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Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier

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En la práctica, como los precios <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> producción varían, hay que <strong>de</strong>cidir si se amortiza<br />

según lo que costó adquirirlos o según el coste <strong>de</strong> reposición. Pero a<strong>de</strong>más a menudo no po<strong>de</strong>mos<br />

ya encontrar los mismos medios <strong>de</strong> producción en el mercado cuando llega la hora <strong>de</strong> reponerlos,<br />

por tanto tal vez el fondo <strong>de</strong> amortización comprenda un elemento <strong>de</strong> inversión neta (ya que, por<br />

ejemplo, los nuevos mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> maquinaria son más eficientes). Tampoco la amortización tiene<br />

por qué hacerse según una elemental fórmula lineal como en ese ejemplo, <strong>de</strong> 100 unida<strong>de</strong>s monetarias<br />

por año para acumular un fondo <strong>de</strong> amortización <strong>de</strong> 1000 unida<strong>de</strong>s en diez años!<br />

Supongamos ahora otra economía, no basada en instrumentos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un bosque<br />

que se usa sosteniblemente (es <strong>de</strong>cir, que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la fotosíntesis actual), sino una economía<br />

basada en petróleo, un recurso no renovable cuya producción se remonta a épocas geológicas<br />

remotas. Cada año se extrae una cantidad <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> ese recurso. Supongamos que la tasa<br />

actual <strong>de</strong> extracción es tal que las reservas sólo durarían diez años. (En la práctica las reservas se<br />

divi<strong>de</strong>n en varias categorías, según se conozca mejor o peor su existencia, y las compañías no invierten<br />

más <strong>de</strong> lo necesario para asegurar una cierta relación entre extracción y reservas seguras: <strong>de</strong><br />

otro lado, en algunos lugares, como Estados Unidos, la relación entre extracción y reservas no cesa<br />

ya <strong>de</strong> aumentar, lo que indica una progresiva disminución <strong>de</strong> reservas que ya ocurrió en otros territorios).<br />

El ingreso generado por esa economía que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> totalmente <strong>de</strong> la extracción <strong>de</strong> petróleo es, supongamos,<br />

1200 unida<strong>de</strong>s monetarias al año (<strong>de</strong> las que ya hemos restado la amortización <strong>de</strong> otros<br />

instrumentos <strong>de</strong> trabajo utilizados como medios <strong>de</strong> producción). La metodología habitual <strong>de</strong> la<br />

contabilidad nacional nos informará que el PIN o ingreso nacional es <strong>de</strong> 1200 unida<strong>de</strong>s monetarias,<br />

pero si la economía mantiene ese consumo (o, aparentemente, si mantiene cualquier consumo),<br />

se encamina al colapso final en diez años. Como veremos, El Serafy se preguntó e intentó<br />

respon<strong>de</strong>r a la pregunta: ¿cuál es el consumo realmente sostenible en una tal economía?, siguiendo<br />

la vieja i<strong>de</strong>a (más fácil <strong>de</strong> enunciar que <strong>de</strong> practicar) <strong>de</strong> sembrar el petróleo.<br />

A<strong>de</strong>más, supongamos que en esa economía aumenta la extracción <strong>de</strong> petróleo, <strong>de</strong> manera que el<br />

ingreso anual sube a 1300 unida<strong>de</strong>s: la contabilidad nacional actual indicará que ha habido un<br />

crecimiento económico cuando lo que ocurre es que se acerca más rápido el colapso final.<br />

No extraña que se haya querido remediar esa asimetría entre la amortización <strong>de</strong>l capital y la falta<br />

<strong>de</strong> amortización <strong>de</strong> los recursos naturales que se agotan, pero la solución simple <strong>de</strong> rebautizar los<br />

recursos naturales o patrimonio natural como capital natural, y aplicarle una amortización, no es<br />

convincente. La amortización sirve para reconstituir el capital <strong>de</strong>preciado, es <strong>de</strong>cir, gastado físicamente<br />

u obsoleto económicamente. Esa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la reconstitución no es aplicable a los recursos no<br />

renovables (cuyos ritmos <strong>de</strong> producción natural son lentísimos en comparación con nuestros ritmos<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción). Como ha escrito Naredo: "El problema estriba en que muchos <strong>de</strong> los recursos patrimoniales<br />

que [ya] los Fisiócratas [<strong>de</strong>l s. XVIII] incluían bajo la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> bienes fondo<br />

no son renovables o productibles, no pudiendo por tanto reponerse. En el caso particular <strong>de</strong> una<br />

empresa, este problema se resuelve asegurando en su contabilidad privada, que la venta <strong>de</strong> sus<br />

productos le permita amortizar el valor monetario <strong>de</strong> los bienes fondo adquiridos. Una vez consumidos<br />

esos bienes fondo no reproducibles, la empresa podrá trasladar así su actividad a otros recursos,<br />

sin quebranto <strong>de</strong> su patrimonio medido en términos monetarios. Sin embargo, si se amplía<br />

<strong>Curso</strong> <strong>de</strong> economía ecológica 23

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