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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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298 SALMO <strong>119</strong>: UNA omSEA AL CORAZÓN DE mos<br />

los reyes <strong>de</strong> los heteos y a losreyes <strong>de</strong> los egipcios, para que vengan contra<br />

nosotros. Yasíselevantaron y huyez-on <strong>al</strong> anochecer; abandonando sustiendas,<br />

sus cab<strong>al</strong>los, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para<br />

s<strong>al</strong>var susvidas. Cuandolosleprosos llegaron a la entrada <strong>de</strong>lcampamento,<br />

entraron en una tienday comieron y bebieron, y tomaron <strong>de</strong><strong>al</strong>líplata y oro<br />

y vestidos, y fueron y lo escondieron; y 'vueltos, entraron en otra tienda,y <strong>de</strong><br />

<strong>al</strong>lí también tomaron,y fueron y lo escondieron (2 R. 7:5-8).<br />

Estos pobres hombres leprosos h<strong>al</strong>laron muchos <strong>de</strong>spojos y fueron gozosos<br />

por su camino. Tenían que comunicar estas buenas nuevas a los <strong>de</strong>más. «Luego<br />

se dijeron el uno <strong>al</strong> otro: No estamos haciendo bien. Hoyes día <strong>de</strong> buena nueva, y<br />

nosotros c<strong>al</strong>lamos; y si espez"amos hasta el amanecer; nos<strong>al</strong>canzará nuestra m<strong>al</strong>dad.<br />

Vamos pues, ahora, entremosy <strong>de</strong>mos la nueva en la casa <strong>de</strong>l rey» (2 R. 7:9).<br />

Estos leprosos ilustran lo que nos sucedió a nosotros. Nosotros estábamos<br />

plagados <strong>de</strong> la «lepra» <strong>de</strong>l pecado, sin esperanza y sin <strong>Dios</strong> (Ef. 2:12).<br />

En la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> h<strong>al</strong>lamos los muchos <strong>de</strong>spojos <strong>de</strong> s<strong>al</strong>vación que siempre<br />

estaban esperándonos. Todo lo que resta es que contemos las buenas<br />

nuevas a los <strong>de</strong>más.<br />

El <strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>:163 vuelve a mencionar un tema que hemos visto antes: el<br />

discernimiento entre lo bueno y lo m<strong>al</strong>o es otro beneficio que resulta <strong>de</strong><br />

enfocarnos en la p<strong>al</strong>abra. «La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo».<br />

Este fue uno <strong>de</strong> los puntos princip<strong>al</strong>es <strong>de</strong>l capítulo 13. «De tus mandamientos<br />

he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino <strong>de</strong> mentira»<br />

(S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:104). En aquella oportunidad aprendimos que lo que uno ama<br />

<strong>de</strong>termina lo que uno aborrece. La misma i<strong>de</strong>a surgió en el capítulo 16. «Por<br />

eso estimérectos todos tus mandamientossobre todas lascosas, y aborrecí todo camino<br />

<strong>de</strong> mentira» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:128).<br />

<strong>Una</strong> parte vit<strong>al</strong> <strong>de</strong> vivir una vida piadosa es apren<strong>de</strong>r a amar. Sin embargo,<br />

también es vit<strong>al</strong> el apren<strong>de</strong>r a aborrecer todo camino <strong>de</strong> mentira y aborrecer<br />

y abominar la mentira. Esto es más que «amar <strong>al</strong> pecador pero aborrecer <strong>al</strong><br />

pecado»; este es el reconocimiento serio <strong>de</strong> que la iglesia es el gran campo<br />

<strong>de</strong> bat<strong>al</strong>la <strong>de</strong> la actu<strong>al</strong>idad. Gran parte <strong>de</strong> la mentira y <strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong><br />

mentira que existen se encuentran <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong> la «cristiandad».<br />

Pocos creyentes hoy día se atreven a levantarse contra la corriente. Queremos<br />

permanecer bien cómodos en nuestras «vidas cristianas». Un diluvio<br />

<strong>de</strong> libros, revistas, cintas, vi<strong>de</strong>os, conferencias y seminarios nos permiten<br />

hoy día permanecer aislados <strong>de</strong> la re<strong>al</strong>idad <strong>de</strong> lo que la Biblia enseña. Seguimos<br />

las modas cristianas, admiramos a nuestras superestrellas cristianas y<br />

seguimos las mismas mentiras que el mundo sigue. Y todo el tiempo pensamos<br />

que lo hacemos en el nombre <strong>de</strong> Cristo.<br />

El tener el discernimiento suficiente para reconocer, i<strong>de</strong>ntificar y aborrecer<br />

la f<strong>al</strong>sedad, aun <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los confines <strong>de</strong>l cristianismo, es otro resultado<br />

<strong>de</strong> un compromiso tot<strong>al</strong> con la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. El levantar la voz con vehemencia<br />

en contra <strong>de</strong> los disparates y frau<strong>de</strong>s que se hacen en el nombre <strong>de</strong><br />

Cristo frecuentemente producen acusaciones <strong>de</strong> «intolerante» por parte <strong>de</strong>

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