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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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66 SALMO <strong>119</strong>: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS<br />

Con facilidad nos sentimos intimidados por las personas que se encuentran<br />

en posiciones <strong>de</strong> autoridad. Pero no tenemos por qué sentirnos <strong>de</strong> esa manera<br />

si estamos meditando en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Jesús nos dio esta promesa:<br />

y guardaos <strong>de</strong> los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus<br />

sinagogas los azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por<br />

causa <strong>de</strong> mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mas cuando os entreguen,<br />

no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os<br />

serás dado lo que habéis <strong>de</strong> hablar. Porque no sois vosotros los que habláis,<br />

sino el Espíritu <strong>de</strong> vuestro Padre que habla en vosotros (Mt. 10:17-20).<br />

Pedro, Juan, Pablo y otros experimentaron la bendición <strong>de</strong> esta promesa.<br />

Si cuando yo era joven se me hubiera dicho que cuando fuera un adulto<br />

joven, creciendo en el sur <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> Kansas, que un día llegaría a compartir<br />

el evangelio a presi<strong>de</strong>ntes y lí<strong>de</strong>res. ¡Yo habría huido! El primer jefe<br />

<strong>de</strong> estado que conocí fue Anastasia Somoza, dictador <strong>de</strong> Nicaragua.<br />

Un hermano argentino y yo fuimos acompañados por un pastor no muy<br />

educado que habita en la zona <strong>de</strong> la jungla en la costa orient<strong>al</strong> <strong>de</strong> Nicaragua.<br />

Mientras éramos llevados ante la presencia <strong>de</strong> Somoza, el argentino y yo<br />

intercambiamos impresiones con él. Estabamos buscando el momento en el<br />

cu<strong>al</strong> iniciar nuestra presentación <strong>de</strong>l evangelio. Pero el pastor <strong>de</strong> la jungla<br />

no vio la necesidad <strong>de</strong> esperar. Con la sencillez y seguridad nacidas <strong>de</strong> una<br />

vida tot<strong>al</strong>mente libre sin los obstáculos creados por las re<strong>al</strong>ida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> política<br />

<strong>de</strong>l mundo, inició <strong>de</strong> inmediato un testimonio hermoso y con po<strong>de</strong>r. Todos<br />

tuvimos oportunidad <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong> nuestro <strong>Dios</strong>. El presi<strong>de</strong>nte<br />

no tomó <strong>de</strong>cisión ese día, pero aprendí una lección v<strong>al</strong>iosa <strong>de</strong> nuestro hermano<br />

sencillo. Como creyentes en Cristo, no tenemos por qué sentirnos<br />

intimidados por nadie.<br />

Existe otra aplicación para esta promesa. El creyente nunca <strong>de</strong>be olvidar<br />

que se encuentra en medio <strong>de</strong> una intensa guerra espiritu<strong>al</strong>. Pablo habló <strong>de</strong><br />

«principados», «potesta<strong>de</strong>s» y <strong>de</strong> «gobernadores <strong>de</strong> las tinieblas» (Ef. 6:12).<br />

Estos gobernadores <strong>de</strong> las tinieblas aun son llamados «príncipes» en Daniel<br />

10. El ángel <strong>de</strong>scribe el conflicto celeste que ha tenido que enfrentar para<br />

po<strong>de</strong>r llegar hasta Daniel con la respuesta a su oración (Dn. 10:13,20). Aun<br />

a este nivel, usted pue<strong>de</strong> h<strong>al</strong>lar seguridad <strong>al</strong> meditar en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>.<br />

Es cierto. En toda situación usted pue<strong>de</strong> apoyarse en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>.<br />

Pue<strong>de</strong> hacerlo encarando a los soberbios, encarando a prejuicios, encarando<br />

a príncipes y encarando cu<strong>al</strong>quier problema.<br />

Encarando los problemas<br />

Esta es una aplicación fin<strong>al</strong> y muy práctica <strong>de</strong>l apoyarse en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong><br />

<strong>Dios</strong>. En caso que el s<strong>al</strong>mista no haya mencionado <strong>al</strong>guna situación particular<br />

que exista en su vida, esta aplicación cubre cu<strong>al</strong>quier problema que usted<br />

tenga que encarar. «Pues tus testimonios son mis <strong>de</strong>licias y mis consejeros» (S<strong>al</strong>.<br />

<strong>119</strong>:24).<br />

Si la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> es su <strong>de</strong>licia, usted apren<strong>de</strong>rá que también es una

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