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Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier

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carecen <strong>de</strong> instituciones económicas complicadas, no tienen mercados, o apenas tienen mercados<br />

que son periféricos para sus <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> producción.<br />

Si el objeto <strong>de</strong> la ciencia económica es estudiar -como dicen muchos manuales- la asignación <strong>de</strong><br />

recursos escasos a finalida<strong>de</strong>s alternativas, actuales y futuras, asignación que se realiza mediante el<br />

sistema <strong>de</strong> precios (o, lo que es lo mismo, mediante la vara <strong>de</strong> medir <strong>de</strong>l dinero, como dijo el economista<br />

Pigou), entonces, ¿en qué sentido tienen economía las socieda<strong>de</strong>s primitivas? ¿Es su economía<br />

lo mismo que su ecología? Aristóteles había distinguido, en la política, dos sentidos <strong>de</strong> la<br />

palabra oikonomia: el estudio <strong>de</strong>l aprovisionamiento material <strong>de</strong>l oikos o <strong>de</strong> la polis; y el estudio <strong>de</strong><br />

la formación <strong>de</strong> los precios con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ganar dinero, lo que propiamente no era oikonomia sino<br />

crematística. ¿Hay sin embargo precios en economías que carecen <strong>de</strong> mercados y <strong>de</strong> dinero?<br />

El antropólogo Roy Rappaport estudió en los años 1960 un pequeño grupo humano, los Tsembaga-<br />

Maring <strong>de</strong> Nueva Guinea, y publicó <strong>de</strong>spués una famosa monografía sobre su economía ecológica<br />

y su religión, “Cerdos para los antepasados” (traducción castellana, Siglo XXI). Los Tsembaga<br />

cultivaban dos tipos <strong>de</strong> campos, con un sistema <strong>de</strong> cultivo itinerante o roza-tumba-y- quema; en<br />

uno predominaban taros y ñames, en el otro, camote y caña <strong>de</strong> azúcar, pero en ambos había la feliz<br />

promiscuidad <strong>de</strong> plantas típica <strong>de</strong> esa agricultura. Tras un par <strong>de</strong> años <strong>de</strong> cultivo, los campos revertían<br />

a barbecho forestal o bosque secundario, sin que se apreciara erosión o disminución <strong>de</strong> fertilidad<br />

<strong>de</strong> la tierra. A<strong>de</strong>más, los Tsembaga se <strong>de</strong>dicaban a la crianza <strong>de</strong> los cerdos, cada grupo familiar<br />

disponía <strong>de</strong> algunos cerdos, que alcanzaban hasta las doscientas libras <strong>de</strong> peso, antes <strong>de</strong> ser<br />

sacrificados, casi todos a la vez, en una matanza ritual <strong>de</strong>l cerdo, llamada kaiko, institución social y<br />

religiosa fundamental en la vida <strong>de</strong> ese pueblo pues restablecía mediante regalos las alianzas con<br />

grupos vecinos <strong>de</strong> cultura similar, frecuentemente rotas por guerras.<br />

Rappaport estudió cuidadosamente el trabajo <strong>de</strong> mujeres y hombres en el establecimiento, <strong>de</strong>syerbe<br />

y cosecha <strong>de</strong> los huertos, y tradujo ese trabajo en kilocalorías. Estudió también el rendimiento o<br />

productividad energética <strong>de</strong> ese trabajo, al pesar los distintos productos cosechados y atribuirles su<br />

valor calórico. Así consiguió <strong>de</strong>terminar el rendimiento calórico <strong>de</strong> insumos <strong>de</strong> trabajo medidos<br />

también en calorías, siendo en ambos tipos <strong>de</strong> campos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 20 a 1. Enunció <strong>de</strong>spués lo que<br />

hemos llamado en el módulo anterior el principio <strong>de</strong> Podolinsky (sin conocer a este autor), es <strong>de</strong>cir,<br />

hizo notar que esa productividad energética superaba satisfactoriamente el consumo energético<br />

endosomático que hacía posible el trabajo físico en los huertos. Entre los Tsembaga, todos los<br />

hombres y mujeres trabajaban, no había una capa social ociosa que hubiera que mantener, tampoco<br />

había exportación mal pagada <strong>de</strong> productos, se trataba una economía <strong>de</strong> subsistencia igualitaria.<br />

La productividad energética agrícola era suficientemente alta (como en tantos otros ejemplos que<br />

se han estudiado <strong>de</strong> cultivo itinerante tropical), como para mantener a los cerdos, que cuando eran<br />

chicos se alimentaban <strong>de</strong> los residuos domésticos pero que al crecer, requerían <strong>de</strong> un trabajo especialmente<br />

<strong>de</strong>dicado a su alimentación, es <strong>de</strong>cir, requerían que se les <strong>de</strong>dicara huertos especiales.<br />

Al hacer el balance energético <strong>de</strong> esa economía porcina, se presentaba la aparente paradoja que el<br />

rendimiento en calorías era tan bajo que parecía absurdo <strong>de</strong>dicarse a criar cerdos. Así, había que<br />

trabajar en la agricultura, cosechar, y alimentar a los cerdos (que no estaban inmovilizados en una<br />

suerte <strong>de</strong> campos <strong>de</strong> concentración como en los países <strong>de</strong> alta civilización, sino que corrían sueltos,<br />

gastando mucha energía innecesariamente), y el balance energético era muy pobre, aproximada-<br />

16 Textos básicos para la formación ambiental

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