Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier
Curso de Economía Ecológica. Martínez Alier
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A veces hay problemas <strong>de</strong> conmensurabilidad y comparabilidad incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una práctica o<br />
perspectiva particular, y eso ocurre a causa <strong>de</strong> la pluralidad interna a esa práctica. Consi<strong>de</strong>remos la<br />
evaluación estética <strong>de</strong> paisajes. Tal vez lo que valoro en un paisaje <strong>de</strong> montaña sean su calidad<br />
dramática mientras en un bosque valore la variedad y combinación <strong>de</strong> colores, el fuerte contraste<br />
<strong>de</strong> rojos en otoño y la sutil mezcla <strong>de</strong> ver<strong>de</strong>s en primavera. Al comparar los méritos estéticos <strong>de</strong> los<br />
paisajes, hay que reconocer la pluralidad <strong>de</strong> valores que existe, y la inexistencia <strong>de</strong> un super-valor<br />
según el cual pudiéramos elegir. Pero hay sin embargo un terreno común <strong>de</strong> comparaciones estéticas<br />
que po<strong>de</strong>mos usar sensatamente para clasificar los distintos paisajes. La evaluación tiene lugar<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mismo espacio comparativo. Por tanto, es posible, aunque no siempre sea el caso, que<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa única perspectiva haya una comparabilidad fuerte.<br />
Al cambiar <strong>de</strong> prácticas y puntos <strong>de</strong> vista, cambiamos también <strong>de</strong> espacio comparativo. Consi<strong>de</strong>remos<br />
<strong>de</strong> nuevo la evaluación <strong>de</strong> un hábitat. Uno pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> un hábitat hermoso, aunque eso<br />
no suele <strong>de</strong>cirse, y en cualquier caso la belleza es irrelevante para la evaluación <strong>de</strong>l hábitat en<br />
cuanto hábitat. Lo que hace falta es aquí otro conjunto <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s y términos comparativos:<br />
riqueza <strong>de</strong> especies, grado <strong>de</strong> modificación por la acción humana, fragilidad, su historia particular,<br />
etc. Des<strong>de</strong> luego, las comparaciones aplicadas a un hábitat se refieren a una pluralidad <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s,<br />
como en el caso <strong>de</strong> un paisaje, pero los términos comparativos que se aplican a los hábitat son<br />
distintos que los que se aplican a los paisajes. Todos los hábitat pertenecen al mismo espacio comparativo.<br />
Los paisajes y los hábitat no pertenecen al mismo espacio comparativo. Si un lugar es<br />
<strong>de</strong>scrito como hábitat, entonces requiere un lenguaje evaluativo distinto que si ese lugar es <strong>de</strong>scrito<br />
como un paisaje. Repitamos: po<strong>de</strong>mos hablar <strong>de</strong> un hábitat hermoso, pero eso es irrelevante como<br />
valoración <strong>de</strong>l hábitat en cuanto hábitat. Para las evaluaciones que atraviesan perspectivas o prácticas,<br />
todo lo que po<strong>de</strong>mos esperar es una comparabilidad débil.<br />
Supongamos dos lugares, A y B. Supongamos que:<br />
"El paisaje A es más hermoso que el paisaje B";<br />
"El hábitat B es más rico que el hábitat A",<br />
don<strong>de</strong> paisaje A y hábitat A son un mismo lugar, y paisaje B y hábitat B son asimismo otro mismo<br />
lugar. Supongamos que hemos <strong>de</strong> escoger entre ellos (en el sentido, por ejemplo, que hemos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cidir cuál sacrificar para construir un aeropuerto). ¿Qué hace falta para esa elección? Hay que<br />
saber que significación o importancia se da a los distintos tipos <strong>de</strong> valores en ese contexto. Po<strong>de</strong>mos<br />
suponer que los valores estéticos no son tan importantes como los valores como hábitat, o<br />
como la vida humana. Pero la elección <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> también <strong>de</strong>l grado en que A es más hermoso que<br />
B, y el grado en que B es más rico como hábitat que A. (Eso tal vez <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> la rareza <strong>de</strong> ese<br />
hábitat, aunque no es la rareza en sí misma lo que es valorable ya que todo <strong>de</strong>viene raro bajo alguna<br />
<strong>de</strong>scripción; la rareza amplifica el valor, pues si un objeto tiene valor bajo alguna <strong>de</strong>scripción y<br />
es a<strong>de</strong>más raro bajo esa <strong>de</strong>scripción, su valor tiene mayor significación). Para po<strong>de</strong>r elegir, hemos<br />
<strong>de</strong> apelar a un juicio <strong>de</strong> más alto nivel, pero eso no implica apelar a otra escala <strong>de</strong> valor para juzgar<br />
la importancia relativa <strong>de</strong> ambos lugares. No se trata <strong>de</strong> hallar el super-valor sino más bien la cuestión<br />
es qué hacer, dados los distintos valores a los que se apela. Supongamos que se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> conservar<br />
A y sacrificar B. ¿Tiene sentido <strong>de</strong>cir que por tanto A vale más o es más valioso que B? Pienso<br />
que no. Repetimos: el paisaje A es más hermoso que B y que el hábitat B es más rico que A; y<br />
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