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Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier

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opción, negándose a valorar en dinero cuánto aceptaría por día como compensación para estar con<br />

Marta en vez <strong>de</strong> con María, o cuánto pagaría para que Marta se alejara un tiempo <strong>de</strong>terminado y<br />

estar con María. Las personas pue<strong>de</strong>n rechazar y rechazan hacer comparaciones monetarias acerca<br />

<strong>de</strong> bienes que están dispuestos a comparar o a medir en términos <strong>de</strong> otros valores. El mercado no<br />

es la única institución. Participar en el mercado implica unos <strong>de</strong>terminados significados sociales.<br />

Esos significados sociales ponen en dificultad al análisis costo-beneficio ya que la existencia <strong>de</strong><br />

respuestas <strong>de</strong> protesta indica que hay individuos que tienen saludables compromisos con ciertos<br />

bienes y que entien<strong>de</strong>n que los mercados tiene límites. Las protestas no revelan irracionalidad (ni<br />

racionalidad estratégica) sino <strong>de</strong>centes compromisos éticos. Que los economistas no reconozcan<br />

esto, arroja luz sobre una cierta conexión que existe entre el uso <strong>de</strong> medidas monetarias y el supuesto<br />

<strong>de</strong> la conmensurabilidad en la teoría económica. Marx hizo notar en “La i<strong>de</strong>ología alemana”<br />

que la presunción <strong>de</strong>l utilitarismo clásico que existe un solo valor (el placer, o la utilidad) al<br />

cual todos los <strong>de</strong>más son reducibles, ganaba su plausibilidad aparente <strong>de</strong>l hecho que había una<br />

sola medida monetaria para todos los bienes: "La aparente estupi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> reducir todas las relaciones<br />

entre la gente a una relación <strong>de</strong> utilidad, esa abstracción aparentemente metafísica, surge <strong>de</strong>l hecho<br />

que en la sociedad burguesa mo<strong>de</strong>rna todas las relaciones se subordinan en la práctica a la relación<br />

monetaria-comercial abstracta."<br />

El supuesto <strong>de</strong> la economía neo-clásica que todos los bienes son comparables (en el sentido <strong>de</strong> la<br />

comparabilidad fuerte), tiene un fundamento similar. El hecho que en el mercado los individuos se<br />

vean forzados a realizar un juicio en la forma cuánto estás dispuesto a pagar por x, y que tengan<br />

que hacer comparaciones monetarias entre diversos bienes, se interpreta como si existiera un or<strong>de</strong>n<br />

único <strong>de</strong> preferencias. Para cualquier par <strong>de</strong> objetos, x e y, se supone que un individuo será capaz<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, yo gastaría más, o menos, o igual en comprar x que y. En el intercambio <strong>de</strong> mercancías,<br />

hay una comparación que las clasifica a todas por or<strong>de</strong>n, <strong>de</strong> ahí que la <strong>de</strong>finición neo-clásica <strong>de</strong>l<br />

agente racional incluya un axioma según el cual la elección abarca todos los bienes. Sin embargo,<br />

<strong>de</strong>ducir la comparabilidad fuerte <strong>de</strong> valores a partir <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> precios, es erróneo. Como<br />

Aristóteles hizo notar, a través <strong>de</strong>l intercambio los objetos "que no pue<strong>de</strong>n ser conmensurables en<br />

realidad", parecen conmensurables. Y el argumento <strong>de</strong> Marx, que mediante el dinero, los bienes y<br />

relaciones que son frecuentemente inconmensurables en su valor-<strong>de</strong>-uso, son tratados como si fueran<br />

conmensurables en el intercambio, es también un argumento sólido. La economía neo-clásica<br />

consi<strong>de</strong>ra que el valor <strong>de</strong> cambio no es otra cosa que una medida <strong>de</strong>l valor-<strong>de</strong>-uso marginal esperado,<br />

y <strong>de</strong> esa conmensurabilidad <strong>de</strong> precios infiere una conmensurabilidad <strong>de</strong> valor. Eso no es<br />

válido. "Todo necio/confun<strong>de</strong> valor y precio": son ciegos hacia los significados sociales <strong>de</strong>l intercambio,<br />

y no entien<strong>de</strong>n el rechazo a ponerle precio a un bien. La conmensurabilidad en el intercambio<br />

no implica una conmensurabilidad <strong>de</strong> valor. Y esa conmensurabilidad <strong>de</strong> valor no es necesaria<br />

para que podamos llegar a <strong>de</strong>cisiones racionales.<br />

Hemos argumentado pues que las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> política ambiental <strong>de</strong>ben basarse en parte en juicios<br />

prácticos sobre cuestiones particulares, y que el análisis costo-beneficio se basa por el contrario<br />

en una concepción estrecha y falsa <strong>de</strong> la racionalidad práctica. Ahora bien, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r que el buen<br />

juicio práctico <strong>de</strong>be tener un papel en las <strong>de</strong>cisiones, hace surgir otra cuestión. ¿No hay una distribución<br />

<strong>de</strong>sigual <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> juicio? ¿No estaremos dando un papel a los juicios <strong>de</strong> autoridad,<br />

incompatible con la <strong>de</strong>mocracia? ¿Quiénes son los actores legitimados para intervenir en la<br />

<strong>Curso</strong> <strong>de</strong> economía ecológica 81

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