Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier
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primer proyecto, y no pedirlo para el segundo o tercer proyectos. Sin embargo, con respecto a la<br />
sustentabilidad <strong>de</strong> la economía para las generaciones futuras, el segundo o tercer proyectos seguramente<br />
serían preferibles: los tipos <strong>de</strong> interés no mi<strong>de</strong>n a<strong>de</strong>cuadamente el rendimiento <strong>de</strong> los proyectos<br />
que afectan a las generaciones futuras.<br />
Usar el tipo <strong>de</strong> interés como tasa <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento para comparar proyectos, es un argumento que supone<br />
a<strong>de</strong>más que todos los bienes son conmensurables, que sea cual sea la pérdida <strong>de</strong> cualquier<br />
bien, los per<strong>de</strong>dores estarán siempre dispuestos a aceptar un cierto nivel <strong>de</strong> compensación, y eso<br />
no es cierto en un momento dado, y resulta aún menos cierto intertemporalmente. Ese argumento<br />
<strong>de</strong> la compensación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> bienes alternativos que uno pueda adquirir para<br />
sustituir a los perdidos. El dinero en sí mismo no sirve. Dada la pérdida actual <strong>de</strong> recursos ambientales<br />
básicos, como el suelo agrícola, el aire limpio, el agua limpia, una atmósfera que filtre la rayos<br />
dañinos, etc., no se ve nada claro cuáles pue<strong>de</strong>n ser los bienes sustitutorios. Es una tontería<br />
señalar que habrá una suma nominal disponible para compensación sin <strong>de</strong>cir si realmente habrá<br />
bienes sustitutorios. La hipótesis <strong>de</strong> la sustituibilidad es parte <strong>de</strong> la teoría económica habitual, y<br />
también se recoge en la noción <strong>de</strong> El Serafy <strong>de</strong> inversiones que compensan el agotamiento <strong>de</strong> recursos<br />
naturales o en la noción <strong>de</strong> David Pearce <strong>de</strong> sustentabilidad débil.<br />
Un planeamiento racional <strong>de</strong>l futuro no pue<strong>de</strong> basarse en la aplicación <strong>de</strong> tasas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento que<br />
gobiernen todas las activida<strong>de</strong>s, proyectos y recursos. Hace falta unas comparaciones más concretas.<br />
Hasta cierto punto, ya es así en la práctica, se suele aplicar una tasa <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento particularmente<br />
baja a los proyectos forestales. Esos ajustes ad-hoc no son irracionales; son, al contrario,<br />
una variante racional <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un procedimiento irracional. Sería mejor evitar siempre el uso <strong>de</strong><br />
tasas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuento <strong>de</strong>l mercado.<br />
IV.3. El criterio <strong>de</strong> Krutilla<br />
Curiosamente, los bienes ambientales cuya valoración ha dado lugar a más discusión son<br />
los bienes ambientales que no tienen un valor vital sino recreativo, lo que se ha llamado en Estados<br />
Unidos amenities (que algunos traducen bárbaramente por amenida<strong>de</strong>s). Al leer según qué textos,<br />
parece que la economía ambiental tuviera por objeto, principalmente, el estudio <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> las<br />
amenities. Eso revela una relegación <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> la naturaleza como base <strong>de</strong> la vida. El medio ambiente<br />
no es visto como suministrador <strong>de</strong> recursos y servicios naturales insustituibles que son condición<br />
para la producción y para la vida misma, sino como fuente <strong>de</strong> valores recreativos. En este<br />
contexto i<strong>de</strong>ológico se sitúa la interesante contribución <strong>de</strong> John Krutilla en los años 1960 y 1970 a<br />
la valoración <strong>de</strong> bellos paisajes amenazados por proyectos hidroeléctricos.<br />
Krutilla modificó el análisis costo-beneficio para dar mayor peso al valor recreativo <strong>de</strong> la naturaleza.<br />
En un famoso caso, en Hells Canyon en el oeste <strong>de</strong> los Estados Unidos, Krutilla dio un informe<br />
favorable a los conservacionistas, con el siguiente argumento: la producción <strong>de</strong> electricidad sería<br />
cada vez relativamente más barata, mientras que el valor recreativo <strong>de</strong> una belleza natural como<br />
Hells Canyon aumentaría con el tiempo. Barnett y Morse habían mostrado en su estudio <strong>de</strong> 1963<br />
(“Scarcity and growth”) que los precios <strong>de</strong> los recursos naturales extraídos no aumentaban en relación<br />
a los precios <strong>de</strong> los productos manufacturados industrialmente, más bien al contrario, y <strong>de</strong>bíamos<br />
tener en cuenta que la electricidad <strong>de</strong> centrales térmicas era una industria basada en la ex-<br />
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