JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
34 SALMO <strong>119</strong>: UNA ODISEA AL CORAZÓN DE DIOS<br />
<strong>Dios</strong> lo suficientemente bien para compren<strong>de</strong>r cómo piensa <strong>Dios</strong>, cómo ve<br />
<strong>Dios</strong> una situación <strong>de</strong>terminada, y que <strong>Dios</strong> siempre es consistente <strong>al</strong> aplicar<br />
su verdad, esa persona h<strong>al</strong>lará la felicidad o bienaventuranza verda<strong>de</strong>ra.<br />
El s<strong>al</strong>mista nos <strong>de</strong>fine esta situación tomando un ejemplo <strong>de</strong> la experiencia<br />
<strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel en el <strong>de</strong>sierto: «Sus caminos notificó a Moisés, y a los<br />
hijos <strong>de</strong> Israelsus obras» (S<strong>al</strong>. 103:7).<br />
¿Quién no sentiría asombro ante las po<strong>de</strong>rosas plagas que <strong>Dios</strong> envió<br />
sobre Egipto? ¿Quién podría olvidar la vez que <strong>Dios</strong> dividió el Mar Rojo<br />
para que los hebreos pasaran sobre seco y que luego hizo que las mismas<br />
aguas ahogaran a los ejércitos <strong>de</strong> Faraón? ¿Quién <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> sentirse impresionado<br />
ante la provisión <strong>de</strong> agua y maná en el <strong>de</strong>sierto? Los hijos <strong>de</strong> Israel<br />
vieron las obras <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Pero su inmadurez y superfici<strong>al</strong>idad les impidió<br />
llegar a compren<strong>de</strong>r en re<strong>al</strong>idad los «caminos» en los cu<strong>al</strong>es trabaja <strong>Dios</strong>.<br />
Comprendieron el «qué», mas no comprendieron el «por qué» y el «cómo».<br />
Sólo Moisés comprendió sus «caminos».<br />
Cuando usted anda perfecto en su camino, no contaminado por la inmundicia<br />
<strong>de</strong> este mundo, guardando sus testimonios y le busca con todo el<br />
<strong>corazón</strong>, usted experimentará libertad <strong>de</strong>l pecado. Y llegará a compren<strong>de</strong>r<br />
cómo andar en sus caminos.<br />
¿Es usted uno <strong>de</strong> los cristianos espectadores? T<strong>al</strong> vez ha podido ver a <strong>Dios</strong><br />
hacer <strong>al</strong>gunas obras maravillosas, pero ¿compren<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ramente sus caminos?<br />
¿Está listo para buscarle con todo su <strong>corazón</strong>? ¿Está listo para guardar<br />
sus testimonios? Aún si su <strong>de</strong>seo es el correcto, <strong>de</strong>scubrirá un dilema:<br />
¡No es tan fácil!<br />
EL DILEMA DEL SALMISTA (vv. 4-6)<br />
La tarea está clara<br />
«Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:4).<br />
No pue<strong>de</strong> haber duda acerca <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> para nuestras vidas<br />
en este sentido gener<strong>al</strong>. Se nos or<strong>de</strong>na guardar sus mandamientos. Un mandamiento<br />
es un principio operativo gener<strong>al</strong>, una regla, una verdad. Este es<br />
otro aspecto <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. La verdad que <strong>Dios</strong> nos ha <strong>de</strong>jado en la<br />
Biblia está <strong>al</strong>lí para nuestro propio bien. El nos ha comunicado los principios<br />
operativos <strong>de</strong>l universo para que nosotros encajáramos con ellos en<br />
perfecta armonía. Nuevamente, es por ello que nuestra felicidad y plenitud<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nuestra obediencia a sus mandamientos.<br />
Cuando era un adolescente, yo le daba mantenimiento sencillo a mi viejo<br />
Chevrolet mo<strong>de</strong>lo 1954. Cuando levantaba el capó, hasta yo podía compren<strong>de</strong>r<br />
lo que tenía por <strong>de</strong>lante. Era fácil cambiar las bujías. Si no tenía las<br />
herramientas a<strong>de</strong>cuadas, podía ajustar el entrehierro <strong>de</strong> las bujías aproximadamente.<br />
¡Ese viejo Chevrolet toleraba casi todo! Yo podía s<strong>al</strong>irme con la<br />
mía aunque cometiera muchos «pecados» <strong>de</strong> mecánico. Hoy día, ni siquiera<br />
me atrevo a cambiar el aceite en mi auto computarizado. <strong>Una</strong> o dos veces<br />
me he atrevido a añadirle el fluido para el limpiaparabrisas. (Al menos creo<br />
que lo añadí en el lugar correcto.)