JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
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262 SALMO <strong>119</strong>: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS<br />
vemos en <strong>al</strong>gunas personas. Con gran gusto dan una p<strong>al</strong>mada en la tapa <strong>de</strong><br />
cuero <strong>de</strong> su Biblia y a voz en cuello proclaman su compromiso <strong>de</strong> «creer la<br />
Biblia». Desafortunadamente su «hablar» muyfrecuentemente se ve apagado<br />
por lo que las <strong>de</strong>más personas ven en su «andar». La piedad no es lo mismo<br />
que la pureza.<br />
La persona que re<strong>al</strong>mente cree la Biblia es aquella que no sólo se ha enamorado<br />
<strong>de</strong> la pureza <strong>de</strong>l Libro, sino que también se ha enamorado <strong>de</strong>l <strong>Dios</strong><br />
puro <strong>de</strong> quien habla el Libro y quien dijo las p<strong>al</strong>abras <strong>de</strong>l Libro. Esta es la<br />
relación con la Biblia que produce una humildad dada por <strong>Dios</strong>.<br />
«Pequeño soy yo, y <strong>de</strong>sechado, mas no me he olvidado <strong>de</strong> tus mandamientos»<br />
(S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:141).<br />
En el capítulo anterior vimos cómo el hombre común pue<strong>de</strong> tornarse en<br />
fuera <strong>de</strong> lo común por medio <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. David fue liter<strong>al</strong>mente<br />
«pequeño y <strong>de</strong>sechado» en la casa <strong>de</strong> su padre. Su propio padre ni siquiera lo<br />
trajo ante Samuel <strong>al</strong> principio como candidato a ser ungido rey. «Entonces<br />
<strong>al</strong>fo Samueia Isiu: ¿Son éstos todos tus bqosi y él respondio: Queda aun el menor;<br />
que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, p07'que no nos sentaremos<br />
a la mesa hasta que él venga aquí» (1 S. 16:11).<br />
Cuando David fue rey <strong>de</strong> Israel, nunca se avergonzó <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar públicamente<br />
el amor que tenía por <strong>Dios</strong> y por su P<strong>al</strong>abra. Esto lo hizo parecer<br />
«pequeño y <strong>de</strong>sechado» ante los ojos <strong>de</strong> su esposa Mic<strong>al</strong>. Cuando regresó a<br />
Jerus<strong>al</strong>én con el arca <strong>de</strong>l pacto, David danzó <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l pueblo en <strong>al</strong>abanza<br />
y acción <strong>de</strong> gracias mientras los guiaba en la adoración. «Volvió luego David<br />
para ben<strong>de</strong>cir su casa; y s<strong>al</strong>iendo Mic<strong>al</strong> a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha<br />
quedado hoy elrey <strong>de</strong> Israel, <strong>de</strong>scubriéndose hoy <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las criadas <strong>de</strong> sus siervos,<br />
como se <strong>de</strong>scubre sin <strong>de</strong>coro un cu<strong>al</strong>quiera'» (2 S. 6:20).<br />
David no es el único héroe en la Biblia que poseía humildad. IOdos los<br />
héroes <strong>de</strong> la Biblia que lo son <strong>de</strong>bido a su amor por <strong>Dios</strong> y por su P<strong>al</strong>abra<br />
manifiestan una humildad genuina. A veces nombramos a hombres como<br />
Sansón y como el rey Saúl entre los héroes <strong>de</strong> la Biblia. Si bien, ellos son<br />
figuras importantes en la historia bíblica, no son héroes en el sentido <strong>de</strong><br />
amar a <strong>Dios</strong> y a su P<strong>al</strong>abra. Ellos <strong>de</strong>scuidaron, pasaron por <strong>al</strong>to y violaron la<br />
P<strong>al</strong>abra. Permitieron que el orgullo tuviera la victoria en sus vidas y sufrieron<br />
las consecuencias <strong>de</strong> esa f<strong>al</strong>ta <strong>de</strong> fe. Sin embargo, vez tras vez la Biblia<br />
nos muestra que los hombres que crecieron en su amor por la P<strong>al</strong>abra también<br />
crecieron en su humildad.<br />
El apóstol Pablo es un buen ejemplo <strong>de</strong> uno que tenía toda razón por la<br />
cu<strong>al</strong> sentirse orgulloso, pero que creció en su humildad. En Filipenses 3<br />
Pablo nos enumera sus impecables cre<strong>de</strong>nci<strong>al</strong>es. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista<br />
humano, él tenía todo motivo por el cu<strong>al</strong> sentirse orgulloso, pero sus p<strong>al</strong>abras<br />
nos dicen lo contrario. «A mí, que soy menos que el máspequeño <strong>de</strong> todoslos<br />
santos, me fue dada esta gz-acia <strong>de</strong> anunciar entre los gentiles el evangelio <strong>de</strong> las<br />
inescrutables riquezas <strong>de</strong> Cristo» (EE. 3:8).<br />
A los corintios, Pablo dijo lo siguiente: «Porque yo so)' el más pequeño <strong>de</strong> los<br />
apóstoles, que no so)' djgno <strong>de</strong> ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia <strong>de</strong><br />
<strong>Dios</strong>» (1 Co. 15:9). El no se avergonzó <strong>de</strong> admitir <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Timoteo que