JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
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BUSCANDO DESESPERADAMENTE EL CORAZÓN DE DIOS 35<br />
Entre más complicada la máquina, menos errores tolera y más se necesita<br />
observar las reglas y principios que la gobiernan con precisión. Pregúntele<br />
<strong>al</strong> dueño <strong>de</strong> unJaguar. Ese es un automóvil muy bueno, pero hay que ver el<br />
mantenimiento que requiere. No se le pue<strong>de</strong> echar cu<strong>al</strong>quier aceite en el<br />
cárter. Y no se pue<strong>de</strong> ir <strong>al</strong> <strong>al</strong>macén <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento a comprarle bujías baratas.<br />
David dijo que el ser humano era una <strong>de</strong> las obras «formidables, maravillosas»<br />
<strong>de</strong> <strong>Dios</strong> (S<strong>al</strong>. 139:14). Somos un milagro <strong>de</strong> ingeniería. Esto significa<br />
que necesitamos seguir el manu<strong>al</strong> <strong>de</strong>l propietario con precisión si queremos<br />
funcionar a<strong>de</strong>cuadamente. Observe la pequeña p<strong>al</strong>abra «muy» en el <strong>S<strong>al</strong>mo</strong><br />
<strong>119</strong>:4. Esto nos dice que no es suficiente dar un vistazo a la ligera a la Biblia.<br />
Sus mandamientos han <strong>de</strong> ser muy guardados.<br />
Es por ello que este s<strong>al</strong>mo es tan vit<strong>al</strong> para nuestras vidas. Este es el s<strong>al</strong>mo<br />
que establecerá nuestra actitud hacia la Biblia. Es el s<strong>al</strong>mo que fija <strong>al</strong> nuevo<br />
creyente en el camino correcto. Es el s<strong>al</strong>mo que guía <strong>al</strong> creyente maduro<br />
hacia un entendimiento más profundo <strong>de</strong>l lugar que la Biblia ocupa en nuestras<br />
vidas. La felicidad está basada en nuestra actitud <strong>de</strong> <strong>corazón</strong> hacia la<br />
P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. El asunto no es cuánto conozcamos acerca <strong>de</strong> la Biblia,<br />
sino nuestro amor por la Biblia y obediencia a ella.<br />
El recién convertido no tendrá mucha información acerca <strong>de</strong> la Biblia.<br />
T<strong>al</strong> vez se sienta inseguro <strong>al</strong>gunas veces porque no pue<strong>de</strong> h<strong>al</strong>lar un pasaje<br />
con la misma rapi<strong>de</strong>z que un cristiano <strong>de</strong> más experiencia. Pue<strong>de</strong> ser que<br />
ocasion<strong>al</strong>mente luche con sentimientos <strong>de</strong> inferioridad porque no está<br />
familiarizado con <strong>al</strong>gunas historias bíblicas que otros dan por sentado.<br />
- Este s<strong>al</strong>mo enseña a t<strong>al</strong>es niños en Cristo que es su amor por la P<strong>al</strong>abra<br />
lo que hace la diferencia. Si usted ama la P<strong>al</strong>abra, y obe<strong>de</strong>ce lo que ya<br />
conoce, <strong>Dios</strong> se encargará <strong>de</strong> hacer que usted continúe creciendo en la<br />
gracia y el conocimiento <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pronto apren<strong>de</strong>rá lo que<br />
necesita saber.<br />
Este punto representa una piedra <strong>de</strong> tropiezo a muchos <strong>de</strong> los que hemos<br />
andado con el Señor por muchos años. Después <strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> estudio<br />
y <strong>de</strong> escuchar la enseñanza <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rosos varones <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, es fácil llegar a<br />
pensar que lo hemos logrado todo. Este s<strong>al</strong>mo nos recuerda que no es el<br />
mero conocimiento <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, sino el amor por la p<strong>al</strong>abra lo que<br />
hace la diferencia. Hemos guardar sus mandamientos y no sólo conocerlos.<br />
y sus mandamientos han <strong>de</strong> ser muy guardados.<br />
La natur<strong>al</strong>eza <strong>de</strong>l hombre está clara<br />
No es difícil compren<strong>de</strong>r lo que dice el <strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>:4. El compren<strong>de</strong>r lo<br />
que <strong>Dios</strong> quiere que hagamos es cosa clara. Sin embargo, sí hay un problema,<br />
y aparece en el siguiente versículo.<br />
«¡Oj<strong>al</strong>áfuesen or<strong>de</strong>nadosmis caminos para guardar tus estatutos!» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:5).<br />
Verá usted, suce<strong>de</strong> que nuestros caminos no están or<strong>de</strong>nados. Hay un<br />
tremendo conflicto entre la voluntad <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> que vimos en el versículo 4 y<br />
la natur<strong>al</strong>eza <strong>de</strong>l hombre que se implica en el versículo 5. Hay <strong>al</strong>go que está<br />
<strong>de</strong>sesperadamente m<strong>al</strong> con la natur<strong>al</strong>eza <strong>de</strong>l hombre. Nuestros caminos por<br />
natur<strong>al</strong>eza no se or<strong>de</strong>nan para guardar los estatutos <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. ¡Qué contraste