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Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier

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magníficos ahorros <strong>de</strong> Japón y Alemania son capaces <strong>de</strong> compensar la <strong>de</strong>preciación <strong>de</strong>l capital<br />

natural <strong>de</strong> todo el mundo. Así, la <strong>de</strong>preciación <strong>de</strong>l capital natural <strong>de</strong> Nigeria y <strong>de</strong> Indonesia, que<br />

son dos economías <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la extracción y exportación <strong>de</strong> recursos naturales, se consi<strong>de</strong>ra<br />

en ambos casos (cuadro 1) equivalente a 17 por ciento <strong>de</strong> su ingreso total, que es pequeño en comparación<br />

a los ahorros <strong>de</strong> Alemania o Japón. Así pues, una economía mundial que está basada en<br />

la energía <strong>de</strong>l petróleo, <strong>de</strong>l gas, <strong>de</strong>l carbón y en la energía nuclear (en los países ricos) se consi<strong>de</strong>ra<br />

sostenible (en el sentido débil) porque esa riqueza crematística proporciona ahorros, y por tanto<br />

inversiones que compensan el <strong>de</strong>terioro <strong>de</strong>l capital hecho por los humanos y <strong>de</strong>l capital natural.<br />

La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la sustentabilidad débil tiene dos elementos principales. Uno es la posibilidad <strong>de</strong><br />

sustitución <strong>de</strong> los bienes ambientales por capital manufacturado, con la pretensión <strong>de</strong> ser capaces<br />

<strong>de</strong> medir en valor monetario esos bienes ambientales y su <strong>de</strong>terioro. El segundo elemento es más<br />

sutil. La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la sustentabilidad débil apoya implícitamente la tesis <strong>de</strong> que la riqueza es<br />

buena para el ambiente, porque proporciona dinero para corregir el <strong>de</strong>terioro ambiental. El corolario<br />

<strong>de</strong> ese segundo elemento es que los pobres son <strong>de</strong>masiado pobres para ser ver<strong>de</strong>s o dicho <strong>de</strong><br />

otro modo, que la pobreza es la mayor enemiga <strong>de</strong>l ambiente, más que la riqueza. Esa i<strong>de</strong>ología no<br />

tiene mucho apoyo en los hechos, a pesar <strong>de</strong> los intentos numéricos <strong>de</strong> David Pearce y sus colegas.<br />

Para medir la sustentabilidad no po<strong>de</strong>mos apoyarnos en estimaciones caprichosas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sgaste <strong>de</strong>l<br />

capital natural sino que <strong>de</strong>bemos recurrir a indicadores físicos, químicos, biológicos, con la advertencia<br />

muy importante que no existe un indicador biofísico <strong>de</strong> sustentabilidad que pueda englobarlos<br />

todos.<br />

VII.2. La relación entre pobreza y <strong>de</strong>gradación ambiental<br />

Las economías, al crecer, usan más recursos naturales (a causa <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong> la población<br />

y a causa <strong>de</strong>l aumento <strong>de</strong>l consumo exosomático <strong>de</strong> energía y materiales). Aparecen externalida<strong>de</strong>s<br />

por todas partes. Para acomodar la economía al ambiente, en un proceso que se podría llamar<br />

ajuste ecológico (en paralelo al ajuste financiero <strong>de</strong> los programas <strong>de</strong> estabilización), hay dos<br />

enfoques distintos. El enfoque economicista intenta ampliar ecológicamente el mercado, dando<br />

precios a los bienes ambientales <strong>de</strong>struidos (a través <strong>de</strong> la adjudicación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> propiedad<br />

o en mercados ficticios). El segundo enfoque es el <strong>de</strong> la economía ecológica, que argumenta que no<br />

es solamente técnicamente difícil sino realmente imposible dar valores actualizados plausibles a<br />

todas la externalida<strong>de</strong>s, muchas <strong>de</strong> las cuales son <strong>de</strong>sconocidas o inciertas, muchas <strong>de</strong> las cuales<br />

son irreversibles. Por ejemplo, un cálculo <strong>de</strong> los costos externos marginales <strong>de</strong> la energía nuclear<br />

necesitaría estimaciones a precios actualizados (¿con qué tasa <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento?) <strong>de</strong> los perjuicios (o<br />

beneficios, según algunos) que ocasionarán los residuos nucleares en los próximos miles <strong>de</strong> años.<br />

Pensar que las <strong>de</strong>predaciones <strong>de</strong> recursos naturales o las externalida<strong>de</strong>s ambientales pue<strong>de</strong>n valorarse<br />

fácilmente por el costo <strong>de</strong> restauración, es olvidar la irreversibilidad (o, por lo menos, los<br />

efectos a muy largo plazo).<br />

La economía ecológica argumenta que los límites ambientales a la economía se ponen <strong>de</strong> hecho<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> la propia economía, mediante un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate político-científico y <strong>de</strong> evalua-<br />

100 Textos básicos para la formación ambiental

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