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Desarrollo

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Juventud: realidades y retos para un desarrollo con igualdad 189<br />

mayor que otras. Las actividades culturales que más realizan los jóvenes<br />

son escuchar música, buscar información sobre música, cine y espectáculos,<br />

comprar o descargar música, leer libros y ver películas. Las restantes<br />

actividades —comprar o descargar libros, comprar o descargar películas y<br />

buscar información sobre museos y bibliotecas— las realizan de forma aún<br />

muy incipiente.<br />

La proporción de personas que utiliza Internet para acceder a<br />

la cultura es menor que la proporción de personas que accede de modo<br />

“tradicional”, es decir, sin mediación digital. Sin embargo, la tendencia<br />

al alza es significativa y se hace cada vez más relevante, producto de la<br />

masificación de Internet y de la generación de nuevos servicios que<br />

promueven el acceso a la cultura (véase el recuadro IV.1).<br />

A su vez, estos procesos están generando cambios en los modos de<br />

consumo de los bienes culturales. La rapidez en el crecimiento y la expansión<br />

de servicios que permiten ver películas a través de Internet, por ejemplo, ha<br />

generado nuevas formas en las que el cine llega al espectador. Si bien la noción<br />

de que ver una película es una suerte de ritual compartido desde el inicio de<br />

la cinta, que además implica comentarla a la salida de la sala de cine, ya se<br />

encontraba en crisis previo a Internet producto de la masificación del video,<br />

el DVD y la televisión de pago, no hay duda de que Internet ha contribuido<br />

decisivamente a esta crisis. La región vive tiempos poscinematográficos en que<br />

la relación con las imágenes está cambiando a pasos acelerados y las películas<br />

ya no son ni significan lo mismo que para las generaciones anteriores.<br />

Recuadro IV.1<br />

Servicios de acercamiento a la cultura a través de Internet<br />

Ante la importancia que ha adquirido la práctica de escuchar música<br />

en Internet —y también como una forma de hacer frente a las descargas<br />

ilegales—, se han desarrollado servicios de suscripción que proporcionan<br />

streaming (flujo o transmisión) de música mediante una tarifa plana<br />

mensual a . Uno de estos servicios es Spotify, “una aplicación empleada para<br />

la reproducción de música vía streaming. […] El programa fue lanzado el<br />

7 de octubre de 2008 al mercado europeo, mientras que su implantación<br />

en otros países se realizó a lo largo de 2009. La empresa sueca, que tiene<br />

su sede en Estocolmo, Suecia, ha firmado acuerdos con las discográficas<br />

Universal Music, Sony BMG, EMI Music, Hollywood Records y Warner Music<br />

entre otras”. En marzo de 2013 contaba con más de 24 millones de usuarios<br />

registrados, de los cuales más de 6 millones eran de pago b .<br />

Grooveshark y Deezer son servicios que también proporcionan<br />

streaming de música por suscripción con los que se está consiguiendo que<br />

cada vez más usuarios paguen por la música que escuchan: “de hecho,<br />

muchos están abandonando los servicios piratas para pasar a formar parte<br />

de un entorno legal de la música que compensa a los artistas y a los titulares<br />

de derechos” (IFPI, 2014, pág. 7).

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