strong>al</strong>abra». No es posible<br />

apartarse <strong>de</strong> este hecho.<br />

Esta es la razón por la cu<strong>al</strong> tanta gente se siente perdida en sus aflicciones.<br />

No tienen i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué hacer ni <strong>de</strong> adón<strong>de</strong> ir. No tienen luz porque no están<br />

en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. En su aflicción corren a su pastor, su consejero, o su<br />

mejor amigo. Estos últimos gustosamente brindan su ayuda y pue<strong>de</strong>n brindar<br />

ayuda genuina si lo dirigen en la dirección correcta. Sin embargo, en<br />

última instancia, usted mismo <strong>de</strong>be estar en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>.<br />

¿Alguna vez ha usado uno <strong>de</strong> esos cascos <strong>de</strong> minero? La luz <strong>de</strong>l casco<br />

apunta directamente en frente <strong>de</strong> uno. Ilumina su camino, no el <strong>de</strong> su mejor<br />

amigo. <strong>Dios</strong> le ha dado una lámpara a sus pies, no a su cabeza, pero el principio<br />

que se aplica es el mismo. La lámpara ilumina hacia a<strong>de</strong>lante para <strong>al</strong>umbrar<br />

su camino. Cuando nos reunimos, nos hablamos y apuntamos nuestras<br />

lámparas en la misma dirección, ambos podremos ver mejor. Sin embargo,<br />

su lámpara <strong>al</strong>umbrará su camino.<br />

<strong>Una</strong> luz en testimonio<br />

«Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios <strong>de</strong> mi<br />

boca, y me enseñes tus juicios» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>: 108).

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