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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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164 SALMO <strong>119</strong>: UNA OmSEA AL CORAZÓN DE mos<br />

David no se está ocultando en espera <strong>de</strong> que sus enemigos <strong>de</strong>saparezcan,<br />

o esperando <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> un m<strong>al</strong> sueño. El está activamente poniendo a sus<br />

enemigos en manos <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>, <strong>de</strong> modo que El trate con ellos y los avergüence.<br />

Básicamente, él está efectuando el consejo que más tar<strong>de</strong> Pablo daría a<br />

los romanos: «No osvenguéis vosotros mismos, amadosmíos, sino <strong>de</strong>jadlugar a la<br />

ira <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>;p01'que escrito está: Mia esla venganza, yo pagaré, dice el Señor» (Ro.<br />

12:19).<br />

La respuesta <strong>de</strong>l s<strong>al</strong>mista en re<strong>al</strong>idad tiene dos partes. En primer lugar él<br />

pi<strong>de</strong> a <strong>Dios</strong> que trate con sus enemigos. Luego, para evitar envenenarse la<br />

mente con amargura, él resuelve meditar en los preceptos <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. El tema<br />

<strong>de</strong> la meditación y la renovación <strong>de</strong>l entendimiento han surgido previamente<br />

en el transcurso <strong>de</strong> nuestro estudio <strong>de</strong> este gran s<strong>al</strong>mo. La aplicación específica<br />

en este caso tiene que ver con la meditación y renovación <strong>de</strong>l entendimiento<br />

como medidas que combaten la amargura y los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> venganza. David<br />

nos <strong>de</strong>scribe una mente renovada, como la que el apóstol Pablo <strong>de</strong>scribe en<br />

Romanos 12:2, por «la renovación <strong>de</strong> vuestro entendimiento».<br />

En la categoría <strong>de</strong> las emociones controladas, vimos el peligro <strong>de</strong> ser hechos<br />

esclavos <strong>de</strong> nuestras emociones. Existe un peligro igu<strong>al</strong> <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> ser<br />

hecho esclavo <strong>de</strong> los enemigos. Cuando permitimos que nuestra mente se<br />

enfoque en quienes nos han herido, pronto h<strong>al</strong>laremos que estos enemigos<br />

soberbios ocupan una porción cada vez mayor <strong>de</strong> nuestros pensamientos.<br />

Es suficientemente terrible el tener que trabajar ocho horas <strong>al</strong> día para un<br />

jefe perverso. Algunos empleados se obsesionan <strong>de</strong> t<strong>al</strong> manera <strong>al</strong> respecto<br />

que aún se lo llevan a su propia casa en la mente mientras comen, mientras<br />

duermen, y hasta cuando s<strong>al</strong>en <strong>de</strong> vacaciones. David conocía el precepto<br />

que evitaba esta terrible esclavitud: el meditar en la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> evita la<br />

intimidación. Su mente es un campo <strong>de</strong> bat<strong>al</strong>la, y la intimidación es el arma<br />

más po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong>l Diablo. Su mente tiene un espacio que <strong>de</strong> una u otra cosa<br />

quedará lleno, ya sea <strong>de</strong> pensamientos sobre «los soberbios» o <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra<br />

<strong>de</strong> <strong>Dios</strong>.<br />

Nuevamente, es el apóstol Pablo quien nos amplía el tipo <strong>de</strong> control ment<strong>al</strong><br />

que <strong>Dios</strong> ofrece en Filipenses 4:8. «Por lo <strong>de</strong>más, hermanos, todo lo que esverda<strong>de</strong>ro,<br />

todo lo honesto, todo lojusto, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es<strong>de</strong><br />

buen nombre; si hay virtud <strong>al</strong>guna, si <strong>al</strong>go digno <strong>de</strong> <strong>al</strong>abanza, en esto pensad.»<br />

Tenemos un adversario que anda a nuestro <strong>al</strong>re<strong>de</strong>dor como león rugiente<br />

(1 p. 5:8). El león africano mantiene su posición <strong>de</strong> «rey <strong>de</strong> la selva» en gran<br />

parte gracias a la intimidación. No hay duda que es un enemigo po<strong>de</strong>roso y<br />

peligroso. Sin embargo, posiblemente su arma más po<strong>de</strong>rosa es su gran rugido,<br />

el cu<strong>al</strong> probablemente podría causar un terremoto. Los guerreros <strong>de</strong><br />

la tribu Masai aprendieron hace muchos siglos a ponerse en pie con confianza<br />

en la presencia <strong>de</strong> un león, sin moverse. Si el león ruge y el guerrero no se<br />

mueve, el león queda confundido. El guerrero aprovecha ese instante <strong>de</strong><br />

titubeo para plantarle su lanza.<br />

No se nos dice que ataquemos <strong>al</strong> diablo. Se nos dice que lo resistamos y<br />

que él huirá <strong>de</strong> nosotros. El diablo sabe que la mayoría <strong>de</strong> las veces su rugido,<br />

o aquél <strong>de</strong> <strong>al</strong>guno <strong>de</strong> sus títeres, es suficiente para arrojarnos <strong>al</strong> pánico.

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