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Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier

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nomía, haría falta disponer <strong>de</strong> estadísticas sobre uso <strong>de</strong> energía, uso <strong>de</strong> materiales, etc.(lo que hoy<br />

llamamos Indicadores Biofísicos <strong>de</strong> Sustentabilidad) pero no haría falta una única unidad <strong>de</strong> comparación.<br />

Así en 1919 escribió en un informe al Consejo Obrero <strong>de</strong> Munich que, al consi<strong>de</strong>rar proyectos<br />

alternativos: "No hay unida<strong>de</strong>s que puedan ser usadas como bases <strong>de</strong> una <strong>de</strong>cisión, ni unida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> dinero ni horas <strong>de</strong> trabajo. Hay que juzgar directamente la <strong>de</strong>seabilidad <strong>de</strong> ambas posiciones".<br />

Esta comparación requiere apelar directamente a juicios políticos y éticos, incluida la preocupación<br />

por las generaciones futuras:<br />

Se presenta por ejemplo la cuestión, ¿<strong>de</strong>bemos proteger las minas <strong>de</strong> carbón o <strong>de</strong>bemos<br />

hacer trabajar más a los hombres? La respuesta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> por ejemplo <strong>de</strong> si pensamos que<br />

la fuerza hidráulica estará lo suficientemente <strong>de</strong>sarrollada o el calor solar estará mejor<br />

aprovechado que ahora, etc. Si pensamos esto, entonces po<strong>de</strong>mos gastar más carbón y no<br />

gastar el esfuerzo humano si hay carbón disponible. Sin embargo, si uno teme que al usar<br />

esta generación <strong>de</strong>masiado carbón, habrá miles que tengan frío en el futuro, entonces<br />

podríamos usar ahora más energía humana y ahorrar carbón. La elección <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

planes técnicamente posibles vendrá <strong>de</strong>terminada por cuestiones no técnicas como éstas...<br />

no vemos ninguna posibilidad <strong>de</strong> reducir los planes <strong>de</strong> producción a algún tipo <strong>de</strong> unidad,<br />

y comparar luego los diversos planes en términos <strong>de</strong> tal unidad.<br />

Ya en 1919 Neurath afirmaba aquí, con razón, que la comparabilidad no presupone la conmensurabilidad.<br />

El juicio práctico no-técnico tiene necesariamente un papel en las elección <strong>de</strong> políticas.<br />

El supuesto <strong>de</strong> von Mises acerca <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> una única escala <strong>de</strong> valor, y el tipo <strong>de</strong> racionalidad<br />

práctica que ese supuesto implica, son ingredientes <strong>de</strong> la teoría económica mo<strong>de</strong>rna, incluida<br />

la economía ambiental. Consi<strong>de</strong>remos por ejemplo el comentario <strong>de</strong>l Informe Pearce sobre las <strong>de</strong>scripciones<br />

físicas <strong>de</strong> los bienes ambientales: "Las cuentas en términos físicos son útiles para conocer<br />

cuestiones ecológicas <strong>de</strong> interés y para ver los lazos entre el medio ambiente y la economía...<br />

Sin embargo, las cuentas físicas tienen límites porque les falta una unidad común <strong>de</strong> medida, y así<br />

es imposible calibrar su importancia relativa entre sí y con respecto a los bienes y servicios noambientales".<br />

Pearce necesita una medida común porque, en su tipo <strong>de</strong> enfoque, el comparar diferentes opciones<br />

significa aplicar las reglas técnicas generales <strong>de</strong>l análisis costo-beneficio a situaciones que son así<br />

evaluadas con esa medida. Dada la concepción <strong>de</strong> la racionalidad práctica en el Informe Pearce, no<br />

hay comparación posible sin una única medida monetaria; no le <strong>de</strong>ja ningún espacio al juicio práctico.<br />

La plausibilidad <strong>de</strong>l análisis costo-beneficio y <strong>de</strong> un enfoque puramente económico (es <strong>de</strong>cir, crematístico)<br />

en la evaluación ambiental, <strong>de</strong>scansa sobre esa concepción algorítmica estrecha <strong>de</strong> la<br />

racionalidad práctica. Según este punto <strong>de</strong> vista, rechazar ese mundo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripciones monetarias<br />

<strong>de</strong> distintas situaciones, <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> eficiencia y <strong>de</strong> algoritmos matemáticos, es rechazar la<br />

racionalidad. Pero esa concepción <strong>de</strong> la racionalidad práctica está equivocada.<br />

Debe notarse que apelar al juicio práctico no quiere <strong>de</strong>cir apelar a una intuición <strong>de</strong>sinformada. El<br />

juicio sobre el valor <strong>de</strong> distintas situaciones pue<strong>de</strong> ser informado o <strong>de</strong>sinformado, competente o<br />

incompetente. El buen juicio está basado en la existencia <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong> percepción y <strong>de</strong> conocimiento<br />

que nacen <strong>de</strong> la educación y la experiencia. Por ejemplo, para comparar el valor <strong>de</strong> distintos<br />

78 Textos básicos para la formación ambiental

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