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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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78 SALMO <strong>119</strong>: U\iA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS<br />

ley, pero. por su gracia, ha hecho posible que la ley se cumpla en nosotros,<br />

por gracIa.<br />

N o nos sorpren<strong>de</strong> que David diga: «Escogí el camino <strong>de</strong> la verdad; he puesto<br />

tus juicios <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:30). Sólo hay dos caminos. Uno es un camino<br />

<strong>de</strong> mentira. El otro es el camino <strong>de</strong> la verdad. Esta verdad se h<strong>al</strong>la<br />

exclusivamente en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> (jn, 17:17). ¿Qué camino escogerá<br />

usted? David nos dice con claridad el que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> escoger.<br />

David quiere seguir el camino <strong>de</strong> la verdad. Ha puesto los juicios <strong>de</strong> <strong>Dios</strong><br />

<strong>de</strong>lante suyo. ¿Ha hecho usted eso <strong>al</strong>guna vez? ¿Alguna vez ha consi<strong>de</strong>rado<br />

las tentaciones <strong>de</strong> este mundo y luego ha visto los juicios específicos que la<br />

Biblia pronuncia en cuanto a esas tentaciones? Cuando usted los pone <strong>de</strong>lante<br />

suyo, tomando en consi<strong>de</strong>ración las consecuencias, también <strong>de</strong>bería<br />

tener suficiente sentido común para elegir el camino <strong>de</strong> la verdad, y quedarse<br />

en él.<br />

Apegado a sus testimonios<br />

David dice: «Me he apegado a tus testimonios» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:31a). En el <strong>S<strong>al</strong>mo</strong><br />

<strong>119</strong>:25, estaba apegado <strong>al</strong> polvo. Ahora, ¡está apegado a sus testimonios! ¿A<br />

qué se apega usted? ¿Está apegado <strong>al</strong> polvo? ¿Qué fue lo que <strong>Dios</strong> dijo a<br />

Josué cuando éste se encontraba pegado <strong>al</strong> polvo? ¡Le dijo que se levantara!<br />

Usted se levanta <strong>de</strong> la misma manera que él lo hizo, y <strong>de</strong> la misma manera<br />

que David se levantó: según la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Y una vez que se levante,<br />

¡apéguese a la p<strong>al</strong>abra!<br />

Cuando usted se apega a la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, ésta se apega a usted. En<br />

2 Samuel 23:1Oh<strong>al</strong>lamos el testimonio <strong>de</strong> Eleazar. El fue un gran guerrero,<br />

uno <strong>de</strong> los v<strong>al</strong>ientes <strong>de</strong> David. <strong>Una</strong> vez luchó contra los filisteos «hasta que<br />

su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una<br />

gran victoria, y se volvió el pueblo en pos <strong>de</strong> él tan sólopam recoger el botin.» Su<br />

mano quedó pegada a la P<strong>al</strong>abra.<br />

Lo que Eleazar hizo con una espada física, nosotros necesitamos hacerlo<br />

con la espada sobrenatur<strong>al</strong> <strong>de</strong> dos filos que se llama la Biblia. Necesitamos<br />

empuñarla hasta más no po<strong>de</strong>r. Entonces, h<strong>al</strong>laremos para sorpresa nuestra<br />

¡que la espada se nos ha quedado pegada!<br />

Cuando usted se encuentre agotado bajo una carga pesada, usted necesita<br />

ser sustentado según la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Ponga los juicios <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> <strong>de</strong>lante<br />

suyo y esté firme en el camino <strong>de</strong> la verdad. Apéguese a sus testimonios y sus<br />

testimonios se apegarán a usted. Al hacer esto, usted no será avergonzado en<br />

su venida.<br />

Seguro en su venida<br />

«Me he apegado a tus testimonios; obJebová, no me avergüences» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:31).<br />

David no quiere ser avergonzado. ¿Y quién quiere serlo? Sin embargo, la<br />

Biblia enseña que <strong>al</strong>gunos serán avergonzados en su venida. Esta era la motivación<br />

tras la advertencia que leemos en 1 Juan 2:28. «Y'abora, hijitos, permaneced<br />

en él, pam que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su<br />

venida no nos <strong>al</strong>ejemos <strong>de</strong> él avergonzados».

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