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JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios

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LA ESCUELA DE LA AFLICCIÓN 145<br />

sabía que eventu<strong>al</strong>mente ella tendría que encarar un mundo nuevo. Ella sobrevivió.<br />

La mayoría <strong>de</strong> nosotros enfrentamos el primer día <strong>de</strong> clases en<br />

cu<strong>al</strong>quier escuela con cierto grado <strong>de</strong> ansiedad. La escuela está diseñada<br />

para enseñarnos lo que necesitamos saber. Siempre hay un precio que pagar<br />

para lograr esa meta. Aun a los adultos se nos pi<strong>de</strong> que nos sometamos a<br />

adiestramiento y escuelas especi<strong>al</strong>izados para avanzar en nuestras carreras.<br />

No nos es posible eliminar la ansiedad <strong>de</strong> ese primer día <strong>de</strong> clases, ni tampoco<br />

po<strong>de</strong>mos esperar apren<strong>de</strong>r nada v<strong>al</strong>ioso sin que haya un sacrificio <strong>de</strong> parte<br />

nuestra.<br />

<strong>Dios</strong> también tiene su escuela para sus siervos. Las lecciones transforman<br />

la vida y tienen v<strong>al</strong>or eterno. Sin embargo, el precio a pagar por ellas pue<strong>de</strong><br />

ser muv <strong>al</strong>to.<br />

En él <strong>S<strong>al</strong>mo</strong> <strong>119</strong>:65-72 examinaremos las experiencias <strong>de</strong> David en lo<br />

que yo llamo la «Escuela <strong>de</strong> la Aflicción» <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. En el transcurso <strong>de</strong> este<br />

s<strong>al</strong>mo, David ha expresado repetidamente la pasión que siente por apren<strong>de</strong>r<br />

la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. La única petición que él presenta ante <strong>Dios</strong> en esta estrofa,<br />

y la presenta dos veces, es que El le enseñe su P<strong>al</strong>abra. La Escuela <strong>de</strong> la<br />

Aflicción es la respuesta <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> a la petición <strong>de</strong> David. Toda esta estrofa<br />

tiene que ver con la aflicción.<br />

«¿Qué he hecho yo para merecerme esto?» ¿Respon<strong>de</strong> usted así a la prueba<br />

y la aflicción? T<strong>al</strong> vez lo que usted hizo para merecerse lo que le está pasando<br />

fue orar pidiéndole a <strong>Dios</strong> que le enseñara su P<strong>al</strong>abra. En toda vida habrá<br />

problemas. Sin embargo, David ha aprendido una verdad que transforma la<br />

vida: <strong>Dios</strong> quiere usar la aflicción en nuestras vidas para educarnos en cuanto<br />

a Sus preceptos.<br />

Seguiremos una estructura firme para an<strong>al</strong>izar esta escuela. Apren<strong>de</strong>remos<br />

la verdad sobre la cu<strong>al</strong> se funda la escuela. Luego, veremos los requisitos<br />

necesarios para ser admitidos, la prueba inevitable, la meta <strong>de</strong> su proceso<br />

educativo y la transformación que ocurre en las vidas <strong>de</strong> sus egresados.<br />

LA VERDAD SOBRE LA CUAL SE FUNDA LA ESCUELA (v. 65)<br />

Toda escuela tiene como propósito enseñar una disciplina particular, una<br />

verdad fundament<strong>al</strong>. Algunas escuelas son más especi<strong>al</strong>izadas que otras, pero<br />

todas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> principios básicos. Sin estos principios, la escuela carecería<br />

<strong>de</strong> propósito. La Escuela <strong>de</strong> la Aflicción no es la excepción. En elversículo<br />

65, David enuncia un principio que siempre es cierto. Si queremos hacer<br />

frente a la aflicción en nuestras vidas, es necesario primero consi<strong>de</strong>rar esta<br />

verdad.<br />

«Bien hashecho con tu sieroo, ohJehová, conforme a tu p<strong>al</strong>abra»(S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:65).<br />

<strong>Dios</strong> hace bien con sus siervos<br />

Este versículo contempla dos verda<strong>de</strong>s. La primera es que <strong>Dios</strong> hace bien<br />

con sus siervos. Cada vez que la aflicción llegue a nuestras vidas, necesitamos<br />

asirnos <strong>de</strong> esta verdad: <strong>Dios</strong> hace bien con sus siervos. Si no logramos<br />

compren<strong>de</strong>r esto, podríamos <strong>al</strong>bergar amargura contra <strong>Dios</strong> porque El ha<br />

permitido que <strong>al</strong>go m<strong>al</strong>o nos ocurra.

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