JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
JEFFADAMS – Salmo 119 Una odisea al corazón de Dios
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EL VERDADERO ESCONDEDERO 223<br />
que usted aborrece. En su <strong>corazón</strong>, David ha <strong>de</strong>cidido lo siguiente: Él está<br />
<strong>de</strong>terminado a amar lo que <strong>Dios</strong> ama y aborrecer lo que <strong>Dios</strong> aborrece.<br />
Lo que usted ama <strong>de</strong>termina el enfoque <strong>de</strong> su vida<br />
«Mas amo tu ley». Si usted siente amor genuino, el objeto <strong>de</strong> su amor se<br />
vuelve el enfoque <strong>de</strong> su vida. Si enten<strong>de</strong>mos que amar es aceptar tot<strong>al</strong>mente,<br />
necesariamente nos enfocaremos en lo que amamos. ¡Cuán dulce es saber<br />
que <strong>Dios</strong> nos ama! El se enfoca en Su amor por nosotros, ¡aun con todas<br />
nuestras f<strong>al</strong>las!<br />
¿Ama usted la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> <strong>de</strong> esa manera? El <strong>de</strong>jar que la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong><br />
<strong>Dios</strong> sea el enfoque <strong>de</strong> su vida no significa que usted tiene que tener una<br />
person<strong>al</strong>idad unidimension<strong>al</strong>. Sencillamente significa que usted ve todas las<br />
dimensiones <strong>de</strong> su vida en relación con su amor por el Libro Divino.<br />
Hay un versículo en el libro <strong>de</strong> Isaías que es una hermosa ilustración <strong>de</strong><br />
este concepto. «¡A la ley y <strong>al</strong> testimonio! Si no dijeren conjorme a esto, esporque<br />
no les ha amaneado» (Is. 8:20). Isaías dice que todas las cosas <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>ben<br />
examinarse y compararse con la ley y el testimonio <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>. Cuando <strong>al</strong>go no<br />
es conforme a la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> «es porque no les ha amanecido».<br />
¿Acaso es m<strong>al</strong>o irse <strong>de</strong> pesca <strong>de</strong> vez en cuando? Compárelo con lo que<br />
dice la Biblia. ¿Le distrae este pensamiento o esta actividad <strong>de</strong> su amor por<br />
la Biblia? ¿Viola la verdad <strong>de</strong> la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong>? Aun el Señor y sus discípulos<br />
disfrutaron <strong>de</strong> tiempos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso, momentos en los cu<strong>al</strong>es se apartaban<br />
<strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s para recargar sus baterías. Pero nuestro Señor jamás<br />
perdió su enfoque. Nunca tuvo doble ánimo. Siempre estaba a tono con Su<br />
Padre Celesti<strong>al</strong>.<br />
Pedro dijo: «Tenemos también la p<strong>al</strong>abra profética más segura, a la cu<strong>al</strong> hacéis<br />
bien en estar- atentos como a una antorcha que <strong>al</strong>umbra en lugar- oscuro, hasta que<br />
el día esclarezcay el lucero <strong>de</strong> la 'llzaiiana s<strong>al</strong>ga en vuestros corazones» (2 P. 1:19).<br />
En el capítulo anterior <strong>al</strong> presente, aprendimos la importancia <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar<br />
que la P<strong>al</strong>abra <strong>de</strong> <strong>Dios</strong> fuera una lámpara a nuestros pies y una lumbrera a<br />
nuestro camino. El tener una lumbrera a nuestro camino enfoca nuestra<br />
atención hacia el rumbo que <strong>de</strong>bemos seguir. No <strong>de</strong>biera existir actividad ni<br />
pensamiento <strong>al</strong>guno en nuestras vidas que nos llevara a <strong>de</strong>sviarnos <strong>de</strong> este<br />
camino. Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>tenernos y <strong>de</strong>scansar, disfrutar <strong>de</strong> la compañía mutua<br />
en el camino y disfrutar a fondo <strong>de</strong> la vida que <strong>Dios</strong> nos ha dado. Pero nunca<br />
hemos <strong>de</strong> abandonar el camino. Nuestro enfoque <strong>de</strong>be estar fijado <strong>de</strong> manera<br />
<strong>de</strong>finitiva. Por ello, <strong>de</strong>biéramos po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir como David: «Aborrezco a los<br />
hombres hipócritas; mas amo tu ley».<br />
LA FORTALEZA DE DAVID (vv. 114,115)<br />
«Mi escon<strong>de</strong><strong>de</strong>ro y mi escudo eres tú; en tu p<strong>al</strong>abra he esperado. Apartaos <strong>de</strong> mí,<br />
m<strong>al</strong>ignos, pues yo guardar'é los mandamientos <strong>de</strong> mi <strong>Dios</strong>» (S<strong>al</strong>. <strong>119</strong>:11/4, 115).<br />
<strong>Dios</strong> mismo era el escon<strong>de</strong><strong>de</strong>ro <strong>de</strong> David. David se escondía en El. Cuando<br />
éramos niños con frecuencia cubríamos nuestros rostros con las sábanas,<br />
pensando que así estábamos a s<strong>al</strong>vo <strong>de</strong> los monstruos que entraban en nuestras<br />
habitaciones por la noche. Desafortunadamente, aunque la mayoría <strong>de</strong>