cuando los dioses hablan - Tesis Electrónicas UACh - Universidad ...
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afincándole la cabeza sobre <strong>los</strong> hombros. Es por eso que Obatalá es el dueño de las<br />
cabezas.<br />
En cierta ocasión <strong>los</strong> hombres estaban preparando grandes fiestas en honor a <strong>los</strong><br />
Orishas, pero por un descuido inexplicable se olvidaron de Yemaya. Furiosa, conjuró al<br />
mar que empezó a tragarse la tierra. Daba miedo verla cabalgar, lívida, sobre la más alta<br />
de las olas, con su abanico de plata en la mano. Los hombres, espantados, no sabían que<br />
hacer y le imploraron a Obatalá. Cuando la rugiente inmensidad de Yemaya se<br />
precipitaba sobre lo que quedaba del mundo, Obatalá se interpuso, y le ordeno a<br />
Yemaya que se detuviera. Por respeto la dueña del mar atajó las aguas y prometió<br />
desistir de su cólera.<br />
Y es que si Obatalá hizo a <strong>los</strong> hombres, ¿cómo va a permitir que nadie acabe con el<strong>los</strong>?<br />
PATAKI DE ELEGGUA ESHU<br />
Elegguá era hijo de Okuboro, rey de Añagui. Un día, siendo un muchachón, andaba con<br />
su séquito y vio una luz brillante con tres ojos que estaba en el suelo. Al acercarse vio<br />
que era un coco seco. Elegguá se lo llevó al palacio, le contó a sus padres lo que había<br />
visto, y tiró el obí 130 detrás de la puerta. Poco después todos se quedaron asombrados al<br />
ver la luz que salía del obí. Tres días más tarde Elegguá murió. Todo el mundo le cogió<br />
mucho respeto al obí que seguía brillando, pero con el tiempo la gente se olvido de él.<br />
Así fue como el pueblo llegó a verse en una situación desesperada, y <strong>cuando</strong> se<br />
reunieron <strong>los</strong> arubbó 131 , llegaron a la conclusión de que la causa estaba en el abandono<br />
del obí. Este en efecto se hallaba vacío y comido por <strong>los</strong> bichos. Los viejos acordaron<br />
130 El coco.<br />
131 Ancianos.<br />
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