The Brookings Institution Transparency & Accountability Project
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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES<br />
Coyuntura propicia para arrancar<br />
En el Perú se ha visto pasar año tras año aprobaciones de un presupuesto inercial que no ha<br />
reflejado bien las prioridades ni estrategias propuestas por los gobiernos. De la revisión de<br />
la asignación del presupuesto según funciones entre el 2002-2007 se observa por ejemplo<br />
una estructura donde cada función mantiene casi constante su peso en el presupuesto,<br />
reflejando su rigidez y naturaleza incremental. Inclusive el crecimiento en el último<br />
quinquenio tampoco ha tenido cambios importantes que se haya visto reflejado con<br />
facilidad en el presupuesto. Cabe destacar que los gastos ineludibles como salarios,<br />
pensiones y pago de la deuda representan entre el 64 y 68 por ciento de las arcas públicas,<br />
dejando obviamente poco espacio fiscal para maniobrar. Pero el colchón creado por el este<br />
crecimiento y el buen manejo fiscal en el último quinquenio crean una buena oportunidad<br />
para hacer algunos ajustes. Este es el contexto donde nace la implementación piloto del<br />
Presupuesto por Resultados. La novedad dentro de los anuncios del gobierno es el paulatino<br />
proceso de migración en cinco programas estratégicos; esta migración puede requerir<br />
algunos ajustes en la estructura presupuestal para hacer el tránsito de un modelo a otro,<br />
asumiendo que algunas actividades nuevas, para lograr resultados, reemplacen a otras<br />
menos importantes y se requiera mayores recursos. Hasta ahora las sumas y restas no<br />
quedan muy claro.<br />
Un elemento adicional que facilita su implementación del PpR en el Perú es la definición<br />
de los programas piloto, cuyo hilo conductor es el desarrollo del capital humano: salud,<br />
educación, nutrición, identidad y conectividad. Difícilmente algún interesado se opondría a<br />
tal elección, por el contrario, la coyuntura de crecimiento versus la lenta reducción de la<br />
pobreza los hace pertinentes económica y políticamente.<br />
Vinculado a lo mencionado párrafo arriba está la viabilidad política y la gobernabilidad del<br />
país, por la sencilla razón de que el presupuesto público es tal vez el instrumento que mejor<br />
recoge las relaciones entre gobierno y sociedad pero que además, unido a los atributos de<br />
participación y de obtención de resultados permite ejercer una vigilancia ad hoc y de<br />
promoción de la rendición de cuentas, donde se sinceran las acciones concretas a<br />
ejecutarse, los indicadores del desempeño de las acciones y las metas a alcanzar. Si se logra<br />
consolidar la iniciativa del PpR a mediano plazo se ven incrementadas las posibilidades de<br />
consolidar igualmente el buen gobierno. Para sacar provecho de esta oportunidad el<br />
gobierno (legislativo y ejecutivo) deberían acelerar la comunicación con la sociedad civil y<br />
esta última fortalecerse para hacer el mejor seguimiento del gasto a través de este<br />
instrumento.<br />
Pero aspirar a que el país entre en una fase completa de aplicación del PpR no es tarea fácil.<br />
Lo curioso es que lo que representa una fortaleza del PpR también puede ser una amenaza<br />
si no se administra bien. De allí que este estudio plantea que si no se dan otras medidas de<br />
política que acompañen este instrumento, el sistema político administrativo gubernamental<br />
se puede agotar y presionar para que se deje de implementar o para relajar los requisitos.<br />
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